DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD – 2023
ü
Estamos de nuevo en el tiempo
ordinario
ü
La próxima semana será la novena del
tiempo ordinario
ü
Y antes de sumergirnos de lleno en lo
cotidiano de nuestra vida y de nuestra fe, la liturgia nos invita a meditar en
el misterio adorable de nuestro Dios y la próxima semana en el misterio
adorable de la Eucaristía.
ü
Nuestro Dios es una comunidad de personas y nos ha creado a su imagen y por lo tanto
capaces de relacionarnos, y con la necesidad de comunión con otros seres
humanos.
PRIMERA
LECTURA Exodo 34, 4b-6,8-9
Ø
Dios ha llamado a Moisés y éste
temprano por la mañana sube al monte Sinaí con dos tablas de piedra.
Ø
Dios baja en la nube, la nube es uno
de los símbolos que usa la Escritura para representarnos la presencia de Dios.
Cuando la ascensión la nube oculta a Jesús de la vista de sus discípulos,
queriendo decirnos que Jesús ha entrado en otra forma de vida, la que le es
propia como Dios sin dejar de ser hombre como nosotros.
Ø
Y dice el libro del éxodo que Dios
proclama su nombre
Ø
Su nombre es Señor
en letra mayúscula, pero Dios sigue explicando quien es Él,
o
Es misericordioso y generoso
o
Lento para la ira y en cambio es rico
en bondad y fidelidad
§
Dios es rico en bondad, en amor
tierno y acogedor
§
Dios es fiel a si mismo, a su
palabra, a su amor para su creación.
Ø
Al oir hablar a Dios, Moisés se
postra en adoración, ésta es la postura del hombre ante Dios, ante su presencia
nadie puede ser arrogante, todos nos sentimos nada y por eso nos inclinamos
hasta el polvo.
Ø
Pero Moisés siente que Dios lo ama,
que Dios es bueno, que Dios escucha a quien le habla y se atreve a pedirle algo
o
Si tengo tu favor, te pido que
camines con nosotros
o
Aunque seamos un pueblo terco y de
duro corazón muchas veces
o
Pero perdona nuestros pecados y
acógenos como tuyos.
Ø
Jesus es el Dios-con-nosotros que ha
venido a habitar con nosotros para caminar con nosotros. Él nos ha dicho que
estará con nosotros hasta el fin del tiempo, y también que quien le ve a Él ve
al Padre, es decir que Jesús es la imagen del Padre, el sacramento del Padre.
SALMO
RESPONSORIAL – Daniel 3,52-55
R. (52b) Bendito seas, Señor, para
siempre.
Bendito
seas, Señor, Dios de nuestros padres:
Bendito tu nombre santo y glorioso.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito
seas en el templo santo y glorioso.
Bendito seas en el trono de tu reino.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito eres tú, Señor,
que penetras con tu mirada los abismos
y te sientas en un trono rodeado de querubines.
Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
v El Señor es el Dios de nuestros padres
v El templo del Señor es la creación y sobre todo el ser humano
v Su mirada penetra todo, y todo lo llena de su bondad y ternura con sólo
mirarnos.
SEGUNDA LECTURA 2Cor 13,11-13
Pablo nos invita
a
o Animarnos mutuamente
o Vivir en paz
Y nos dice que
entonces Dios que es Dios de paz y amor estará con nosotros
Nos anima a que
nos saludemos con un beso santo
Y nos dice que
los santos, nos saludan. ¿Quiénes son estos santos? Son todos los bautizados.
En una homilía
de Pentecostés escuché al predicador preguntar ¿qué es un santo? Y nos daba la
siguiente respuesta, es alguien enamorado. ¿de quien? De Dios. Y porque es enamorado
de Dios es también enamorado de los necesitados.
Termina este
fragmento con una invocación a la Trinidad de Dios
o La gracia del Señor Jesús
o El amor de Dios (Padre)
o Y la compañía del Espíritu Santo esté con todos nosotros.
EVANGELIO, Jn 3,16-18
v Dios ha amado de tal forma al mundo que nos ha dado su único Hijo.
Podríamos decir tal vez: Dios ama tanto el mundo que nos da su único Hijo.
v ¿Por qué redactarlo así? Porque Dios es siempre presente, y Dios es, ni “fue”
ni “será”
v Y nos ha dado su Hijo para que creyendo en Él podamos ser salvos, es
decir podamos acoger su salvación que se nos da a manos llenas sin que hayamos
hecho nada para recibirla.
v Y Dios no envía su Hijo a condenar el mundo sino a salvarlo
v Nosotros somos quienes nos condenamos a estar lejos de Dios cuando no
creemos, cuando no acogemos el don que se nos da gratuitamente.
v Me puse a pensar, como lo hago muchas veces, y me pregunto, ¿de donde hemos sacado nosotros esta insistencia en lo que Dios no dice, nosotros decimos que si no hacemos esto o aquello, o si hacemos esto o aquello…. seremos condenados. En cambio Dios por medio del evangelio de Juan nos dice que ni Él, ni Jesús condenan a nadie, todo lo contrario Jesús su hijo encarnado es enviado y viene a nosotros para compartir con nosotros su ser de Hijo y así salvarnos.
Las primeras
ideas de que tengo memoria son que cuando tenía unos cinco años, estando en la
cama, en lugar de dormir, yo siempre he sido muy poco dormilón, pensaba en la
eternidad, pensaba siempre, siempre, siempre; me figuraba unas distancias
enormes, a éstas añadía otras y otras, y al ver que no alcanzaba al fin, me
estremecía, y pensaba: los que tengan la desgracia de ir a la eternidad de
penas, ¿jamás acabarán el penar, siempre tendrán que sufrir? ¡Sí, siempre,
siempre tendrán que penar...!
Esto
me daba mucha lástima, porque yo, naturalmente, soy muy compasivo; y esta idea
de la eternidad de penas quedó en mí tan grabada, que, ya sea por lo tierno que
empezó en mí, o ya sea por las muchas veces que pensaba en ella, lo cierto es
que es lo que más tengo presente. Esta misma idea es la que más me ha hecho y
me hace trabajar aún, y me hará trabajar mientras viva en la conversión de los
pecadores, en el púlpito, en el confesionario, por medio de libros, estampas,
hojas volantes, conversaciones familiares… San Antonio María Claret, Fundador de las
Misioneras Claretianas, Autobiografía 8 y 9.