Sunday, March 3, 2013

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA – CICLO C – 2013

INTRODUCCIÓN
v  En este cuarto domingo de Cuaresma el centro de las lecturas es la obra maestra de la parábola del Hijo pródigo.

v  Ciertamente que debería llamarse la parábola del padre bueno, pues el personaje central de este relato es el padre, imagen del verdadero Padre bueno, el Padre de Jesús que él ha querido compartir con nosotros “mi Padre y Padre de ustedes” nos dijo en la tarde de la resurrección.

v  Veamos qué nos dicen las diferentes lecturas de este domingo

PRIMERA LECTURA  Jos 5,9.10-12
·        El libro de Josué es el primero después del Pentateuco, señala una nueva etapa en la vida del recién nacido pueblo de Israel.

·        Hasta ahora han sido un pueblo nómada que camina por el desierto en busca de la tierra prometida a los padres.

·        Ya están en la tierra, tendrán que aprender a ser un pueblo sedentario, de agricultores.

·        Tendrán también que adaptar sus prácticas religiosas a su nueva vida para que mantengan su sentido y puedan alimentar su fe.

·        Veamos la lectura de hoy:

o   Dios les hace caer en cuenta que ha quitado de ellos el oprobio la humillación que sufrieron en Egipto.

o   Ya están en la tierra y celebran por primera vez la Pascua en la tierra prometida.

o   Ese mismo día desaparece el maná porque ahora ellos cultivan la tierra que les dará los frutos necesarios para alimentarse.

SALMO RESPONSORIAL Sal 34

GUSTAD Y VED QUE BUENO ES EL SEÑOR
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor;
que lo oigan los humildes y se alegren. 

Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores. 

Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y los salvó de sus angustias. 

SEGUNDA LECTURA 2 Cor 5,17-21
Ø  Pablo habla a su comunidad de Corinto de la novedad de quien está en Cristo.
Ø  Empezamos a estar en Cristo en nuestro bautismo donde fuimos hechos nuevas criaturas.
Ø  Les recuerda que lo viejo ya pasó, el pecado borrado ya no existe, pasó. En la parábola del hijo que regresa, sus pecados ya pasaron, el Padre no los recuerda ya más.
Ø  Les dice que todo esto ha sido posible por la iniciativa llena de amor de Dios en Cristo que nos reconcilió con el Padre.
Ø  Y esta reconciliación que Cristo ha hecho en la cruz nos la entrega a nosotros la Iglesia para que seamos ministros de reconciliación en el mundo.
Ø  Pablo nos dice que al ser ministros de la reconciliación hemos de anunciar a nuestros hermanos y hermanas “déjense reconciliar con Dios”
Ø  Pues Dios cargó nuestros pecados sobre su Hijo que no tenia pecado, para que en él pudiéramos nosotros participar en la justicia y perfección de Dios es decir pudiéramos ser salvos.
EVANGELIO Lc 15,1-3.11-32
*      El marco en que está encuadrada esta maravillosa historia se nos relata en los versos del 1-3
o   Jesús está rodeado de “pecadores” = publicados y pecadores
o   Los fariseos que también se encuentran cerca, pero no con el deseo de los pecadores, sino con la intención de ir juzgando lo que hace “acoger bien a esos que ellos consideran perdidos”
o   Jesús en respuesta a estos sentimientos que albergan en su corazón nos cuenta a todos esta parábola, porque en todos nosotros se encuentran el “pecador” y el “fariseo que juzga”.
o   Parábola del Hijo prodigo tal vez mejor Parábola del Padre bueno.
o   Esta parábola tiene varias escenas, vamos a verlas una por una:
o   Escena del hijo que pide su herencia y se va de casa:
§  Dame la herencia. Petición extraña e insolente, las herencias se reciben cuando muere quien nos la da. Es como querer anticipar la muerte de su padre para su propio provecho.
§  El Padre se la da, no discute con él. Seguramente le duele, pero no dice nada. Al contrario reparte sus bienes entre los dos hijos.
§  El hijo se va de casa a una tierra lejana. Tierra lejana puede indicar aquí su lejanía de la casa, o más todavía su lejanía del amor a su padre, está cerca físicamente y ahora se va lejos, pero siempre ha estado lejos de su padre en su corazón.  
§  Aquí se corre el telón sobre la primera escena.
o   Escena del hijo en tierras lejanas y del padre que sale al camino
§  Esta escena es doble por una parte ¿qué hace el hijo en tierras lejanas con toda la herencia que tiene? ¿qué hace el padre en casa?
§  El hijo se dedica a una vida de fiesta, de inmoralidad, y tiene muchos amigos de su dinero, compañeros y compañeras de sus vicios.
§  El padre en su casa sale cada día al camino para ver si lo ve volver, los padres conocen a sus hijos y sabe que tarde o temprano regresará. Desea verlo y tenerlo aunque el hijo no lo ame, él si lo ama.
§  Regresemos al hijo, se le ha acabado el dinero y también los amigos. Experimenta soledad, desilusión y hambre. Su degradación es progresiva y llega al colmo cuando se pone a trabajar cuidando cerdos, animal que pertenece al grupo de los animales impuros, un judío no puede hacer un trabajo tan degradante para ellos como cuidar cerdos.  Aquí toca fondo en su dignidad. Y decide “regresaré…”
§  El padre sigue saliendo al camino cada día para ver si llega.
o   Escena del regreso y de la llegada a casa
§  El padre que sale cada día lo ve venir de lejos, lo reconoce porque es padre y conoce a sus hijos, porque el hijo regresa sucio y andrajoso. Corre hacia él no espera que llegue. Esto no es la costumbre de Israel, las personas ancianas no corren, camina, y menos correr hacia el hijo más joven.
§  El hijo le dice las palabras que ha preparado por todo el camino “he pecado… no soy digno… acógeme como jornalero.”
§  El padre no le deja decir todo “padre he pecado… no merezco ser llamado hijo tuyo…”  Pronto traigan todo le corresponde como a hijo: sandalias, túnica, anillo…. Hagamos fiesta
§  La razón de la fiesta es que estaba muerto y vive, perdido y ha sido hallado.
§  Empieza la fiesta en que el padre rebosa de alegría.
o   Última escena – el hijo mayor
§  Regresa de su trabajo en el campo, oye la música, los gritos de gozo, el baile…. Qué está pasando? Pues desde que se fue este “hijo de mi padre,” aquí todo era tristeza.

§  Tu hermano ha regresado, tu padre está tan contento de tenerlo de nuevo sano y salvo que ha hecho matar el ternero cebado y ha convocado una fiesta.

§  El hijo mayor se enoja y no quiere entrar en la fiesta. El padre sale a suplicarle humildemente que entre, “todo lo mío es tuyo, tú estás siempre conmigo”
§  No sabemos si entró, pues Jesús nos deja en suspenso, tal vez porque este hijo somos nosotros, miembros de la comunidad de fe que intentamos ser fieles, ¿estamos dispuestos a entrar en la fiesta porque nuestros hermanos “pecadores” o que se han ido,  regresan a casa?
§  Una gran reflexión de esta parábola es reconocer que estos dos hijos somos todos nosotros, unas veces somos el joven y otras el mayor. Unas veces pecamos alegremente porque nos agrada la tentación de hacer aquello que me gusta sin contar con nadie, y otras queremos ser tan “justos” que pasamos juicio negativo sobre todos cuantos no son tan “cumplidores” como nosotros.

§  Leí una vez un libro de Henri Nouwen en el que nos cuenta que un buen amigo suyo le dijo un día,  que a pesar de que somos estos dos hijos que no acabamos de conocer a nuestro padre, estamos llamados a ser como el Padre, llenos de misericordia y de gozo por lo bueno que hay en cada persona.

RINCON CLARETIANO
Muchas veces vi en aquel tiempo, que creo hará once o diez años, a Dios Nuestro Señor en figura de un hermosísimo Niño, como durmiendo en los brazos de María Santísima, y fuéme dicho que así descansaba en mi corazón; y así realmente se me daba a sentir Dios Nuestro Señor en los brazos de mi alma después de haber comulgado. ¡Qué finezas de un Dios amante! pues todo era su amor, porque no hallaba en mí correspondencia. ¡Oh ingratitud mía, que tanto he ofendido a quien tanto me ha amado! María Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 71
Además de la mortificación de la vista, oído, lengua, gusto y olfato, procura(ba) hacer algunos actos de mortifica­ción, v. gr.: el lunes, miércoles y viernes tomar en cada uno de estos días una disciplina, y los martes, jueves y sábados ponerme el cilicio; y, si no se me proporcionaba lugar para la disciplina, tomaba otra cosa equivalente; v. gr.; rezaba con los brazos en cruz o con los dedos debajo de las rodillas. San Antonio María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 411.

 

 

 

 

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