



PRIMERA
LECTURA Is 6,1-2a, 3-8
Ø Isaías
nos cuenta una visión de la Majestad de Dios que le fue concedida
Ø Nos
dice exactamente el tiempo, fue en el año en que murió el rey Ozías, es decir
aproximadamente en el año 740 o 739 a.C.
Ø A este
rey en algunas partes de la Biblia se le menciona con el nombre de Azarías o
Ozías de Judá (2 Kings 14:21; 2
Chronicles 26)
o Isaías
ve a Dios sentado en un trono alto. Isaías es un oficial de la corte del rey,
se mueve en los medios reales y se entiende que su visión o entendimiento de Dios
sea verlo como rey. Pero es un rey soberano, cuyas ropas son tan suntuosas que
llenan todo el templo.
o Arriba
de este trono donde se halla el Rey, Isaías ve unos serafines. El nombre de
estas figuras angélicas viene de la palabra “serap” que quiere decir “quemar”. Son seres encendidos de amor a
Dios.
o Estos
serafines se gritan uno al otro “¡Santo, Santo, Santo es el Señor de los ejércitos!
¡Su gloria llena toda la tierra!
o Debido
al estruendo de las voces tiembla el lugar.
o Grandiosa
visión en que Dios es visto como soberano de una majestad maravillosa, rodeado
de figuras de fuego.
o Ante la
visión de la presencia de Dios, el ser humano se siente nada, reconoce su
indignidad, su pecado, se hace consciente de su pequeñez.
o Por eso
Isaías se confiesa hombre de labios impuros que vive en medio de un pueblo
también de labios impuros.
o El
miedo se apodera de él pues era creencia común que quien veía a Dios moría, e
Isaías ha visto al Dios tres veces
santos.
o Pero
Dios, que no se desdeña de estar en medio de un pueblo pecador, así nos lo
demostró en la encarnación, manda uno de sus serafines para que con el fuego
que está ante el altar, le purifique los labios, para que ya no sea impuro.
o Y Dios
que siempre que llama es para confiar una misión, parece hablar para consigo
mismo y se pregunta ¿a quién enviaré? ¿quién irá en nuestro nombre?
o Isaías
que arde en amor al Dios que está contemplando responde con entusiasmo y
entrega “Aquí estoy, envíame!
Ø Esta es
la narración de la vocación de Isaías.
Ø Su
misión será difícil, pues hablará pero no le escucharán, no entenderán porque
tienen miedo que al escuchar puedan convertirse y tengan que seguir lo que Dios
les dice y hacer lo que les pide.
Ø Esta
visión de la Majestad de Dios hará que Isaías vea la injusticia como una ofensa
no solamente al ser humano, pero al Dios tres veces santo. Sus oráculos contra
las injusticias de su pueblo son oráculos que ven la injusticia como idolatría,
ofensa a Dios.
SALMO RESPONSORIAL – Ps 138
EN PRESENCIA DE LOS ÁNGELES CANTARÉ PARA TI
te cantaré en presencia de los
ángeles.
Me postraré ante tu santo
Templo,
y daré gracias a tu Nombre.
Por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado
tu renombre.
Me respondiste cada vez que te
invoqué
y aumentaste la fuerza de mi
alma.
Que los reyes de la tierra te
bendigan
al oír las palabras de tu
boca,
y canten los designios del
Señor,
porque la gloria del Señor es
grande.
Si camino entre peligros, me
conservas la vida,
extiendes tu mano contra el
furor de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Señor, tu amor es eterno,
¡no abandones la obra de tus
manos!
Este es un salmo de acción de
gracias tanto del pueblo y también de los reyes, todos tienen que alabar a
Dios.
EVANGELIO Lc 5,1-11
ü Jesús está haciendo su ministerio, la gente le aprieta por todos los
lados pues quiere escuchar las palabras fascinantes del joven maestro, Jesús el
hijo de José de Nazaret.
ü Y Jesús decide subirse a una barca para poder hablar desde allí con más
libertad. Elige la barca de Pedro que está con sus compañeros remendando las
redes.
ü Desde la barca les habla y les habla, y todos escuchan con gusto.
ü Terminado de hablar le pide a Pedro que vaya mar adentro y eche las
redes para pescar.
ü No se pesca en pleno día, y menos si por la noche, hora en que se debe
pescar, no se ha pescado nada.
ü Pedro que es un pescador veterano y experimentado, echa las redes porque
Jesús se lo dice. Hace un acto de confianza en el joven Maestro que los tiene a
todos fascinados.
ü Como Isaías que reconoce su pecado, su indignidad en la presencia del
Dios tres veces Santo, Pedro se siente pecador y así lo confiesa al ver la
pesca extraordinaria que le hace vislumbrar que este joven Maestro es algo más de
lo que aparece a simple vista.
ü Aléjate de mi que soy pecador.
ü A Isaías un serafín le toca los labios con fuego, a Pedro Jesús le mira
con ternura y le dice “No tengas miedo”
ü Como resultado de la visión Isaías es enviado a profetizar a su pueblo.
De este encuentro con Jesús Pedro se convierte en pescador de hombres. Ambos
son llamados a proclamar entre sus hermanos y hermanas las maravillas de Dios,
a descubrir su presencia en medio de nosotros.
ü Isaías dice “Heme aquí, envíame” Pedro y sus compañeros dejan sus redes,
su vida cotidiana, y siguen al Maestro.
En este encuentro de Jesús con los pescadores de Galilea no hay fuego,
ni humo, ni serafines, si nada grandioso, todo transcurre en la sencillez y
cotidianidad de la vida de esos hombres sencillos. Es que Dios se ha encarnado
para vivir en medio de nosotros como uno de nosotros.
SEGUNDA LECTURA 1Cor 15,1-11


o
Que Cristo murió por
nuestros pecados
o
Que fue sepultado y
o
Que al tercer día resucitó
de entre los muertos. Todo esto de acuerdo a las Escrituras
o
Que se apareció a Cefas
(Pedro), a los doce y luego a más de quinientos





BIBLIOGRAFÍA
CLARET,
Antonio María. Autobiografía.
SWEENEY,
Marvin A. The Prophetic Literature
PARIS, María Antonia. Autobiografía
RAVASI, Gianfranco. Según
las Escrituras – Ciclo C. San Pablo 2006.
SCHÖKEL , Luis Alonso, La Biblia de nuestro Pueblo.
SAGRADA BIBLIA, Versión Oficial de la Conferencia
Episcopal Española
RINCON CLARETIANO
Tres eran las razones que tenía para no comer. La
primera era porque no podía, no tenía apetencia, mayormente cuando había de
predicar mucho o tenía mucha gente que confesar. Otras veces ya tenía algún
apetito, pero tampoco comía, singularmente cuando iba de viaje, y entonces me
abstenía de comer por no ser gravoso. Y finalmente me abstenía de comer para
edificar, porque observaba que todos me notaban. Así es que era muy poco,
poquísimo lo que comía, no obstante de tener a veces hambre. San Antonio María Claret, Fundador
de las Misioneras Claretianas. Autobiografía
404.
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