Terminado el tiempo Pascual, la liturgia de la Iglesia
nos invita a celebrar a nuestro Dios, a adorarlo, a contemplarlo y quedarnos
maravillados de su hermosura y de su bondad.
Nos adentraremos hoy, a través de las tres lecturas, en
el misterio insondable de Dios trino y uno; igual en cuanto a Dios, diverso en
cuanto a Personas.
Más que tratar de entender, ya que este misterio adorable
no cabe en nuestra limitada inteligencia, vamos a dejar que Dios conquiste nuestro
corazón, vamos a dejar nuestra imaginación, nuestros sentimientos correr
libremente en su presencia.
Dejémonos seducir por su belleza.
Ø La Sabiduría habla y nos
dice que existe como primicias de las obras de Dios.
Ø Fue formada desde
siempre, siempre es un concepto difícil de asimilar, siempre quiere decir sin
principio ni fin.
Ø Y en los versículos
siguientes la Sabiduría nos describe las obras de Dios. Entremos en el texto
con nuestra imaginación, tratemos de estar en los lugares que nos describe la
Sabiduría:
·
océanos, manantiales y ríos.
·
montes y montañas
·
tierra, campos,
Ø Nos dice que estaba
presente cuando Dios colocaba el cielo
Ø colocaba la bóveda del
cielo sobre el océano, como si fuese el
techo de una casa
Ø cuando sujetaba las nubes
y ponía un límite al mar
Ø cuando asentaba los
cimientos de la tierra.
Ø Si nos fijamos está
describiendo un lugar para vivir, una morada, una casa. La casa que Dios ha
preparado para todos nosotros y que edificado con tanto cuidado y cariño.
Ø La sabiduría dice que
estaba allá junto a él, que jugaba con la creación, que disfrutaba con los
hombres.
Ø ¡Qué expresión tan
consoladora, la Sabiduría de Dios, Dios mismo se deleita en estar con nosotros
más que en todas las demás obras de su creación.
Ø Algunos han reconocido
en La Sabiduría al Hijo, por quien todo fue hecho. Y
el Hijo es el que se ha hecho uno de
nosotros. En la iglesia oriental se ha visto también en la sabiduría una imagen
del Espíritu Santo, creador. (ver salmo 104)
SALMO RESPONSORIAL Sal 8
¡Señor,
nuestro Dios, qué
admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y la estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies:
todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas.
ü
El salmista está
maravillado, sorprendido al descubrir como Dios cuida de todas sus criaturas
ü
Y de manera
especial al hombre al que ha dado
dominio sobre la creación
ü
Y se pregunta
¿Qué es el hombre?
ü
Nosotros
repetimos lo mismo ¿quiénes somos nosotros para que el Hijo del Padre se haya
hecho uno de nosotros y haya querido poner su tienda en medio de nosotros?
SEGUNDA LECTURA Rm 5,1-5
Pablo nos habla
de la obra redentora de Dios en favor de su creación.
Hemos sido
justificados por la fe y esto hace que estemos en paz con Dios por medio de
Jesucristo.
Cristo es quien
nos ha alcanzado la gracia en la que vivimos, y nos gozamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Y dice Pablo
que no solo nos gozamos en la esperanza,
sino también en los sufrimientos.
A través de los
cuales llegamos a la fortaleza de carácter que nos lleva a la esperanza
Pablo traza un
círculo completo la esperanza hace posible que nos gloriemos o gocemos en los
sufrimientos, y estos hacen posible que lleguemos a tener un carácter fuerte y
sólido que hace posible que esperemos.
Y termina
diciendo que la esperanza no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.
El Espíritu
Santo es el que hace posible esta obra que Dios realiza en nosotros.
EVANGELIO Jn 16,12-15
v Jesús habla con sus discípulos y les dice que tiene muchas más cosas que
decirles, pero ellos no pueden asimilarlas entonces.
v El que hará posible que puedan asimilar y entender y vivir será el Espíritu
de la verdad, que los conducirá la verdad plena.
v NO hablará de lo suyo, sino que comunicará lo que ha oído. Nos comunicará
lo que oye en la intimidad trinitaria.
v El Espíritu les dirá lo que va a venir, el Espíritu glorificará a Jesús, porque
tomará de lo que es de Jesús y se lo comunicará.
v ¿Qué quiere decir esto, tomará de lo mío? En el versículo siguiente tenemos
la respuesta: Todo lo que el Padre tiene es mío, por eso les he dicho que
tomará de lo mío y se lo explicará a ustedes.
v Esta ha sido la misión del Espíritu Santo entre nosotros, en la Iglesia,
comunicarnos las palabras de Jesús y ayudarnos a entender su significado.
v Pero no sólo en la Iglesia, sino en el mundo entero, en toda la creación,
el Espíritu hace posible que el proyecto creador y redentor de Dios se haga
realidad.
v Éste es nuestro Dios, el Dios cristiano, el Dios que es una Trinidad de
personas, una comunidad de personas unidas por el amor que se genera entre
ellas porque son diversas. El Dios
creador, redentor y santificador.
"confesamos tu eterna Santa Trinidad e
indivisa Unidad". (De la oración sobre las ofrendas de la Misa de la Santísima Trinidad)
Bendigamos a Dios Padre, y al
Único Hijo de Dios, y al Espíritu Santo, porque nos ha mostrado su amor
misericordioso.(Invitatorio
de la Misa de la Santísima Trinidad)
Es bueno ir a lo que nos dice
el inicio del libro de la Revelación (Apocalipsis) cuando Juan saluda a las
siete iglesias en el inicio de la majestuosa liturgia celestial:
§ Les deseo el favor y la paz de parte de Aquel que es, que era y que será,
de parte de los siete espíritus que están ante su trono, y de parte de
Jesucristo el testigo fidedigno, el primogénito de los muertos, el Señor de los
reyes del mundo.
§ Este saludo lo podríamos simplificar así: Les deseo el favor y la paz de
parte del Padre, del Espíritu Santo y del Hijo.
§ En nuestra Misa este saludo está formulado así: La gracia de nuestro Señor
Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.
Una vez estaba algo pesarosa
pensando cómo sostendría la casa con tanta gente, pues me vinieron nueve
jóvenes a la vez para vestir el santo hábito, y tan pobres que no me trajeron
ni una peseta, y de ropas tan miserables que algunas o las más, con pena podían
mudarse; y por otra parte conocí bien pronto que entre todas, sólo había dos
laboriosas y las demás amigas de todo regalo y descanso. Esto era la causa de
mi desconsuelo, más que la pobreza; porque pobres las quiero yo, pero laboriosas.
Por otra parte estaba tan desazonada aquellos días por haberme presentado un
recibo que decía había de pagar 250 $ de alquileres de la casa que habíamos
vivido hasta entonces, y de la que empezábamos a vivir (que ésta aunque se
había comprado para monasterio, se había de pagar alquiler hasta hacerse la
escritura); y esto era por descuido del que cuidaba, que si se hubiera dado
buena maña, nada de esto se hubiera de pagar, y por esto estaba yo tan
disgustada. Y también traía disgusto porque hasta entonces me habían hecho
creer que la casa corría a cuenta del Señor Arzobispo (deberían querer decir si
nosotras no ganábamos). Yo creo que el demonio movía todos los resortes por si
podría hacerme desconfiar de la Divina Providencia, pero por la gracia de Dios
no le salió bien la traza. Venerable María Antonia París, Fundadora de las Misioneras
Claretianas, Autobiografía- Segunda Relación 88.
A la
verdad, hace el fuego de la caridad en un ministro del Señor lo que el fuego
material en la locomotora del ferrocarril, y la maquina en un buque de vapor,
que todo lo arrastra con la mayor facilidad. ¿De qué serviría todo aquel
aparato si no hubiese fuego ni vapor? De nada serviría. ¿De que servirá a un
Sacerdote que ha hecho toda su carrera de hallarse graduado en sagrada Teología
y en ambos Derechos, si no [tiene] el fuego de la caridad? De nada. No servirá
para los otros, porque seria un aparato del ferrocarril sin fuego; quizá, en
lugar de ayudar como debería, estorbara. Ni tampoco a él le sirve; como dice San
Pablo, cuando yo hablara todas las lenguas y el lenguaje de los ángeles mismos,
si no tuviera caridad, vengo a ser como un metal que suena o campana que retiñe. San Antonio María Claret, Fundador de las
Misioneras Claretianas, Autobiografía 441
BIBLIOGRAFÍA:
CLARET, Antonio María , Autobiografía.
PARIS, María Antonia, Autobiografía
RAVASI, Gianfranco, Según Las Escrituras, Año C, 2006
SCHÖKEL, Luis Alonso. Comentario
a La Biblia de nuestro Pueblo. 2010.
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