Ø En este domingo la liturgia,
a través de las lecturas, nos invita a mirar como vive la resurrección
todo seguidor de Jesús. Tenemos dos
lecturas de Lucas, una de los Hechos, otra del Evangelio.
Ø Raymond Brown en su libro
a Risen Christ in Easter Time,
comenta que Lucas coloca los dos volúmenes de su obra dentro de un marco geográfico:
o la narración empieza en Jerusalén en el
Templo (Lc 1,5-8). Zacarías el Padre Juan Bautista le toca ofrecer el incienso)
y la narración termina en Roma (He 28,28) con una orientación evangelizadora
hacia los gentiles.
o El punto de unión entre
la historia de Jesús de Nazaret (evangelio)y la historia del Espíritu Santo que
guía a la Iglesia(Hechos), son los acontecimientos que sucedieron en Jerusalén:
la Pascua de Jesús.
§ La pasión y muerte Lc
22-23 se nos cuenta en el primer volumen
de la Obra de Lucas: el Evangelio.
§ El envío del Espíritu
Santo se cuenta en el segundo volumen de esta Obra (Hechos 2) Los
Hechos de los Apóstoles.
§ En cambio la resurrección
es tan central a nuestra fe que Lucas relata las apariciones de Jesús resucitado tanto en el
Evangelio como en los Hechos (Lucas 24; Hechos
1,3-9).
o El evangelio empieza en el
templo de Jerusalén (1, 5-8) y termina en el templo de Jerusalén (24,53).
o En cambio la narración de
los Hechos empieza en Jerusalén (1,3) y termina en Roma (28,28), y de allí se
anunciará a los paganos.
En el Antiguo Testamento el profeta Isaías describe las naciones
invitándose a subir a Jerusalén para recibir la instrucción del Señor, pues de
Sión saldrá la Ley de Jerusalén la Palabra del Señor.( Is 2,1-3) y esto es lo
que Lucas nos presenta aquí.
PRIMERA LECTURA – Hch 2,
14. 22-28
« Este texto en Hechos lo
encontramos después de la venida del Espíritu en Pentecostés
« Sin embargo en la
liturgia la Iglesia nos lo presenta en este tercer domingo de Pascua en que
todavía no se ha dado la experiencia de Pentecostés; porque en su proclamación Pedro anuncia el
misterio pascual de Cristo, que estamos celebrando en este tiempo de Pascua.
« El primer versículo es la
introducción para la proclamación de Pedro
« Los versos 22-24 nos
describen el contenido del Kerigma primer o anuncio de Cristo
« Pedro se nos presenta
como los profetas del A.T. con un mensaje de denuncia “ustedes lo crucificaron”
y de anuncio “pero Dios lo resucitó.”
« Pedro dice a su pueblo
o
que Jesús ha sido el regalo que Dios les ha hecho y que
ellos no han sabido apreciar.
o
Que Jesús es el cumplimiento de las promesas hechas por
Dios a su pueblo Israel
« Es consolador al leer
estos textos darnos cuenta de que las promesas de Dios se cumplen siempre y que
ninguno de nosotros puede hacer que no se cumplan, Dios es siempre fiel.
« Jesús es el gran regalo
de Dios no sólo al pueblo de Israel, sino a toda la humanidad y nosotros
seguimos crucificándolo en los millones de hermanos y hermanas nuestras que
sufren a causa de la falta de amor, la ambición, la avaricia y la indiferencia de muchos de nosotros. Como dice Pedro
“ustedes lo crucificaron” podríamos decir esta frase así: ustedes crucifican a
sus hermanos hoy.
SALMO RESPONSORIAL Sal 16
Me harás conocer el camino de la vida,
Protégeme, Dios mío,
porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor:
«Señor, tú eres mi bien,
no hay nada superior a ti».
El Señor es la parte de mi
herencia y mi cáliz,
¡tú decides mi suerte!
Bendeciré al Señor que me
aconseja,
¡hasta de noche me instruye mi
conciencia!
Tengo siempre presente al Señor:
él está a mi lado, nunca
vacilaré.
Por eso mi corazón se alegra,
se regocijan mis entrañas
y todo mi ser descansa seguro:
porque no me entregarás la Muerte
ni dejarás que tu amigo vea el
sepulcro.
Me harás conocer el camino de la
vida,
saciándome de gozo en tu
presencia,
de felicidad eterna a tu derecha.
v Hermoso salmo, al leerlo
percibimos en quien lo escribió una gran confianza, un abandono total en manos
de Dios.
v Palabras que la liturgia
pone en boca de Jesús.
v ¡Oh, si nosotros
tuviésemos esta confianza total en nuestro Padre Dios!
v Esto es lo que Jesús nos
ha enseñado con su vida.
v Que nosotros podamos como
Jesús decirle al Padre “mi corazón descansa seguro en ti”.
SEGUNDA LECTURA 1Pe
1,17-21
Continuamos la lectura de la Primera carta de Pedro que iniciamos el
segundo domingo de Pascua.
Ø El Padre nos juzga de acuerdo
a nuestra conducta
Ø Pedro nos invita a vivir durante nuestra vida (permanencia en
tierra extranjera) recordando que hemos sido liberados de nuestra antigua forma
de vida, no con monedas sino por la sangre del cordero.
Ø En la primera Pascua
celebrada cuando el pueblo salió de Egipto, la sangre del cordero que se
inmolaba para comerlo luego, al marcar las puertas era la señal para que el
ángel exterminador pasara de largo. Pedro usa esta imagen para recordarnos que
el verdadero cordero, cuya sangre nos salva y redime, es Cristo muerto en la cruz y resucitado de entre
los muertos por el Padre.
EVANGELIO Lc 24,13-35.
Este pasaje del evangelio de Lucas es la narración más
bella de la resurrección.
Este pasaje representa la vida de fe de todo seguidor de
Cristo.
Y también representa la celebración de la Eucaristía
(palabra y cuerpo del Señor)
Nos muestra el camino de fe apoyado en las Escrituras,
que el Señor nos va clarificando (vv.17; 25-23)
Camino de fe que tiene sus altos y bajos
(vv. 21-24)
Su corazón se iba caldeando, encendiendo sin ellos darse
cuenta (v.33), como nos pasa a nosotros
al entrar en contacto más íntimo y consciente con el Señor.
Fieles a la hospitalidad que Dios les pedía en la Ley,
invitan al caminante forastero a quedarse pues al anochecer era peligroso y
difícil caminar (v.29)
Este gesto es el que, juntamente con el calor recibido de
la palabra del caminante, predispuso su
corazón a reconocerle en su gesto tan habitual “partir el pan” (v.30)
Venían tristes, aburridos cuando el caminante se les
juntó, ahora que han descubierto que es el mismo Jesús que las mujeres vieron, pero que otros no…. tienen tal entusiasmo que
regresan al instante.
Pasa en ellos lo mismo que leemos una y otra vez en las
Escrituras, quien se encuentra con el Dios vivo no puede menos de anunciarlo
con alegría y entusiasmo sin sentir el cansancio.
Cuando llegan los otros saben que ha resucitado porque
Pedro lo ha visto.
Pensemos y meditemos en el silencio de nuestro corazón:
o
Cuándo venimos a la Eucaristía, ¿dejamos que el Señor caliente nuestro
corazón, lo encienda en su amor?
o
¿Escuchamos su Palabra como si fuese la primera vez que
la oímos?
o
¿Recibimos el Pan de la Eucaristía, su cuerpo y sangre,
con la ilusión y entusiasmo de la primera vez?
o
¿Nos dejamos enseñar por el Señor mientras caminamos por
la vida, le preguntamos por el significado de lo que pasa en nosotros, la familia, comunidad, nación, mundo?
RINCON CLARETIANO
En esta ocasión que me era tan necesaria esta
esperanza, la avivó tanto Nuestro Señor en mi alma que redundaba en el cuerpo, y los que me
rodeaban en aquellos últimos días estaban admirados de ver el reposo con que
obraba en todas las cosas, indicio cierto de la tranquilidad que disfrutaba mi
alma, en ocasión que todo era motivo de turbación y espanto. Pero para los que
tienen la fe muerta, y más esperan en los hombres que nada pueden, que en Dios
que con un acto de su voluntad gobierna y sustenta todo el mundo. Y ni la
tierra ni el mar con todos sus elementos jamás traspasarán sus límites sin la
divina ordenación. (Venerable María
Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 136).
Espantado del
nombramiento, no quise aceptar por considerarme indigno e incapaz de tan grande
dignidad, por no tener ni la ciencia ni las virtudes necesarias. Y
reflexionando después más detenidamente, pensé que, aunque yo tuviese ciencia y
virtud, no debía abandonar la Librería Religiosa y la Congregación que acababan
de nacer. Así es que con el mayor esfuerzo rechazaba todas las instancias que
me hacían el Sr. Nuncio de S. Santidad, Excmo. Sr. Brunelli y el Sr. Ministro
de Gracia y Justicia, don Lorenzo Arrazola. Viendo estos dos Señores, el Nuncio
y el Ministro, que de mí no podían sacar partido, se valieron de mi Sr Prelado,
el Sr. Obispo de Vich, a quien tenía la más ciega obediencia, y este Señor me
mandó formalmente que aceptara. (San
Antonio María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas, Autobiografía
495).
BIBLIOGRAFÍA
BROWN, Raymond . A Risen Christ in Easter Time.
CLARET, Antonio María. Autobiografía.
PARIS, María Antonia. Autobiografía.
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