Ø Hoy las lecturas nos
hablan de la Ley y de la libertad de elegir que tiene el ser humano.
PRIMERA LECTURA Sir 15,15-20
Ø Podemos escoger vivir de
acuerdo a los mandamientos y esto es salvación o podemos rechazarlos.
Ø El Señor nos ha dado la
libertad de elegir entre el fuego y el agua, entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte.
Ø Dice el autor sagrado que
aquello que elijamos se nos dará. Dios respeta su creación, respeta la libertad
que nos ha dado. Dios nos toma en serio.
Ø Dios es sabio, poderoso y
lo ve todo.
Ø Sus ojos se posan sobre
aquellos que le temen, y Dios entiende los hechos de los hombres
Ø Dios no le obliga o manda
a nadie hacer el mal o pecar.
Ø Tema interesante el de
este domingo, la Ley y la libertad humana.
Ø La ley es para nuestro
bien, pero si no la queremos se nos dará aquello que decidamos elegir.
SALMO RESPONSORIAL Sal 119, 1-2, 4-5, 17-18, 33-34
FELIZ QUIEN SIGUE LA LEY DEL SEÑOR
Felices los que van por un camino
intachable,
los que siguen la ley del Señor,
Felices los que cumplen sus
prescripciones
y lo buscan de todo corazón
Tú promulgaste tus mandamientos
para que se cumplieran
íntegramente.
¡Ojalá yo me mantenga firme
en la observancia de tus
preceptos!
Sé bueno con tu servidor,
para que yo viva y pueda cumplir
tu palabra.
Abre mis ojos,
para que contemple las maravillas
de tu ley.
Muéstrame, Señor, el camino de
tus preceptos,
y yo los cumpliré a la
perfección.
34 Instrúyeme, para que observe
tu ley
y la cumpla de todo corazón.
Ø Este salmo, que es el más
largo, canta la belleza de la Ley del
Señor.
Ø Empieza diciendo que son
felices los que siguen los caminos del Señor. En este camino Dios nos ha puesto
los mandamientos para guiarnos y protegernos.
Ø Los mandamientos fueron
promulgados para ser observados, y el salmista desea ser fiel
Ø Pide a Dios que le abra
los ojos para contemplar las maravillas de su ley.
Ø El último verso de hoy es
una invocación al Señor pidiendo le muestre el camino de sus preceptos
Ø Y también pide
instrucción para poder observar la Ley y cumplirla de corazón
Ø La ley para un israelita
no son normas externas sino algo vital que llevamos dentro y nos da vida
EVANGELIO Mt 5,20-22a, 27-28, 33-34a, 37
v Unos versículos antes de
esta lectura Jesús dice que no ha venido para abolir la ley, sino para darle
cumplimiento.
v Darle cumplimiento o
llevarla a su plenitud es lo mismo. Sí el ha venido para que la ley sea una
realidad en nuestra vida, para que la amemos y organicemos nuestras vidas de
acuerdo a ella.
v Y a continuación Jesús
empieza a desvelar delante de nuestros ojos el verdadero significado de la ley,
le da su cumplimiento, la lleva a su plenitud.
v Veamos lo que nos dice y prestemos atención
para poder nosotros vivir de acuerdo a lo que Jesús nos descubre de la
Ley.
v También les dice que si su
justicia, su verdad, no es superior a la de los fariseos y escribas, no podrán
ser parte del Reino, es decir de su proyecto.
v Los fariseos se
distinguían por ser fieles cumplidores de la letra de la ley, pero no siempre
se preocupaban de su verdadero significado.
v Jesús nos va a revelar el
significado de algunas de estas leyes, ciertamente las que a él más le
preocupan:
ü Han oído que se dijo a
sus antepasados "No matarás"
Pero yo les digo
quien se enoja con su hermano será sometido a Juicio.
Hay muchas formas de matar, a veces las no cruentas son
las más dañinas
Podemos con nuestras palabras, gestos, miradas
dañar de tal manera la auto- estima
o el amor a si mismo de una persona que viva
sin entusiasmo, sin deseo de
nada, considerándose una basura. Es decir estar muerto en vida.
ü Han oído que se dijo
"No cometerás adulterio"
Pero yo les digo que quien mira a una mujer con malos
deseos ya cometió adulterio con ella en su corazón. El adulterio se comete con el
corazón aun que no haya actos externos, pues es una infidelidad a la persona
con quien me he comprometido, y es una mentira que digo con mi comportamiento.
ü Han oído que se dijo "No
hagan juramentos falso"
Pero yo les digo no juren de ninguna manera, su hablar sea si
o no.
Se nos ha dado la
capacidad de hablar para decir o proclamar la verdad, y esto no solamente con
palabras sino con la misma vida. Nuestra vida no puede desmentir lo que dicen
nuestros labios.
Vemos que lo que Jesús
hace es llevar la ley hacia lo profundo de nuestro ser, de lo exterior enviarla
a lo interior. Y que del interior influya en nuestros comportamientos. Es decir de un cumplimiento externo a veces
falso pasar a una vida sincera y abierta sin mentira.
SEGUNDA LECTURA: 1Co 2,6-10
En los versículos que leímos la semana pasada Pablo decía
que había decidido no conocer más que a Cristo y éste crucificado, sabiduría de
Dios y necedad para los hombres que no le aman.
Hoy Pablo nos dice que habla con sabiduría, una sabiduría
que no es de este mundo, que ningún gobernante puede entender.
Si los gobernantes de este mundo hubiesen conocido ésta sabiduría, que Dios da a todos,
no hubiesen tratado a Jesús como lo trataron, hasta matarlo.
Y sigue diciendo que ni ojo vio, ni oído oyó lo que Dios
ha preparado para aquellos que lo amamos.
Y termina diciendo algo bien interesante, esto nos lo ha
revelado el Espíritu, porque el Espíritu conoce las profundidades de Dios. Creo
que esta frase es una invitación a orar con ella para descubrir su riqueza.
Esta promesa les daba mucho
ánimo y todo era menester, porque les decían tales cosas, que a no ser
escogidas por la mano de Dios habrían desistido muchas veces. Sobre todo me
daban compasión sus pobres padres que con tanto dolor hacían el sacrificio de
darles el permiso para atravesar esos mares, sin esperanza de verlas jamás,
expuestas a tantos y tan grandes peligros como ofrece una navegación tan larga,
especialmente en mujeres tan jóvenes, sin otra custodia que nuestro Santo Ángel
Custodio y sin otro amparo que el Divino Amparador. ¡Ah!!!! cuantas cosas se me
ofrecen aquí para explicar las grandes, ¡las nunca bastante ponderadas
maravillas de Dios!!!!!!! Venerable María
Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 124.
Lo que más me
apuraba era oírlos a todos en confesión general como deseaban hacerla. (Al)
efecto, decía a los demás Sacerdotes que me ayudasen y les decía cómo lo habían
de practicar para hacerlo bien y prontamente. A fin de evitar que los
penitentes se riñeran por coger el puesto antes que otros, hacía formar listas
a proporción que iban llegando. De ocho en ocho, que eran cuatro hombres y
cuatro mujeres, les hacía signar y santiguar a la vez y rezar conmigo el Yo pecador.
etc., y esto me servía mucho; si no, cada uno me detenía mucho esperando
que se signara y rezara lo que acostumbran antes de confesarse, y así, rezado
esto en común, se acercaba cada uno en particular cuando le daba su turno. De
esta manera se ahorraba tiempo y se evitaban luchas y el que se echasen encima
del confesonario.
Cuando
concluía la Misión, toda la gente de la población me salía a acompañar y la
población adonde iba me salía a recibir. Los primeros me despedían con lágrimas
y los segundos me recibían con alegría. No explicaré todo lo que ocurrió en
aquellas poblaciones, porque me haría interminable. Sólo sí quiero consignar un
paso que me sucedió para que aprendan los Misioneros. San Antonio María Claret, Fundador de las
Misioneras Claretianas, Autobiografía 482-83
BIBLIOGRAFÍA
CLARET, Antonio María Claret, Autobiografía.
PAGOLA, José A.
El camino abierto por Jesús. PPC 2012
PARIS, María Antonia, Autobiografía
SCHÖKEL, Luis Alonso. Adaptación de textos y comentarios
a la BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO.
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