Monday, November 10, 2014

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - NOVIEMBRE 16



Ø  He leído en un comentario sobre el evangelio de hoy cuatro palabras o conceptos que me parecen interesantes y quiero compartir con todos ustedes: No enterrar la vida, despertar la responsabilidad, miedo a correr riesgos y qué dice Jesús del conservadurismo.  

PRIMERA LECTURA – Prov 31,10-13. 19-20. 30-31 

Ø  Este libro forma parte del grupo de libros de la Escritura que llamamos “sapienciales”

Ø  Son libros que recogen la sabiduría del pueblo de frente a la vida, y da normas o consideraciones para vivir mejor, con menos problemas.

Ø  En el libro de los Proverbios concretamente sorprende al lector no encontrar los temas propios de los libros del Antiguo Testamento, a primera vista parecería ser  el más secular de todos los sapienciales.

Ø  Es obra de recopilación de varios autores en diferentes tiempos.

Ø  Muchos de los sapienciales se atribuyeron a Salomón, por considerarse el prototipo de rey sabio, más sabio que ningún otro. 

Ø  Lo mismo ocurre con todo lo que se refiere a la Ley en el Pentateuco, que se atribuye a Moisés por haber sido el que recibió la ley de parte de Dios,

Ø  Y los salmos y otros himnos cantados a Dios se atribuyen a David.

Ø  Aunque los temas de este libro son variados podríamos tal vez concentrar todo en dos normas de conducta o dos caminos: el que lleva a la autorrealización y el que lleva a la autodestrucción.

Ø  La sabiduría y la ética van de la mano, pues quien elige una conducta que le lleva a la autorrealización es sabio y de lo contrario es necio.

Ø  Hay una correspondencia entre sabiduría/justicia y felicidad por una parte y

Ø  Necedad/maldad y desgracia por otra.

Veamos el mensaje de la Primera lectura de hoy.

v  El autor elogia la vida buena poniendo de ejemplo a una mujer, una esposa.

v  El que encuentra una mujer así  encuentra un tesoro incalculable

v  ¿Cuáles son las cualidades por las que esta mujer sabia, esta esposa ejemplar es alabada?

o   Ella trae bien y no mal a la vida de quienes la rodean, especialmente de su esposo

o   Trabaja incansablemente, pero ¿por qué trabaja?  por el bien de los suyos y de quienes la necesitan

o   Sus manos, sus brazos son ayuda y protección para el necesitado

o   En una palabra es una mujer fuerte que vive para el bien ajeno y no piensa en si misma

v  El autor hace caer en cuenta de cómo la belleza física es pasajera y engañosa, sin embargo la belleza interior que proviene del temor de Dios  merece ser alabada, apreciada

v  Sus obras son su recompensa y su alabanza.

v  ¡Qué imagen, descripción más hermosa de una mujer! Y al oir estas alabanzas viene a nuestra mente el recuerdo de tantas mujeres que hemos conocido y que conocemos, mujeres aparentemente débiles, a veces de vidas que consideramos poco adecuadas y al verlas vivir y obrar nos quedamos admirados de su fortaleza y de su bondad.

SALMO RESPONSORIAL – Salmo 128, 1-2.3.4-5

FELIZ EL QUE TEME AL SEÑOR
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. 

Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. 

¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén 

*      La bendición del hombre que teme al Señor, del hombre justo, del hombre sabio es:
o   Su trabajo que le proporciona el alimento
o   Su esposa que le da sus hijos, y con todo ellos comparte la vida “alrededor de tu mesa”
o   La mesa donde no solo se comparte el alimento material, sino también el amor, el cariño, en una palabra la vida.

*      La bendición final que se desea para esta persona es que Dios lo siga bendiciendo toda su vida y que pueda contemplar la paz de Jerusalén, la de aquí y la eterna que es la morada de Dios.  

EVANGELIO  Mt 25,14-30
v  Al llegar a los últimos domingos del tiempo ordinario, la iglesia pone ante nuestra consideración la eternidad, el más allá, las consecuencias de nuestra acciones.

v  La parábola de hoy nos llama a considerar qué hacemos de los dones recibidos, cómo vivimos nuestra vida: ¿buscando desarrollar y hacer crecer lo recibido? o ¿la comodidad de no hacer nada?

v  Un hombre se va de viaje y confía a sus empleados parte de sus bienes, a cada cual según su capacidad. Espera que empleen bien lo que les deja para poder recoger los frutos  a su regreso.

v  Al pasar el tiempo regresa y los empleados le dan cuenta de lo que han hecho:

o   Uno tenía cinco y tiene otros cinco; otro dos y tiene otros dos ambos han trabajado, han hecho producir lo recibido y lo han multiplicado.

o   Pero el tercero, el que recibió menos ha decidido no hacer nada.

v  ¿Cuál es la reacción del señor que les dio los “talentos” las monedas? Alabar y estar contento con los dos primeros y enojado con el tercero de tal forma que le quita aun aquello que le había dado.

v  ¿Qué quiere decir todo esto?

v  Dios al crearnos nos ha dotado de dones, muchas veces pasamos nuestra vida sin intentar descubrir estos dones, muchas veces no sabemos pero otras muchas, como el empleado de la parábola, la pereza nos deja inmovilizados.

v  Los dones que Dios nos da son para ponerlos al servicio de los demás, y haciendo esto nos van haciendo bien a nosotros, nos ayudan a desarrollarnos, a crecer como personas.

v  Se abre ante nosotros un horizonte, podríamos decir infinito, de riqueza y libertad interior, pero también de trabajo y de entrega, hasta que descubrimos que por eso los hemos recibido para ser co-creadores con nuestro Padre Dios.

v  Pensar en esto es fascinante, Él empieza la creación, no es algo pasado es presente, continuo, y nos invita cada día, cada instante de nuestra vida a ser sus colaboradores, y esto son los dones que recibimos hoy.

v  Junto con los dones, recibimos la llamada a hacerlos fructificar, recibimos lo que llamamos nuestra vocación = llamada  

SEGUNDA LECTURA 1 Tes 5,1-6
ü  Pablo escribe a la comunidad de Tesalónica y les dice que ellos no necesitan saber ni el día ni la hora, de la venida del Señor.

ü  ¿Por qué? Pues porque ya viven de una manera en que lo están esperando, se están preparando día a día.

ü  Porque saben que la venida del Señor será como la venida del ladrón que no avisa.

ü   Sí el Señor viene continuamente a nuestra vida, muchas veces sin que seamos conscientes de ello, y el Señor vendrá a buscarnos para que estemos con Él en su casa por toda la eternidad, y vendrá así sin que nos demos cuenta, será sorpresa.

ü  Pero Pablo dice a su comunidad que no tienen por qué preocuparse pues ya están esperando al Señor

ü  Les recuerda que son hijos de la luz y no de la tiniebla

ü  Y los exhorta, nos exhorta a no vivir durmiendo sino estando alertas

ü  A veces todas estas exhortaciones de frente al encuentro definitivo con el Señor nos dan temor, pero en realidad no debería ser así, pues el Señor está, viene continuamente y trae consigo siempre amor y bondad.

ü  Todo cuanto hace y dispone para nosotros es bendición y ternura.

 
RINCON CLARETIANO  

Después de acabar de beber este primer trago que fue el más amargo para mí, el desprendimiento del Arzobispo, a bien pocos días del mismo mes se dignó Nuestro Señor visitarme de nuevo con otra prueba, no menos sensible que dolorosa. Y fue el sufrir el más doloroso golpe de la triste separación de mi estimada compañera la Hermana Florentina, que enfermando de muerte el día 14 de septiembre, sin conocer el médico ninguna gravedad, nos la arrebató la muerte el 20 del mismo mes de septiembre.

La pena que inundó mi alma en esta tristísima ocasión, sólo podrá comprenderla el que conozca la simpatía que sienten dos corazones que Dios une para sí con un mismo espíritu. El dolor que sentí fue igual al amor que le tenía, pues no era menos que el mismo amor que Dios compone, y la amaba como a parte de mi alma. Así que sentí tanto dolor en esta triste separación, ¡como que se apartara mi alma del cuerpo! ¡Qué de cosas me afligían a la vez!!! ¡Su pérdida irremediable!! el país tan desconocido!! mi soledad tan completa!!!!... Porque aunque me quedaban las tres jóvenes, eran tan tiernas en la práctica de las virtudes, que necesitaban todo mi valor y esfuerzo para no desfallecer de su buen propósito. ¡Oh juicios impenetrables de Dios!!! Me promete Dios a esta criatura para ayudarme: llámala Su Majestad para que me siga: obedece fiel al llamamiento divino, y apenas habíamos asentado el pie al lugar del llamamiento, se la lleva para sí, sin duda para darle el premio de su encendido celo, y me deja otra vez tan sola como el día que me llamó. Venerable María Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 179-180 

Me acuerdo que el segundo (año) que nos hallábamos en aquellas tierras quise ir por tierra a la ciudad de Baracoa, ya que por mar no tuve proporción; fui con mis compañeros. Venía con nosotros un criado que llevaba la comida, porque los lugares eran solitarios, y (las gentes) de las pocas casas que por aquellas tierras había se habían ausentado por el cólera. Pues ese buen criado empezó a quedarse atrás porque la bestia no podía caminar, y nosotros llegamos muy tarde, de noche, a una casa [en] que no hallamos más que una galletica de soldado, pequeña y durísima, de la que hicimos cuatro pedazos, uno para cada sacerdote, y al día siguiente en ayunas tuvimos que emprender el peor de los caminos que jamás he andado en mi vida.

Tuvimos (que pasar) el río llamado Jojó treinta y cinco veces, pues como corre entre dos altas montañas y no hay otro lugar, cuando da paso por una parte (no la da por otra). Después del río tuvimos que subir a las altas montañas, llamadas Cuchillas de Baracoa, cuyo nombre les está perfectamente adecuado, pues que verdaderamente están como cuchillas. Y por encima del corte o cresta anda el camino, y cuando se pasa por allá hay trechos en que suenan un caracol marino, a fin de que el que va no se encuentre con el que viene; de otra suerte, el caballo del uno o del otro tendría que rodar para abajo, porque es tan estrecho el paso, que un caballo no tiene lugar para dar la vuelta para atrás. Y son tan altas aquellas montañas, que se ve la mar de una y otra parte de la Isla, por estar ellas en medio de la Isla, y además son tan largas, que duran cuatro leguas. Pues esas montañas, después de los pasos del río, tuvimos que subir y andar en ayunas, y al bajar son tan pendientes, que yo me resbalé y caí por dos veces, aunque no me hice mucho daño, gracias a Dios. San Antonio María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 540-41
BIBLIOGRAFÍA
CLARET, Antonio María Claret, Autobiografía.
PAGOLA, José A.   El camino abierto por Jesús. PPC 2012
PARIS, María Antonia, Autobiografía
SCHOKEL, Luis Alonso - Adaptación del texto y comentarios a La Biblia de Nuestro Pueblo. 2010.
SAGRADA BIBLIA. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. 2012

 .

 

 

 

 

 

No comments:

Post a Comment