Sunday, September 24, 2017


DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A –  Octubre 1 2017

§  De nuevo la Iglesia en su liturgia presenta a nuestra consideración el tema de la justicia de Dios.

§  La justicia de Dios, que es la única justicia verdadera, no es como la nuestra; más bien tendríamos que decir que nuestra justicia no es como la suya.

§  Ya nos dijo Él en otra parte de la Escritura que sus caminos no son los nuestros.

§  A nosotros se nos olvida y muchas veces nos quejamos y a veces  nos enfrentamos con Él porque no entendemos su justicia, tal vez es que no entendemos el significado de la palabra misma.

§  Pero si queremos participar de la verdadera justicia mejor será que tratemos de entender la justicia de Dios e imitarle.



PRIMERA LECTURA – Ez 18, 25-28

v  El Señor discute con su pueblo sobre la justicia en las obras

v  El Pueblo dice que el obrar de Dios es injusto

v  Y Dios enfrenta a su pueblo y le pregunta ¿son mis caminos o los suyos los que no son rectos?

v  Y les pone el ejemplo, …. si el justo decide obrar mal es responsable de sus actos y de sus consecuencias,… si el pecador se da cuenta de sus errores y decide obrar bien, también es responsable de sus actos y consecuencias. 

v  El el primer caso las consecuencias son de condenación en el segundo de salvación

v  ¿Por qué?

v  Las salvación lo mismo que la creación no se nos da de una vez para siempre, pues como seres humanos sin terminar de hacer mientras vivimos, Dios nos crea y nos salva en un proceso continuo.

v  Durante este proceso yo puedo abrir o cerrar la puerta de mi ser a Dios

v  El único responsable de este cerrarse o abrirse soy yo.

v  Es cierto que Dios seguirá llamando a nuestras puertas, pero seremos nosotros los que abriremos o cerraremos.

SALMO RESPONSORIAL: Salmo 24, 4bc-5. 6-7. 8-9

R. (6a) Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos,
guíanos con la verdad de tu doctrina.
Tú eres nuestro Dios y salvador
y tenemos en ti nuestra esperanza.
R. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Acuérdate, Señor, que son eternos
tu amor y tu ternura.
Según ese amor y esa ternura,
acuérdate de nosotros.
R. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Porque el Señor es recto y bondadoso
indica a los pecadores el sendero,
guía por la senda recta a los humildes
y descubre a los pobres sus caminos.
R. Descúbrenos, Señor, tus caminos

ü  De la asamblea reunida en la Eucaristía se elevará el próximo domingo una súplica humilde y confiada”Descúbrenos, Señor, tus caminos”.

ü  Esperamos en Dios que es nuestro creador y salvador, Él nos guiará por la senda justa.

ü  Sabemos que se acordará de nosotros, y así se lo pedimos.

ü  Y todo esto porque el Señor es recto y bondadoso, se descubre a los humildes.

EVANGELIO Mt 21,28-32

Ø  Jesús se dirige a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, los máximos representantes del pueblo elegido

Ø  ¿Qué les parece?

….. ve a trabajar a mi viña… ahora mismo voy … pero el hijo mayor no fue

 …… ve a trabajar a mi viña … no quiero ir …. El hijo menor cambió de parecer y fue

  ….. ¿cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?  El segundo le dijeron

Ø  Y ahora Jesús va a compartir con ellos lo que lleva más adentro de su corazón: los pecadores de toda clase, los que despreciamos, miramos mal porque ellos son pecadores y nosotros santos, esos se han adelantado en el camino de Dios a quienes viven seguros y tranquilos en su “santidad y justicia”

Ø  Y les pone un ejemplo bien reciente y que todos habían experimentado: Juan era austero, fuerte, exigente…. Y no le creyeron ustedes, pero sí las prostitutas….

Ø  ¿nos pasa esto mismo en nuestras comunidades cristianas? ¿cómo miramos a quien se junta a nosotros porque ha descubierto al Señor y quiere seguirlo? ¿le hacemos fácil o se lo hacemos difícil y seguimos desconfiando sin querer compartir nuestros ministerios con ellos?

 

SEGUNDA LECTURA: Fil 2,1-11

*      Pablo invoca el amor que él tiene a la comunidad de Filipos  y el que la comunidad le tiene

*      Y les pide que le den la alegría de verlos unidos como una sola alma

*      Y sigue diciéndoles que no hagan nada por rivalidad, ni vanagloria, sino que obren con humildad, que es decir, con verdad.

*      Y todavía les pide algo más, mirar a los  demás como superiores, no dice porque tenga más estudios, o sean de condicion social más elevada, no, dice simplemente considera a los demás superiores a ti. Y este primer párrafo termina invitando a la comunidad de Filipos  a tener los mismos sentimiento de Cristo Jesús

*      Que siendo Dios se hizo uno de nosotros, y pasó por uno de tantos. La gente de su pueblo lo vio como el hijo del carpintero y de María, carpintero él también, nadie importante ni a quien se le deba un respeto especial…..

*      Pensemos un poco en esto durante esta semana.

RINCON CLARETIANO

Estaba yo muy atenta admirando lo que pasaba y me parecía iba leyendo la Ley Santa del Señor; per
o sin ver ningún libro, ni letras, la veía escrita, y la entendía tan bien que parecía se imprimía en mi alma; pero de un modo muy particular el libro de los Santos Evangelios, que hasta entonces yo nunca había leído ni tampoco la Sagrada Escritura, y después que por la gracia de Dios he leído alguna cosa, lo he visto escrito a la letra como entonces me lo enseñó Nuestro Señor desde el Árbol Santo de la Cruz, que de su santísima boca me parecía salían las palabras que yo entendí. Venerable María Antonia París, Fundadora de las RR.de María Inmaculada Misioneras Claretianas. Autobiografía 5

La Divina Providencia siempre ha velado sobre mí de un modo particular, como se verá en éste y en otros casos que referiré. Mi madre siempre crió por sí misma a sus hijos, pero a mí no fue posible por falta de salud; me dio a una ama de leche en la misma población, en donde permanecía día y noche. El dueño de la casa hizo una excavación demasiado profunda para formar una bodega más espaciosa; pero una noche en que yo no estaba en la casa, resentidos los cimientos por motivo de la excavación se hincaron las paredes y se hundió la casa, quedando muertos y sepultados en las ruinas el ama de leche, que era la dueña de la casa, y cuatro hijos que tenía; y si yo me hubiese hallado en la casa por aquella noche, habría seguido la suerte de los demás. ¡Bendita sea laProvidencia de Dios! Y ¡cuántas gracias debo dar a María Santísima, que desde niño me preservó de la muerte, como después me ha librado de otros apuros! ¡Oh cuán ingrato soy!...San Antonio María Claret, Fundador de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas. Autobiografía 7.

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