CRISTO REY DEL UNIVERS O -XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO
ORDINARIO - CICLO C - NOVIEMBRE 20,2016
- En este domingo celebramos y honramos a Jesús Rey del Universo
- El año litúrgico empezó con el bautismo de Jesús y termina con la celebración de Jesucristo Rey del Universo.
- El joven carpintero de Nazaret fue al Jordán para unirse a todos cuantos se hacían bautizar por Juan, y luego empieza una predicación considerada peligrosa por las autoridades religiosas y civiles de su pueblo.
- Este joven oye la voz de su Padre que le dice "Tú eres mi Hijo muy amado"
- Este joven después de su muerte y resurrección ha sido constituido Señor de vivos y muertos, se nos ha revelado plenamente quien es.
- Es el Hijo eterno del Padre, la Segunda Persona de la Trinidad, la Palabra creadora de Dios, por quien todo fue hecho.
PRIMERA LECTURA: 2 Sm 5,1-3
ü Este
pasaje nos narra como David fue constituido rey sobre Israel.
ü La
figura de David está sumamente exaltada en la Escritura. Se le ve como amigo de
Dios, hombre de acuerdo al corazón de Dios pero también pecador. Guerrero con
los demás pueblos para defender su reino,
y cantor de las maravillas de Dios. Aunque pecador también hombre justo.
ü De su
designación como rey de Israel tenemos varios textos: 1 Sm 16,1-13; 2Sm 5,1-3;
1Cr 11,1-3; Sal 78, 70-72.
ü Hacen un
pacto mutuo entre David y el pueblo.
ü Antes de
llegar al pacto le recuerdan que a pesar de que Saul era el rey, quien traía
las victorias para Israel era él, David
ü David
que había sido sacado de su rebaño por Samuel para ungirlo rey de Israel oye a
los ancianos recordarle que ahora tiene que ser pastor del pueblo.
ü Como
pastor será el jefe. Bonita imagen de un jefe ser pastor, como Jesús ha sido.
ü El jefe
de acuerdo a la Escritura siendo pastor, quiere decir que sirve a su pueblo, no
lo domina, lo cuida y pone su vida por su pueblo.
SALMO RESPONSORIAL 122,1-2.3-4.4-5
ü R. Vayamos con alegría al encuentro del
Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron:
"Vayamos a la casa del Señor"!
Y hoy estamos aquí, Jerusalén,
jubilosos, delante de tus puertas.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
A ti, Jerusalén, suben las tribus,
las tribus del Señor,
según lo que a Israel se le ha ordenado,
para alabar el nombre del Señor.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Por el amor que tengo a mis hermanos,
voy a decir: "La paz esté contigo".
Y por la casa del Señor, mi Dios,
pediré para ti todos los bienes.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron:
"Vayamos a la casa del Señor"!
Y hoy estamos aquí, Jerusalén,
jubilosos, delante de tus puertas.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
A ti, Jerusalén, suben las tribus,
las tribus del Señor,
según lo que a Israel se le ha ordenado,
para alabar el nombre del Señor.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Por el amor que tengo a mis hermanos,
voy a decir: "La paz esté contigo".
Y por la casa del Señor, mi Dios,
pediré para ti todos los bienes.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
ü Este salmo canta la
fascinación del peregrino cuando se acerca a la ciudad de Jerusalén
ü Tiene una belleza externa
de su construcción, de sus edificios, que cautiva la mirada y el corazón de
quien la visita
ü Y tiene una belleza
interna que le da la paz de que gozan sus moradores y la justicia que se imparte a sus puertas
EVANGELIO Lc 23,35-43















Lucas en
el acontecimiento de los dos criminales narrado solamente por él, hace brillar
ya el horizonte del reino que
se inaugura precisamente con ese hombre crucificado en un día de primavera en Jerusalén. En efecto
las únicas palabras que Jesús pronuncia semejantes casi a un soplo tienen como vértice un término
simbólico de origen persa, paraíso, que literalmente significa "jardín de delicia" y que es colocado en paralelo con la
palabra "reino" pronunciada
por el compañero de muerte de Jesús. La
imagen del paraíso tomada del mundo oriental con sus palacios reales rodeados de fascinantes parques ricos de fuentes
y de vegetación lozana, esta imagen
en labios de Jesús evoca la primera página fundamental con la que se abre la
Biblia, la del paraíso del Edén, de
donde el hombre con su pecado y con su rebelión fue expulsado y a la que ahora regresa con la guía
de Cristo. El hombre reencontrará paz y plenitud de vida, armonía y felicidad.
SEGUNDA LECTURA Col 1,12-20
v En la liturgia de hoy,
por ser una solemnidad, las tres lecturas coinciden en el mismo tema, aquí es
el tema de la realeza de Cristo.
v El primer párrafo que
leeremos este domingo es una invitación a dar gracias al Padre por habernos
concedido participar en la herencia de los santos.
v El Padre nos ha librado
del poder de las tinieblas y nos ha introducido en el reino de su hijo querido,
en el que tenemos la redención de nuestros pecados.
v Estas palabras
complementan y explican lo que Lucas nos ha narrado de Cristo crucificado.
v El segundo párrafo es una
descripción de quien es ese Hijo en cuyo reino hemos sido introducidos.
Ø Es la visibilidad del
Dios invisible.
Ø Es el primogénito, el
primero de todo cuanto existe
Ø Para Él, por medio de Él
y por Él todo fue creado
Ø Todo encuentra en Él su
cohesión.
Ø Él es la cabeza de la
Iglesia
Ø Él es el primer
resucitado
Ø Toda la plenitud del ser
reside en Él
Ø Y por medio de Él todo
encuentra su reconciliación, haciendo la paz en su sangre, es decir en su vida
entregada por amor.
v Ésta es una hermosa descripción de la realeza de Cristo, que
Lucas nos describe en el episodio del criminal, compañero de muerte de Jesús,
que hasta el final de su vida se encuentra rodeado de quienes la sociedad
rechaza.
v Todo lo que leeremos este
domingo es una invitación a volver a encontrar en el fondo de nuestro ser la
respuesta a la pregunta de Jesús ¿Quién dices que soy yo? ¿Quién soy yo para
ti?
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL
LA ALEGRÍA DEL AMOR (AMORIS LAETITIA)
DEL PAPA FRANCISCO
LA ALEGRÍA DEL AMOR (AMORIS LAETITIA)
DEL PAPA FRANCISCO
Paciencia
La primera expresión utilizada
es makrothymei. La traducción
no es simplemente que «todo lo soporta», porque esa idea está expresada al
final del v. 7. El sentido se toma de la traducción griega del Antiguo
Testamento, donde dice que Dios es «lento a la ira» (Ex 34,6; Nm
14,18). Se muestra cuando la persona no se deja llevar por los impulsos y evita
agredir. Es una cualidad del Dios de la Alianza que convoca a su imitación
también dentro de la vida familiar. Los textos en los que Pablo usa este
término se deben leer con el
trasfondo del Libro de la Sabiduría (cf. 11,23; 12,2.15-18); al mismo tiempo
que se alaba la moderación de Dios para dar espacio al arrepentimiento, se
insiste en su poder que se manifiesta cuando actúa con misericordia. La
paciencia de Dios es ejercicio de la misericordia con el pecador y manifiesta
el verdadero poder.
Tener paciencia no es dejar que
nos maltraten continuamente, o tolerar agresiones físicas, o permitir que nos
traten como objetos. El problema es cuando exigimos que las relaciones sean
celestiales o que las personas sean perfectas, o cuando nos colocamos en el
centro y esperamos que sólo se cumpla la propia voluntad. Entonces todo nos
impacienta, todo nos lleva a reaccionar con agresividad. Si no cultivamos la
paciencia, siempre tendremos excusas para responder con ira, y finalmente nos
convertiremos en personas que no saben convivir, antisociales, incapaces de
postergar los impulsos, y la familia se volverá un campo de batalla. Por eso,
la Palabra de Dios nos exhorta: «Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los
enfados e insultos y toda la maldad» (Ef 4,31). Esta paciencia se
afianza cuando reconozco que el otro también tiene derecho a vivir en esta
tierra junto a mí, así como es. No importa si es un estorbo para mí, si altera
mis planes, si me molesta con su modo de ser o con sus ideas, si no es todo lo
que yo esperaba. El amor tiene siempre un sentido de profunda compasión que
lleva a aceptar al otro como parte de este mundo, también cuando actúa de un
modo diferente a lo que yo desearía. (91-92)
BIBLIOGRAFÍA
PAGOLA,
José A. Following in the Footsteps of
Jesus. Meditations on the Gospels for Year C.
PAPA FRANCISCO
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL LA ALEGRÍA DEL AMOR (AMORIS LAETITIA)
RAVASI, Gianfranco, Según
las Escrituras, Año C.
La Biblia de Nuestro Pueblo . Luis Alonso Schökel.
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