Hoy la liturgia nos presenta una página evangélica en la
que Jesús se nos presenta como el amigo de siempre.
Dejemos que nuestros sentimientos se envuelvan en
la belleza de la escena evangélica.
PRIMERA LECTURA Hechos de los Apóstoles 5,27-32; 40-41
Ø Hoy la liturgia nos
invita a mirar a aquellos primeros discípulos, los 11 que habían seguido a
Jesús, comido, bebido con él, que lo habían tocado y habían experimentado su
amistad y cercanía.
Ø Empiezan a sufrir la
misma suerte de su Maestro, la persecución por vivir y hablar la verdad.
Ø Entremos en el texto y
tratemos de descubrir lo que nos está diciendo Lucas:
o
Los apóstoles habían sido encarcelado y, así que Dios por
medio de su ángel los sacó de la cárcel, ellos continuaron enseñando y
anunciando a Jesús, lo que ellos habían visto y oído.
o
Al no encontrarlos en la cárcel fueron a buscarlos y, sin
fuerza, los trajeron ante el tribunal, y el sumo sacerdote los amonestó y
amenazó de nuevo.
§ Les habíamos prohibido
hablar de este hombre, y no sólo lo hacen sino que nos hacen a nosotros
responsables de su muerte.
§ Pedro y los demás
apóstoles responden a esto con estas palabras que son la explicación de todos
los casos de martirio de todos los siglos: Hay
que obedecer a Dios antes que a los hombres.
§ No sólo les dicen esto
sino que les vuelven a recordar que, aunque ellos sí pusieron a muerte a Jesús,
el Dios de los padres lo resucitó y lo ha glorificado.
§ Todo esto para ofrecer a
su pueblo elegido Israel y a todos los pueblos de todos los tiempos el
arrepentimiento y el perdón.
§ De todo esto ellos son
testigos juntamente con el Espíritu Santo que Dios concede a todo el que cree.
Ellos no pueden dejar de decir, de proclamar con su vida y su palabra las
maravillas que Dios ha obrado en ellos y para todos.
Ø La lectura de hoy termina
diciendo que llamaron a los apóstoles a los que habían sacado de la sala para
deliberar la sentencia:
o
Los hacen azotar y les prohíben hablar en nombre de Jesús
y los soltaron.
o
Ellos se van felices por haber sido hallados dignos de
sufrir desprecios, de ser parecidos a su Maestro Jesús.
Ø Si nos fijamos en este
juicio de los apóstoles Lucas nos lo presenta con imágenes y escenas parecidas
al juicio sufrido por Jesús, y a lo largo de la historia de la Iglesia esto
será siempre verdad en el juicio de los mártires:
o
Prohibir hablar, seguir a Jesús e invitar a otros a
seguirlo
o
Reconocimiento por parte de los jueces, si no verbal al
menos internamente, de que están delante
de unos hombres inocentes, pero peligrosos pues hacen tambalear el
establecimiento y el poder.
o
Un castigo arbitrario para asustar.
Ø Lo que no saben estos
perseguidores de todos los tiempos
o
que el Espíritu Santo da a los testigos palabras de
sabiduría que no son suyas son de Dios y que son invitaciones a los
perseguidores a convertirse al Dios verdadero, que nos ama incondicionalmente y
no se cansa nunca de perdonarnos, no importa cuales sean nuestros pecados.
o
Y tampoco saben que los que son capaces de confesar así a
Jesús es porque han sido conquistados por su amor y lo aman con todo su ser,
por eso pueden ser felices como aquellos apóstoles a pesar de ser azotados y de
ser humillados.
SEGUNDA LECTURA Ap 5, 11-14
Seguimos con la lectura del libro del Apocalipsis o Revelación, que como ya hemos dicho es un
libro de esperanza que nos habla de Cristo glorificado, Señor de Señores y Rey
de Reyes. Este Cristo que es el mismo Jesús de Nazaret que los evangelios nos
han presentado viviendo entre nosotros una vida como la nuestra vulnerable,
pequeña, sin poder en el mundo del poder humano porque su poder es muy superior
pero se encuentra en la pequeñez, en la humillación y en el amor.
Dejémonos envolver por la escena que la liturgia nos presenta. Dicen que el
libro de la Revelación más que ningún otro libro de la Escritura es bueno
sumergirnos dentro de la escena como siendo parte de ella para poderla saborear
profundamente y sacar de cada lectura alegría y esperanza.
« La escena nos presenta la
adoración de los habitantes del cielo al Cordero degollado
o
La imagen del cordero que ciertamente se refiere a Jesús
nos recuerda el cordero que los Israelitas tuvieron que sacrificar la noche de
su liberación, y que siguen sacrificando y comiendo cada año en el memorial de
la Pascua del Señor por Egipto y consiguientemente la liberación de aquel
pueblo de esclavos oprimidos.
o
Pero hay otra imagen en la Escritura del cordero. Cada
año Israel separaba dos chivos.
§ Uno lo inmolaba a YHWH
§ Sobre el otro el
sacerdote cargaba los pecados de todos el pueblo, es decir lo hacía maldito, y
lo soltaban al monte para que sin comer ni beber muriera eventualmente con los
pecados de todos. Simbólicamente era como que gracias a este cordero se
borraban los pecados del pueblo
§ Creo que Jesús representa
estos dos corderos o chivos, el que se inmola elegido para ser ofrecido santo e
inmaculado para gloria de Dios Padre, y el que carga sobre si nuestros pecados,
es “hecho pecado” por nosotros como dice Pablo, para clavar en esta cruz
nuestros pecados y así eliminarlos y perdonarlos para siempre.
o
Aquí en este visión de la gloria el cordero, Jesús
resucitado, recibe la alabanza de todos los seres creados, a él se le da la
misma “alabanza, honor, gloria y poder” que al que está sentado en el trono es
decir Dios Padre.
§ Y esto es precisamente lo
que ha pasado después de la resurrección, Jesús de Nazaret, glorificado por el
Padre recibe de la Iglesia la misma adoración y gloria que los Israelitas daban
a YHWH.
« JESÚS ES EL SEÑOR PARA
GLORIA DE DIOS PADRE.
EVANGELIO Jn 21,1-19
La liturgia nos presenta hoy la tercera de las apariciones de Jesús a sus
discípulos después de su resurrección. Vamos a seguir paso a paso lo que nos
dice el texto evangélico:
Pedro toma la iniciativa de irse a pescar y lo siguen
otros seis de ellos: Tomás, Natanael, los hermanos Santiago y Juan y otros dos
de los cuales no nos dan nombres.
Ellos se van por la noche, como es costumbre, a pescar
Y no pescan nada, es decir que por la mañana regresan
cansados y seguramente abatidos porque no consiguieron nada en su trabajo,
aparentemente perdieron el tiempo y el sueño.
Mientras ellos regresan en este estado de ánimo, en la
orilla les espera una gran sorpresa que borrará toda esta tristeza
o
Jesús está en la orilla y les pregunta si tienen algo que
hayan pescado
o
Como le responden que no les invita a que echen la red de
nuevo a la derecha
o
Ya en otra ocasión habían ellos experimentado la misma
situación
o
No es normal pescar de día, pero ellos lo hicieron
o
Y ¡oh sorpresa! La pesca es abundantísima. Esto sigue
pasándonos a la Iglesia, cuando la red la echamos en respuesta a la invitación
o mandato de Jesús. Nunca pescamos cuando es por cuenta propia.
o
Cuando ya bajan de la barca encuentra un fuego encendido,
pan cocinado y sólo falta que pongan los pescados a cocinar y ya tienen el
desayuno preparado por Jesús mismo.
o
Dice que todos saben que es el Señor, pero ninguno se
atreve a preguntar.
o
Ellos siguen siendo los mismos de siempre, no se atreven
a preguntar, como les pasaba durante la vida terrena de Jesús.
o
Y Jesús también sigue siendo el mismo, aunque ahora está
glorificado: es el amigo de siempre, el amigo que sabe las necesidades de sus
discípulos sus amigos. Y Jesús sigue siendo el mismo a lo largo de los siglos
de la historia, sabe mis necesidades, mis tristezas, mis penas, mis
dificultades, mis sueños y me ayuda a realizarlos o me da la sorpresa de poder
descubrir su presencia en cosas pequeñitas, normalmente, que pasan en mi vida.
(he puesta esta sección en primera persona porque creo que a todos nos ayuda
mucho más darnos cuenta de su presencia real en nuestra vida cuando hablamos en
primera persona).
La segunda parte de este evangelio toma otro tono, sin
dejar de presentarnos al Amigo incondicional lleno de ternura. Después de la
cena hay un diálogo entre Jesús y Pedro:
o
¿Me quieres más que estos? Sí, tú sabes….
o
¿Me quieres? Si tú sabes…
o
¿Me quieres? SEÑOR TÚ LO SABES TODO, TÚSABES QUE TE QUIERO.
Estas tres preguntas parecerían ser la contrapartida de
las tres negaciones de Pedro
Pero aquí vemos un Pedro humilde, no tan seguro de su
amor, pero que ahora sí que ama a su Señor, porque no se apoya en si mismo sino
en que Jesús sabe cuanto él quiere amarlo.
Pedro tiene la misión de cuidar los corderos y las
ovejas, es decir la Iglesia de todos los tiempos y la única condición que el
Señor le exige es el amor, pero un amor lleno de ternura y de compasión:
apacienta. El pastor sabe lo que significa apacentar, es dar de comer,
proteger, cargar sobre los hombros…..
Finalmente Jesús le dice veladamente que su muerte será
como la del maestro en que lo llevarán a donde él no quiera ir. Y la llamada es
SÍGUEME.
Ø Esta llamada es para todos, lo único que se nos
pide es seguir al Maestro y cuidarnos y amarnos con ternura unos a otros.
Así que en atención al favor
que yo (por mi mala inteligencia sin duda) contaba de este señor, me parecía
desagradecimiento el resistirme ya más, y todo era pedir a Dios pusiera un
estorbo, o aquietara mis zozobras, porque por más que me daban razones favorables,
nunca podía venir en ello, y no tenía nadie con quien consultar, porque yo
entonces todavía no había consultado ninguna cosa de la fundación con el buen
Padre Curríus, y bien pocas de mi alma. Así que andando con tanta fatiga por no
saber qué hacer, un día me puso Nuestro Señor mucha gana de consultar con este
buen Padre, y me dijo Su Majestad: «Haz lo que él te diga y aquieta tus
temores». Y me hizo entender Nuestro Señor que este Padre nos había de ayudar
mucho en la Orden ,
y que él había de ser conmigo lo que San Juan de la Cruz con Santa Teresa.
Esto me lo dijo
Nuestro Señor dos años antes de la fundación, y se ha cumplido a la letra,
porque si este siervo de Dios no me hubiera ayudado tanto en la fundación, no
sé cómo habría salido en bien, de tantos estorbos como ponía todo el infierno
para que no se fundase sin rentas. Venerable
María Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía
73-74.
Conocí que en un sólo acto de
mortificación se pueden ejercitar muchas virtudes según los diferentes fines
que cada uno se propone en cada acto; v. gr.:
1. El
que mortifica su cuerpo con el fin de refrenar la concupiscencia, hace un acto
de la virtud de la templanza
2. Si
lo hace con el fin de ordenar bien la vida, será un acto de la virtud de la prudencia.
3. Si
lo hace con el fin de satisfacer por las faltas de la vida pasada, será un acto
de justicia.
4. Si
lo hace para vencer las dificultades de la vida espiritual, será un acto de fortaleza.
5. Si
lo hace con el fin de ofrecer un sacrificio a Dios privándose de lo que le
gusta y practicando lo que le amarga y repugna, será un acto de la virtud de la
religión. San Antonio María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas,
Autobiografía 414.
BIBLIOGRAFÍA
CLARET, Antonio María , Autobiografía.
PARIS, María Antonia,
Autobiografía
RAVASI, Gianfranco, Según Las
Escrituras, Año C, 2006
SCHÖKEL, Luis Alonso, comentario
a la Biblia de Nuestro Pueblo, 2010
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