SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI – EL CUERPO Y LA
SANGRE DEL SEÑOR
JUNIO 7, 2015 – CICLO B
Hoy es el décimo domingo del
tiempo ordinario y segundo después de Pentecostés. La liturgia de la iglesia
todos los años nos presenta en este domingo la solemnidad del Cuerpo y Sangre
del Señor. Nos invita a entrar en este misterio adorable que ya contemplamos en
la Misa de la Cena del Señor el Jueves Santo.
Dejémonos guiar por la sabiduría
de siglos de la iglesia y entremos “descalzos”, como le dijo Dios a Moisés, en
esta tierra sagrada que es la Persona y el misterio de Jesucristo nuestro hermano y nuestro
maestro.
El tema que encontramos como
telón de fondo es “la alianza” que Dios hace con su pueblo, por mediación de
Moisés y de la sangre de animales en la Antigua alianza, y por mediación de la
sangre de Jesús en la Nueva y eterna alianza.
PRIMERA LECTURA – Éxodo 24,3-8
Ø Desde el capítulo 19 el
libro del Éxodo nos refiere la alianza, el decálogo, las leyes. En la lectura
de hoy Moisés refiere todas las palabras dichas por Dios y el pueblo contesta
que hará todo cuanto el Señor dice.
Ø Moisés levanta un altar,
sacrifica un animal y ofrece la mitad de la sangre a Dios y con la otra mitad
rocía al pueblo, sellando así la alianza con su pueblo.
Ø Se establece así una
relación entre el Dios y su pueblo. Las alianzas son siempre entre iguales,
pero aqui las dos partes de este “contrato” son bien diferentes.
Ø İQué misterio el de
nuestro Dios, del único Dios! Nos crea a su imagen, nos perdona una y otra vez,
y hace alianza con nosotros.
Ø Los términos de la
alianza son las diez palabras de amor, el decálogo que están puestas para
nuestro bien, para favorecernos a nosotros, para ayudarnos a ser esta imagen de
Dios que es nuestra verdadera identidad, es decir que los mandamientos son para
nuestro bien y nuestra felicidad.
Ø El pueblo acepta, pero
luego se le olvidará, igual que nos pasa a nosotros, y Dios llamará una y otra
vez a su pueblo a regresar, a volver, y lo mismo hace con cada uno de nosotros
y con cada comunidad.
SALMO
RESPONSORIAL – Sal 116, 12-13. 15-16. 17-18
¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor.
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo,
v Este es un salmo de acción de gracias y de
alabanza
v Salmo que nos recuerda de Nuevo la alianza. “alzaré la copa de la
salvación….” La copa de la alianza.
v Sí el Señor Dios rompió y rompe nuestras
cadenas dándonos sus diez palabras para guiarnos en el camino de la vida, hacia
nuestra plenitud que es ser su imagen.
Cumpliré mis votos…. Seré fiel a la
alianza y viviré siguiendo sus diez palabras de amor.
SEGUNDA
LECTURA Hebreos 9,11-15
ü El autor de esta carta
presenta a Jesús como sumo sacerdote de la nueva alianza
ü El sumo sacerdote entraba
una vez al año en el sancta sanctorum, el santuario para ofrecer la sangre de
la redención, prefigurada en la sangre de los animales sacrificados.
ü Jesús entra con la
verdadera sangre de la alianza y de la redención, su propia sangre, su propia
vida entregada por amor.
ü Por eso Cristo es el
mediador, único mediador, de la Nueva y eternal alianza.
EVANGELIO Mc 14,12-16; 22-26
Marcos nos relata
la manera enigmática en que Jesús explica a sus discípulos el lugar de celebrar
su última Pascua terrena, su última cena.
La cena se preparaba con esmero, desde el lugar, la mesa,
hasta la comida.
Jesús ha esperado con ansia esta comida, esta cena,
durante el transcurso de esta cena hará un gesto inesperado, incomprensible,
nunca visto, se entregará a nosotros para ser nuestro compañero y alimento en
el camino bajo la forma de pan. Y también
de vino que según la Escritura da gozo y alegría al corazón.
Su sangre, es la sangre de la nueva y eternal alianza
Sangre que será derramada por muchos, y dicen los
estudiosos de la Biblia que de acuerdo a la forma de hablar hebrea significa
todos.
RINCON CLARETIANO
A los pocos días de mi
profesión, me mandó mi Prelado [Claret] por Santa Obediencia poner por orden
los puntos originarios de la Orden [Constituciones] que escribí el año 1848,
mandándome ponerlos más por extenso según Dios Nuestro Señor me manifestare ser
su Santísima Voluntad. Este mandato sentí con toda mi alma pero no hubo medio
de poderme excusar. Y me dijo que lo hiciera pronto, que cuando él viniera de
la Santa Visita trabajaría para mandarlo a Roma.
En este mismo tiempo que estaba escribiendo
las Reglas y Constituciones de la Orden, me mandó el confesor escribir los
puntos esenciales de la Reforma General de toda la Iglesia.(María
Antonia París, Fundadora de la Misioneras Claretianas, Autobiografía 228-229)
Estos son los sujetos que me acompañaron en mis trabajos
apostólicos de aquella diócesis tan llena de malezas y espinas. Muchísimas
gracias debo dar a Dios por haberme deparado tan buenos compañeros. Todos
fueron de conducta intachable. Jamás me dieron un disgusto; por el contrario,
todos me sirvieron de grande consuelo y alivio, todos eran de muy buen genio y
de solidísima virtud; desprendidos de todo lo terreno, nunca jamás hablaban ni
pensaban en intereses ni honores; su única mira era la mayor gloría de Dios y
la conversión de las almas.
Yo en todos ellos tenía que aprender, pues me daban
ejemplo de todas las virtudes, singularmente de humildad, obediencia, fervor y
deseo de estar siempre trabajando. Nunca se vio en ninguno de ellos
displicencia de ir a alguna parte; todos estaban siempre dispuestos para
trabajar y con gusto se ocupaban en lo que se les mandaba, ya fuese en las
misiones, que era lo más común; ya en cuidar de alguna parroquia o vicaría
foránea. Por manera que a ellos todo les era igual; nunca jamás pidieron ni
rehusaron cosa ni ocupación alguna. Antonio María
Claret, Fundador de las MIsioneras Claretianas, Autobiografía 606-607.
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