QUINTO DOMINGO DE CUARESMA – CICLO C – 2022
INTRODUCCIÓN
v
Hemos llegado al quinto domingo de
Cuaresma, Jesús continua mostrándonos en sus actuaciones la misericordia de su
Padre y nuestro Padre.
v
Hoy es una mujer sorprendida en
adulterio la que experimenta la bondad de Jesús y el respeto hacia ella.
PRIMERA LECTURA Is 43,16-21
·
Esta lectura está tomada del Segundo
Isaías o Deutero-Isaías que va desde el capítulo 40 al 55 del libro de
Isaías.
·
Dios habla a su pueblo y se presenta
como el autor del éxodo de Egipto
o
El que abre una vía en el mar
o
Y un camino por las aguas poderosas
o
Que arroja fuera caballos y jinetes
o
Los cuales terminan siendo como una pabilo apagado
·
Pero ahora no te detengas en el
recuerdo del pasado sino es para mirar hacia el presente, hacia el futuro, Mira
o
Yo hago algo nuevo
o
Ya está brotando, ¿no lo ves?
o
Abro un camino en el desierto, no es en
el mar, ahora es en el desierto
o
En las tierras áridas abro ríos
o
Los animales salvajes me buscan
o
Porque pongo agua en el desierto
o
Para que mi pueblo elegido pueda beber
o
El pueblo que yo me he formado
·
Para que me alabe y me haga alabar
·
A nosotros van dirigidas también estas
palabras
o
“no te detengas en el pasado, ni en sus
sufrimientos, ni en las cosas grandes que Dios ha hecho para ti”
o Que el recuerdo sea para abrir tus ojos y mirar el presente, a tu alrededor y ver las maravillas que Dios hace en ti, en tu familia, en tu sociedad, en tu iglesia, en el lugar de tu trabajo, en la juventud que florece a tu alrededor, mira y descubre…
SALMO RESPONSORIAL Sal. 126
Grandes cosas ha hecho por nosotros,
Señor.
Cuando el Señor nos hizo volver
cautiverio
creíamos soñar:
entonces no cesaba de reír nuestra boca
Ni se cansaba entonces la lengua de cantar.
R. Grandes cosas ha hecho por
nosotros, Señor.
Aun los mismo paganos con asombro
decían:
“¡ Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor!”
Y estábamos alegres,
pues ha hecho grandes cosas por su pueblo el Señor.
R. Grandes cosas ha hecho por
nosotros, Señor.
Como cambian los ríos la suerte del desierto,
cambia también ahora nuestra suerte, Señor,
y entre gritos de júbilo
cosecharán aquellos que siembran con dolor.
R. Grandes cosas ha hecho por nosotros,
Señor.
Al ir, iban llorando, cargando la
semilla;
al regresar, cantando vendrán con sus gavillas.
R. Grandes cosas ha hecho por nosotros, Señor..
Salmo hermoso que describe y pinta de
manera poética la diferencia entre sembrar y cosechar.
La siembra de la tierra y la de nuestro
corazón es siempre difícil, con incertidumbre, sin saber los resultados, con el
peligro de las tormentas y de perder la cosecha
La cosecha es tiempo de gozo
exuberante, ya ha pasado el invierno y la dificultad, ahora es el tiempo del
gozo, de ver los frutos.
Así sucede en nuestra vida humana a
todos los niveles: material y espiritual.
¿Cómo será nuestro gozo al llegar a la
eternidad, tiempo de la cosecha?
SEGUNDA LECTURA Flp 3,8-14
Ø
Pablo habla a su comunidad predilecta,
la de Filipo.
Ø
Considera todo como basura, lo único
que tiene valor para él es conocer a Cristo, su Señor, por el cual ha aceptado
perderlo todo.
Ø
Pues sólo desea hallarse en él, no
siendo justo por la ley, sino por la fe-el amor-la confianza en Cristo
Ø
Y así conocerle a él y la fuerza de su
resurrección.
Ø
En su encuentro con Cristo, Pablo ha
descubierto el tesoro que es Cristo resucitado, y no la ley que era solamente
preparación para encontrarse con él.
Ø
No considera haber alcanzado ya esta
meta, pero sigue adelante. De acuerdo con las palabras del profeta de la
primera lectura, no mira al pasado, a lo alcanzado, sino que mira hacia
delante, hacia su sueño, hacia el futuro, para ver si alcanza el premio que es
Cristo Jesús.
EVANGELIO Juan 8,1-11
El marco de este relato de Juan es el
templo donde Jesús regresa cada día de la semana antes de su muerte. Por la
noche va al monte de los olivos a orar, se alberga probablemente en casa de sus
amigos Lázaro, Marta y María
Está ya en el templo donde le escuchan
y le preguntan del reino, de la buena nueva, del Padre y él les enseña con
cariño y sin cansarse.
Mientras está hablando llegan los
escribas y fariseos arrastrando una mujer que supuestamente han descubierto en
el acto de adulterio.
o
Extraña situación, y extraña denuncia,
el adulterio es siempre entre dos, nunca puede ser una persona sola.
o
Le exponen la situación a Jesús, no tienen
buenas intenciones, les importa bien poco la mujer y lo que hacía, no les
preocupa el pecado como ofensa a Dios, les interesa usar la mujer para poder
tener algo de que acusar a Jesús.
o
Jesús escribe con su dedo en el suelo.
El dedo de Dios, en el éxodo el dedo de Dios escribe los mandamientos sobre las
tablas.
§
Los mandamientos que Dios ha escrito
primero en el corazón humano
§
Para enseñarnos a ser hermanos, a
reconocernos todos iguales, pecadores, pobres, necesitados del perdón del único
Padre.
§
Jesús nuestro hermano mayor, el Hijo
único del Padre, el predilecto escribe en la arena. ¿qué escribe? Nunca lo
sabremos. Haremos muchas conjeturas y tendremos muchas imaginaciones, pero no
pasarán de esto.
§
Los acusadores de la mujer siguen
importunando a Jesús y esperando su veredicto, la mujer también.
§
Ella ha oído seguramente hablar del
rabino Joshua, del hombre bueno que atiende a todos, pero ella ha cometido un
gran delito, está sucia, es impura, y este hombre es justo, es santo,
seguramente que la condenará.
o
Ahora sucede algo sorprendente, Jesús
les dice que el que no tenga pecado eche la piedra el primero.
§
Hemos de reconocer que fueron honrados,
dejaron las piedras y se fueron empezando por los más ancianos. Por lo menos
reconocieron que eran pecadores.
o
Se quedan Jesús y la mujer de frente a
frente.
§
¿se fueron tus acusadores? ¿Nadie te ha
condenado?
§
No, Señor.
§
Yo tampoco te condeno, ve y no peques
más. Jesús no ha venido a condenar sino
a salvar, a restaurar, a buscar lo que está perdido. Su palabra, su mirada, su
respeto por esa mujer la ayudaron seguramente a no volver a pecar, a buscar el
amor verdadero y no falso.
o
Todos nosotros estamos llamados a hacer
llegar la salvación de Jesús a todos, y nunca nuestras condenaciones que no
sirven para nada, que no brotan del amor sino de nuestra falsedad, de querer
encubrir nuestro pecado.
o
Todos estamos llamados a considerarnos
hermanos y hermanas, a sentir dolor por nuestros pecados y los ajenos, a
entregar nuestra vida como Cristo para que su salvación llegue a todos y el
Reino del Padre se haga presente entre nosotros, poco a poco, persona a
persona, uno a uno…
RINCON CLARETIANO
MADRE FUNDADORA
Un día de los Santos
Apóstoles San Pedro y San Pablo, después de comulgar me retiré a una tribuna,
para tratar a solas con mi Dios la obra que me había encomendado, y hacerle
presente las grandes dificultades que yo veía en la ejecución. No me atrevía a
decirle a Nuestro Señor que aquello era imposible para mí, porque la certeza
del poder de Dios en sus criaturas siempre la he tenido muy firme por la gracia
de Dios; pero en aquellos días permitió Nuestro Señor que me olvidara de todas
las promesas que Su Divina Majestad me tenía hechas, y no veía más que causas
humanas, que se me presentaban de todas clases como un ejército formidable e
invencible. Miraba mi poquedad y la pobreza de mi persona, me confundía tanto
que hasta de tratar tales cosas con el mismo Señor, que me mandaba, me daba
vergüenza, porque ningún don veía en mí, ni de naturaleza ni de gracia, para
poder cooperar a los designios de Dios Nuestro Señor. Así que, anegada en un
mar de lágrimas, no sabía pronunciar otras palabras que: ¿cómo será, Señor,
esto? También me angustiaba mucho el verme tan sola en Obra de tanto empeño,
que cuanto más me aniquilaba en mi nada,
más claramente me descubría Su Divina Majestad los grandes fines que tenía en
su cabal cumplimiento, y la gloria que había de redundar a Dios Nuestro Señor
por el grande bien de la Iglesia. En esto yo me animaba mucho a padecer, porque
Dios Nuestro Señor me ha dado un amor tan grande a mi Santa Madre la Iglesia,
que si a costa de mi vida (y aunque tuviera mil) pudiera yo restituirle la paz,
con grandísimo amor sufriría los más crueles tormentos, aunque fuera hasta el fin del mundo.[1]
PADRE FUNDADOR
Digo, pues, que además de asistir siempre mañana y
tarde, allá, al anochecer, cuando apenas quedaba gente en la iglesia, entonces
volvía yo y solito me las entendía con el Señor. ¡Con qué fe, con qué confianza
y con qué amor hablaba con el Señor, con mi buen Padre! Me ofrecía mil veces a
su santo servicio, deseaba ser sacerdote para consagrarme día y noche a su
ministerio, y me acuerdo que le decía: Humanamente no veo esperanza ninguna,
pero Vos sois tan poderoso, que si queréis lo arreglaréis todo. Y me acuerdo
que con toda confianza me dejé en sus divinas manos, esperando que él
dispondría lo que se había de hacer, como en efecto así fue, según diré más
adelante.[2]