CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO A - DICIEMBRE 18, 2016
v Hemos
llegado al último domingo antes de Navidad, hemos recorrido el camino de
preparación a la conmemoración de la venida del Señor entre nosotros.
v Las
lecturas nos presentan esta realidad anunciada en el Antiguo Testamento(primera
lectura), hecha realidad en el Nuevo (evangelio) y continuada en la Iglesia
(segunda lectura)
PRIMERA LECTURA Is
7,10-14
Ø El profeta de parte de
Dios le comunica al rey que puede pedirle una señal a Dios.
Ø Veamos un poco qué
significado tiene esta petición al Rey.
Ø Los profetas miran la
situación política, social y económica y reclaman al pueblo, a los gobernantes
sobre todo su falta de fidelidad a la Alianza en la forma en que viven las
realidades temporales mencionadas.
Ø Israel ya está dividido
en dos reinos, Norte y Sur. Ajaz es rey del Sur, Judá, y está a punto de
hacerse vasallo de Asiria para poder escapar de la destrucción.
Ø El profeta en su desesperación por hacerle ver al rey
que esto comportará vivir de manera contraria a su fe y llegar a ser esclavos
de un poder extranjero, y finalmente la destrucción, le dice al rey de pedir una señal a Dios para
saber qué hacer.
Ø El rey parece no querer
pedir la señal movido por respeto a Dios
Ø Pero la respuesta del
profeta "cansar a mi Dios" nos
hacen entender que esta postura del rey no es sincera
Ø ¿Cuál es la señal? Es una
señal de vida, a pesar de todo Dios siempre promueve la vida
Ø Es el anuncio de un niño,
hijo de una doncella, una jovencita. Este niño parece ser un hijo del mismo
rey, hijo de una de sus mujeres.
Ø Qué significa esta señal,
si leemos el verso 16 encontraremos la respuesta, no temas Ajaz y en tu pánico no te alíes a ningún poder comprometiendo tu fe, porque en el espacio de
unos meses (los de la gestación de un niño) ya se habrá pasado tu peligro, estos poderes
no serán ya una amenaza.
Ø La historia nos dice que
se alió y fue una desgracia, pero para nosotros por qué leemos este pasaje de
Isaías antes de Navidad
Ø Este niño nació en tiempo
de Ajaz, pero las profecías vienen de Dios, Dios tiene todo el panorama
completo, por eso las profecías tienen varios niveles de comprensión y de
realización.
Ø Muy pronto en la iglesia
se entendió esta profecía como el anuncio del verdadero descendiente de David,
el Mesías, que nació de una madre virgen, una doncella, una jovencita
Ø Y su nombre es Emmanuel,
aquí lo que hemos dicho antes, así se llamó el niño, pero el verdadero Emmanuel,
Dios-con-nosotros es Jesús el hijo, no de un rey temporal, sino del Rey del
cielo, del Padre Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Sal. 24
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene,
el orbe todo y los que en él habitan,
pues él lo edificó sobre los mares,
él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor?
¿Quién podrá entrar en su recinto santo?
El de corazón limpio y manos puras
y que no jura en falso.
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
Ese obtendrá la bendición de Dios.
y Dios, su salvador, le hará justicia.
Ésta es la clase de hombres que te buscan
y vienen ante ti, Dios de Jacob.
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene,
el orbe todo y los que en él habitan,
pues él lo edificó sobre los mares,
él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor?
¿Quién podrá entrar en su recinto santo?
El de corazón limpio y manos puras
y que no jura en falso.
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
Ese obtendrá la bendición de Dios.
y Dios, su salvador, le hará justicia.
Ésta es la clase de hombres que te buscan
y vienen ante ti, Dios de Jacob.
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
EVANGELIO Mt 1,18-24
Hoy la liturgia de la iglesia nos cuenta la concepción y
nacimiento de Jesús desde el punto de vista de José.
Nosotros estamos acostumbrados a pensar en la concepción
de Jesús de acuerdo a lo que nos cuenta Lucas en su evangelio, es decir, la parte de María en la encarnación del Verbo,
Hijo de Dios Padre.
Mateo por ser judío se fija en la parte del hombre, en
este caso José, y ve en el nacimiento de Jesús el cumplimiento de la profecía
de Isaías, que hemos leído en la primera lectura.
Como Lucas, Mateo nos dice que el nombre de la madre de
este niño es María y está prometida a José en matrimonio.
Antes de vivir juntos, es decir antes de llevar José a
María a su casa a vivir con él, ella aparece encinta, y también nos dice Mateo,
como Lucas, que este hecho es obra del
Espíritu Santo.
Hasta ahora es lo que sabemos de este nacimiento, sin
embargo Mateo nos va a decir los sentimientos y reacción de José a todo esto.
Nos dice que José es un hombre justo, esta es la más
grande alabanza a un ser humano, porque quien es Justo es Dios, si José es justo
es porque es semejante a su Creador.
José no entiende, esta situación no concuerda con lo que
él ha visto y sabe de María. ¿qué ha pasado? Me dijo hace muchos años un
sacerdote durante unos ejercicios espirituales, que José al no entender, tiene
miedo ante el misterio y decide irse.
Mateo nos dice que no quiere exponer a María a la
vergüenza de ser madre soltera, ya que esto tenía graves consecuencias en Israel,
incluso se pagaba con la vida.
Por eso decide divorciarse de ella en secreto, así la
vergüenza caería sobre él.
Y como siempre, cuando nosotros llegamos al punto de no
saber, de completa oscuridad, llega la luz de Dios a nosotros, llega su
respuesta:
ü José no temas recibe a
María, su niño es obra de Dios.
ü Es el cumplimiento de la
profecía de Isaías
ü Es Dios mismo que viene a
habitar con nosotros, a ser uno de nosotros, a ser el Emmanuel
Dios-con-nosotros.
ü Esto se le dice a José en
sueños, Dios nos habla a cada cual de la manera que podemos entender que es Él
el que nos habla.
ü Al despertar José hace lo
que el ángel le ha dicho.
ü La reacción de este
hombre justo es el mismo de la jovencita virgen de Nazaret, Mateo dice que él
la recibe en su casa como le ha dicho el ángel, Lucas nos dice que María
contesta al ángel "hágase en mi según has dicho."
Así acogen a Jesús estos dos miembros de nuestra raza
humana, y entregan su vida al misterio de la encarnación del Hijo de Dios,
ellos lo cuidarán en todos los aspectos, serán padre y madre para él, lo
acompañarán, como cualquier padre o madre, en su proceso de hacerse adulto,
miembro de la sociedad humana.
Así participan en el gran misterio de la redención hecha
por Jesús, Hijo de Dios, conocido en su pueblo como el hijo del carpintero
y ¿no es acaso su madre María?
Esto me hace siempre pensar que nosotros cuando vemos a
las personas, sus actuaciones, sus vidas sólo vemos lo externo, la verdad la ve
solamente Dios, por eso Jesús nos dijo "no juzguen a nadie..." cuan
cierto que nos equivocamos pensando que sabemos y realmente no sabemos.
Los de Nazaret nunca pudieron saber el gran misterio que
se desarrollaba ante sus ojos, solo vieron una madre que concibió siendo
todavía soltera y que José, el novio de María,
era el padre de este niño.
SEGUNDA LECTURA: Rm 1,1-7
§ La carta a los Romanos es
la gran obra maestra de la teología de
Pablo
§ Esta carta tan querida
por las iglesias de la reforma protestante, ha sido durante largo tiempo causa
de división y separación entre nosotros los cristianos.
§ Pablo nos dice que la
gracia del apostolado, su misión, viene de Jesús, el hijo de Dios, resucitado y
constituido en poder y santidad.
§ Esta misión de ser
apóstol se nos ha dado para llevar a la obediencia de la fe a los no creyentes
§ Y dice Pablo que entre
ellos estamos nosotros, y es cierto, todos somos descendientes de los pueblos
gentiles.
§ Y hemos sido llamados a
pertenecer a Cristo, esta es la gran gracia del bautismo en que somos inmersos
en la vida de Cristo para ser una nueva creatura.
§ Es nuestra llamada a la
santidad.
§ Pablo termina diciendo:
Gracia y paz a ustedes de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
EXHORTACIÓN
APOSTÓLICA POSTSINODAL
AMORIS LAETITIA del Papa Francisco
99. Amar también es volverse amable, y allí toma
sentido la palabra asjemonéi. Quiere indicar
que el amor no obra con rudeza, no actúa de modo descortés, no es duro
en el trato. Sus modos, sus palabras, sus gestos, son agradables y no ásperos
ni rígidos. Detesta hacer sufrir a los demás. La cortesía «es una escuela de
sensibilidad y desinterés», que exige a la persona «cultivar su mente y sus
sentidos, aprender a sentir, hablar y, en ciertos momentos, a callar» Ser
amable no es un estilo que un cristiano puede elegir o rechazar. Como parte de
las exigencias irrenunciables del amor, «todo ser humano está obligado a ser
afable con los que lo rodean». Cada
día, «entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida,
pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el
respeto [...] El amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige el
respeto de la libertad y la capacidad de esperar que el otro abra la puerta de
su corazón».
100. Para disponerse a un verdadero encuentro con el
otro, se requiere una mirada amable puesta en él. Esto no es posible cuando
reina un pesimismo que destaca defectos y errores ajenos, quizás para compensar
los propios complejos. Una mirada amable permite que no nos detengamos tanto en
sus límites, y así podamos tolerarlo y unirnos en un proyecto común, aunque
seamos diferentes. El amor amable genera vínculos, cultiva lazos, crea nuevas
redes de integración, construye una trama social firme. Así se protege a sí
mismo, ya que sin sentido de pertenencia no se puede sostener una entrega por
los demás, cada uno termina buscando sólo su conveniencia y la convivencia se
torna imposible. Una persona antisocial cree que los demás existen para
satisfacer sus necesidades, y que cuando lo hacen sólo cumplen con su deber.
Por lo tanto, no hay lugar para la amabilidad del amor y su lenguaje. El que
ama es capaz de decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que
consuelan, que estimulan. Veamos, por ejemplo, algunas palabras que decía Jesús
a las personas: «¡Ánimo hijo!» (Mt 9,2). «¡Qué grande es tu fe!» (Mt
15,28). «¡Levántate!» (Mc 5,41). «Vete en paz» (Lc 7,50). «No
tengáis miedo» (Mt 14,27). No son palabras que humillan, que
entristecen, que irritan, que desprecian. En la familia hay que aprender este
lenguaje amable de Jesús.
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