El miércoles de ceniza empezábamos nuestra peregrinación
cuaresmal, subiendo como Jesús hacia Jerusalén.
Lucas en su evangelio nos dice que Jesús iba
decididamente hacia Jerusalén cuando llegó el tiempo de subir a la ciudad santa
¿Hemos empezado nosotros nuestra peregrinación cuaresmal
con el mismo entusiasmo, dispuestos a entregar nuestra vida al Maestro para el
bien de nuestros hermanos y hermanas?
Veamos qué nos dice el Señor a través de las lecturas de
este domingo.
Como la Cuaresma es uno de los tiempos fuertes de la
liturgia de la Iglesia, las tres lecturas tienen un tema común.
He leído la reflexión hecha por Gianfranco Ravassi sobre
las lecturas de hoy, y me ha gustado mucho como las enfoca. Para él se trata de
la fe confesada de diferentes maneras en las tres lecturas.
Me ha parecido adecuado usar este enfoque ya que estamos
en el año de la fe.
PRIMERA LECTURA Dt 26, 4-10.
Ø Este
libro en la versión hebrea se titula “Estas son las palabras…” Así comienza
este libro que es le quinto del Pentateuco.
Ø En la
versión griega de los 70 se le llama Deuteronomio (deuteros-nomos= segunda ley)
Ø El
libro está todo él orientado a las palabras que Moisés dijo a su pueblo en los
umbrales de la tierra prometida, a la que él no entraría.
Ø Estas
palabras de Moisés están escritas en varios géneros literarios: narrativos, legales,
parenéticos(consejos) y poéticos,
teniendo como telón de fondo LA LEY.
Ø El
capítulo 26 trata de la ofrenda de las primicias a Dios.
Ø Moisés
les dice que cuando vayan ante el Señor a ofrecerle las primicias dirán unas
palabras que son en realidad una confesión de fe en el Dios de Israel.
Ø Esta
confesión de fe tiene tres apartados:
o La
confesión del propio origen “Arameo errante”. Bajó a
Egipto donde se estableció y creció
o Como
consecuencia de ser numerosos fueron oprimidos por los Egipcios que les
hicieron sufrir
o Ello
clamaron a su Dios y los escuchó, sacándolos de la tierra de la esclavitud. Les
dio la libertad y los condujo con
mano fuerte y brazo extendido a la tierra
en la que están ahora.
Ø En
estas palabras el israelita fiel confiesa que Dios es grande, que Dios escucha
el grito de los que sufren y que Dios los ha guiado hasta la tierra.
Ø Es
decir confiesa que Dios no es un Dios lejano, sino cercano, que camina junto a
nosotros, nos guía.
Ø Junto
con la confesión ofrece las primicias de la cosecha. Ya no es un arameo
errante, ahora es un Israelita asentado
en la tierra, no es nómada yendo de una parte a otra con sus rebaños, ahora
cultiva la tierra que Dios le ha dado y le ofrece las primicias de su cosecha.
Ø ¡Qué
hermosa confesión de fe y al mismo
tiempo qué corta, pero qué llena de respeto y amor y confianza en el Señor su
Dios.
SEGUNDA LECTURA Rm
10,8-13
« Pablo
invita a los miembros de su comunidad a creer en Jesucristo, a confesar con la
boca y creer con el corazón que Jesús es el Señor.
« El
Israelita era invitado a confesar su fe en el Dios grande, YHWH, que los había
liberado de la esclavitud de Egipto.
« Pablo
invita a su comunidad a confesar la fe en Jesús como Señor como Dios que dando
su vida en la cruz nos ha liberado de la mayor esclavitud que es el pecado.
« Y para
confesar esta fe no hay que ser descendientes del Arameo errante, sino que
todos sin distinción de raza, color, nacionalidad, género estamos invitados a
esta profesión de fe en Jesús muerto y resucitado para la liberación de todos.
EVANGELIO Lc 4,1-13
Lucas presenta a Jesús, al Jesús en el que Pablo nos
invita a confesar nuestra fe, que es tentado antes de iniciar su misión que le
llevará a la cruz y a la resurrección y será nuestra salvación.
Jesús después de su bautismo se aleja y se deja guiar por
el Espíritu hacia el desierto, lugar de la tentación, de la soledad, de la
lucha, del encuentro cara a cara con Dios y consigo mismo.
Jesús ha oído en el Jordán donde entró para ser
bautizado, que el Padre le decía “Tú eres mi hijo querido, mi predilecto”.
Ahora está sólo pensando en la misión que el Padre tiene
para él, tiene miedo como todos nosotros cuando intuimos que la misión que Dios
tiene para nosotros va a ser difícil y vamos a sufrir rechazo y desprecio.
Seguramente que las tentaciones que nos narran los
evangelistas son como resúmenes, de las tentaciones que sufrió a lo largo de su
vida.
Las tentaciones descritas por Lucas siempre empezarán con
estas palabras “Si eres hijo de Dios” Parece como si la tentación se enfocara
directamente a esta realidad de Jesús.
o La
tentación del pan, no creo sea la tentación de comida solamente, creo que es la
tentación de usar un poder que tiene para su propio provecho, pero se le ha
dado para el servicio a los demás. ¿No es esta una de las grandes tentaciones
que también nosotros tenemos?
o Lucas
invierte el orden las tentaciones y pone como segunda la de los reinos de la
tierra que en Mateo es la última tentación. Es la tentación de hacer las cosas
a nuestra manera, no a la de Dios. Creer que sabemos mejor que Dios y que las
cosas pueden ser más fáciles. ¿Por qué tiene él que sufrir la humillación, el
desprecio y la muerte por seguir la voluntad del Padre cuando puede hacer lo
mismo de otra manera más razonable?
o La
última tentación para Lucas es la del Templo de Jerusalén. La mayor de las
tentaciones se da en la ciudad de Jerusalén. Para Lucas la salvación sale de Jerusalén,
como había dicho Isaías siglos antes. El evangelio de Lucas empieza y termina
en Jerusalén. Es la tentación de provocar a Dios, enfrentarse con Dios,
manipular a Dios para que haga lo que
nosotros queremos.
o En
todas estas situaciones de tentación Jesús toma prestadas las palabras a la
Escritura y con ellas derrota al espíritu del mal.
o La
respuesta de Jesús a las tentaciones es su profesión de fe, de confianza, de
entrega en manos de su Dios, su Abba al que ama incondicionalmente.
BIBLIOGRAFÍA
CLARET,
Antonio María. Autobiografía.
PARIS, María
Antonia. Autobiografía
RAVASI, Gianfranco. Según
las Escrituras – Ciclo C. San Pablo 2006.
SCHÖKEL , Luis Alonso, La Biblia de nuestro Pueblo.
SAGRADA BIBLIA, Versión Oficial de la Conferencia
Episcopal Española
Una noche vi (en sueños a mi
parecer) una hermosísima cruz en el cielo, formada de estrellas tan
resplandecientes, que yo no puedo explicar su hermosura y belleza, ¡qué
encanto!, ¡qué resplandores despedía de sí!, ¡qué de cosas vi en ella!!!...,
pero al momento que la vi formada se desbarataron los brazos, quedando el asta
sola, con la misma hermosura las estrellas, sólo perdió la forma de cruz que,
según yo la vi, era lo más precioso que se pueda ver. Fuéme manifestado que aquella cruz significaba esta Santa
Orden, y que resplandecerían sus hijos como estrellas, y que la veía en forma
de cruz porque han de predicar la cruz de Nuestro Señor Jesucristo Venerable María Antonia París,
Fundadora de las Misioneras Claretianas. Autobiografía
64-65.
Cuando tomaba
lo que me presentaban, era poco y lo inferior. Si llegaba a un Curato en hora
intempestiva, les decía que no hiciesen más que unas sopitas y un huevo, y nada
más; porque carne nunca tomaba, ni aun ahora jamás la tomo, siendo así que me
gusta, pero conozco que es muy edificante su abstinencia. Lo mismo digo del uso
del vino. Sí, me gusta el vino, pero hace años que no lo bebo, sólo las
abluciones de la misa. Lo mismo digo del aguardiente y licores, que nunca jamás
los bebo, siendo así que me gustan, pues en otro tiempo los había bebido. Esta
abstinencia de comida y bebida he conocido que es muy edificante y en el día
necesaria para hacer frente a los excesos que por desgracia se hacen en las
mesas. San Antonio María Claret, Fundador
de las Misioneras Claretianas. Autobiografía
405.
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