Wednesday, August 1, 2018


XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B – 2018

Ø  El domingo XVII empezamos a leer en el evangelio del domingo el capítulo 6 de Juan sobre el Pan de Vida.

Ø  Juan no tiene la narración de la institución de la Eucaristía, pero dedica el capítulo 6 de su evangelio al Pan de Vida, que es Jesús.  

PRIMERA LECTURA – Ex 16, 2-4, 12-15

Ø  Dios ha liberado a Israel de la esclavitud de Egipto por medio de Moisés, ayudado por Aarón y por María, la hermana de ambos.

Ø  Ahora de frente a las dificultades de la vida en el desierto, que le  separa de la tierra prometida a la que se dirige,  aquel pueblo se queja, y tiene que culpar a alguien de sus dificultades, y culpan a Moisés y a sus hermanos que les convencieron de salir de Egipto.

Ø  Es una reacción que los humanos tenemos con frecuencia, buscar culpables.

Ø  Los Israelitas acostumbrados a la esclavitud, a hacer aquello que se les manda, y comer bien para poder trabajar, se quejan. No sabían que la libertad tiene un precio muy alto.

Ø  Tal vez nosotros también nos quejamos cuando las cosas no salen como queremos, y le pedimos cuentas a Dios. ¿Por qué  no hace algo? ¿ por qué no elimina a cuantos se oponen al bien? ¿Dónde estás cuando pasan estas cosas…? Cuando así hablamos nos olvidamos que hemos sido creados, somos creados libres con todas las consecuencias positivas y también negativas de este don, el más precioso que Dios nos ha dado.

Ø  Pero Dios rico en misericordia, tiene paciencia con su pueblo, y les da alimento como ellos piden, exigen. Les da carne y les da pan.

Ø  Un pan extraño que habrá que recogerse a primera hora de la mañana. Sólo se podrá recoger lo que se necesite, lo que es de más, se perderá, otros lo podrían utilizar si ellos no recogiesen más de lo que necesitan.

Ø  Tal vez esté pasando esto también en nuestros días, cuando acumulamos no nos sirve a nosotros y tampoco a quienes no tienen. Nosotros no podemos usar todo cuanto acumulamos, pero esto no aprovecha tampoco a otros.

SALMO RESPONSORIAL Salmo 77, 3 y 4bc. 23-24. 25 y 54

R. (24b) El Señor les dio pan del cielo.
Cuanto hemos escuchado y conocemos
del poder del Señor y de su gloria,
cuanto nos han narrado nuestros padres,
nuestros hijos lo oirán de nuestra boca.
R. El Señor les dio pan del cielo.
A las nubes mandó desde lo alto
que abrieran las compuertas de los cielos;
hizo llover maná sobre su pueblo,
trigo celeste envió como alimento.
R. El Señor les dio pan del cielo.
Así el hombre comió pan de los ángeles;
Dios le dio de comer en abundancia
y luego los condujo hasta la tierra
y el monte que su diestra conquistara.
R. El Señor les dio pan del cielo.

Ø  La reflexión que hace este salmo de la historia del pueblo es como una parábola que se percibe entre líneas.

Ø  Al final sabemos el significado de la parábola: Israel es rebaño sacado de Egipto(vv. 52-54)  y encomendado a David (vv. 70-72)

Ø  Por otra parte el salmista nos presenta la acción maravillosa de Dios y un pueblo que no entiende. Este pueblo favorecido por Dios, liberado, sacado de la esclavitud sigue desconfiando una y otra vez. Esto mismo encontraremos en el evangelio respecto de las personas en el tiempo de Jesús.

Ø  Tal vez nosotros también desconfiamos.

EVANGELIO  Jn 6, 24-35

Ø  La gente que acaba de comer el pan que Jesús les ha dado, al ver que no está lo buscan

Ø  Jesús les enfrenta y les ayuda a descubrir lo que de verdad tienen en su corazón: no es la señal que Jesús ha hecho, es que han comido pan sin tener que hacer nada para conseguirlo.

Ø  El evangelio de Juan llama a las obras milagrosas de Jesús, señales. Señales ¿de qué? De la presencia y actuación de Dios en medio de su pueblo, en el joven profeta Jesús, al que  nosotros reconocemos como el Hijo de Dios.

Ø  Jesús les exhorta a no trabajar para lo que perece.

Ø  Aquellos hombres y mujeres desean saber cómo pueden hacer la obra de Dios. Nosotros también deseamos saber qué hemos de hacer.

Ø  Hacer nos agrada porque nos da la satisfacción de que tenemos las riendas de nuestra vida en nuestras manos, que no dependemos ni de seres humanos, ni de Dios.

Ø  Pero la respuesta de Jesús es desconcertante y no les agrada. Ahora ya muestran su agresividad y su soberbia.

Ø  Lo único que hay que hacer es creer, ¿qué? ¿en quién? ….. En él que el Padre Dios ha enviado… ¿qué obras haces para que podamos creer en ti?  ¿Pero ya se han olvidado de lo que comieron?

Ø  Sí Moises dio de comer al pueblo el pan del cielo, no Moisés no, mi Padre, y ahora les he dado de comer yo a ustedes, yo que soy el enviado del Padre, a quien ustedes llaman su Dios. Yo soy el Pan que da vida.

Ø  El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed".

Ø  ¡Qué misterio del corazón humano! Y ¡Qué insondable el misterio de la misericordia de nuestro Dios!  

SEGUNDA LECTURA Ef 4, 17. 20-24

Ø  Cuando Pablo visitó Éfeso(Hechos 19,1) encontró algunos cristianos no muy bien formados, que él instruyó y con quienes formó una comunidad de paganos convertidos. Vivió en Éfeso 3 años, en los cuales tuvo éxitos y dificultades.

Ø  Hay tres cosas en relación a esta carta: 1) no parece ser una carta, carece del tono personal, mas bien parece un homilía, parece pertenecer al género de enseñanza más que al de una carta. 2) se duda de que la carta hay sido escrita por Pablo, su estilo no es el de Pablo. 3) Se cuestiona que esta carta haya sido dirigida a los Efesios. Unos creen que estaba dirigida a Laodicea, y otros en cambio a un público más amplio de aquellas regiones.

Ø  Sea lo que sea la carta tiene un mensaje vivo para la iglesia de todos los tiempos.

Mensaje para este domingo

Ø  Lo primero que nos dice, que no obremos como los paganos

Ø  Porque no es esto lo que hemos aprendido de Cristo, de él hemos aprendido la verdad

Ø  Se nos invita a despojarnos del hombre viejo, es decir de nuestro pasado errado; a renovar nuestro espíritu y nuestra mente y a revestirnos del hombre nuevo.

Ø  En el bautismo somos despojados del pecado y revestidos de Cristo; pero mucho más que revestidos, transformados para vivir la vida misma de Cristo.

RINCON CLARETIANO  - de las cartas de los fundadores de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas.

A la señora hermana María Antonia París                                                                                                                                             Manzanillo, 3 junio de 1852.

Apreciada hermana en Jesucristo:  Acabo de recibir las dos apreciadas cartas de usted, la una escrita en Canarias y la otra en Cuba. Gracias a Dios, han llegado ya . Ahora descansen, encomiéndenme a Dios a fin de que nos inspire la manera con que quiere ser de ustedes servidor. Según usted me indica, aunque yo no me hallo presente, ya se cumple lo que dispuse antes de marcharme.

Expresiones a todas las hermanas y todas dispongan de su seguro servidor.

ANTONIO MARÍA CLARET, arzobispo de Cuba.

… todo lo arrostramos y todo lo abandonamos por amor a Jesucristo, deseosas de mayor perfección y de ocuparnos en su santo servicio allí donde las necesidades espirituales fuesen más apremiantes, y en donde por estar la educación religiosa menos atendida nuestros esfuerzos fuesen más aceptos a los ojos de Dios, como que nada nos propusimos, sino su mayor gloria en el cumplimiento de la santa regla que abrazamos. No sin contratiempos graves en la larga y penosa navegación que emprendimos, abordamos por fin a estas costas y los piadosos habitantes de Cuba nos acogieron con los brazos abiertos, recibiendo todos los días pruebas inequívocas de su caridad, y manifestando muchos padres de familia de los más bien conceptuados en la población por su posición social y acendrada religiosidad vivos deseos de que cuanto antes solicitemos la autorización debida para el establecimiento canónico y legal del santo instituto de la enseñanza que deseamos profesar.  (Fragmento de la petición  de María Antonia París dirigida a S. Antonio María Claret estando ya en Santiago de Cuba, 25 de septiembre de 1852 para iniciar el proceso de la fundación del Instituto. María Antonia París y compañeras).

BIBLIOGRAFÍA

CLARET, SAN ANTONIO MARÍA, Cartas.

LA BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO, Adaptación del texto y comentarios de Luis Alonso Schökel.

PARIS, MARÍA ANTONIA, Cartas

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