XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C - NOVIEMBRE
13, 2016
- El tema de hoy nos habla del final y será retomado al principio del Adviento.
- También se puede considerar como un hacernos caer en cuenta de la vaciedad del lujo, de la riqueza, de la seguridad en nuestras cosas.
- Es una exhortación a estar preparados siempre para la venida del Señor, para esperarlo con amor y deseo.
LIBRO DEL PROFETA MALAQUÍAS
v Este libro está colocado al final del Antiguo Testamento.
v Pero lo que nosotros consideramos un nombre es solamente
un título significa "el mensajero"
v El autor es desconocido.
v Por algunas indicaciones en el texto se cree que puede
ser del siglo V antes de Cristo, antes de la reforma de Esdras y Nehemías entre
480 y 450 a.C.
v El templo ha sido restaurado y el culto se celebra en él.
v Denuncia el culto que dan los sacerdotes en el templo,
sin dedicación, sin entrega, rutinariamente.
v Ve en la purificación espiritual del culto la fuerza y
fuente de renovación.
PRIMERA LECTURA: Mal 3,19-20a
ü Viene el día, relampagueando, con fuego como un horno, y
en ese día los arrogantes y los malvados se quemarán.
ü Cuando el Señor se hace presente destruye en nosotros
todo cuanto es soberbia, todo cuanto es orgullo, vanidad, falta de amor. nos
sentimos como el árbol sin las ramas de nuestra vanidad, sin las raíces de
nuestra falsa seguridad en nosotros
mismos.
ü Ese día del Señor no es un día de destrucción del ser
humano, ni de temor, es el día de la bendición en que Dios, nuestro Padre, nos
lava de todas las inmundicias que no dejan que reflejemos su rostro amable.
ü Es como una madre cariñosa que limpia y viste a su
criatura que se ha ensuciado jugando o haciendo travesuras.
ü El día del Señor, es un día de bendición que cada uno de
nosotros debería desear que viniese a su vida para poder quitar de nosotros
todo cuanto nos aleja de Él y unos de otros.
ü Para ustedes que temen al Señor, dice el profeta, no habrá esta purificación dolorosa y temible,
en que Dios arranca de nosotros ramas y raíces, todo aquello que nos separa de
Él.
Salmo 97,
5-6. 7-9a. 9bc
R. Toda
la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor al son del arpa,
aclamemos al son de los clarines
al Señor, nuestro Rey.
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Alégrese el mar y el mundo submarino,
el orbe y todos los que en él habitan,
Que los ríos estallen en aplausos
y las montañas salten alegría.
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Regocíjese todo ante el Señor,
porque ya viene a gobernar el orbe.
Justicia y rectitud serán las normas
con las que rija a todas las naciones.
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor al son del arpa,
aclamemos al son de los clarines
al Señor, nuestro Rey.
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Alégrese el mar y el mundo submarino,
el orbe y todos los que en él habitan,
Que los ríos estallen en aplausos
y las montañas salten alegría.
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Regocíjese todo ante el Señor,
porque ya viene a gobernar el orbe.
Justicia y rectitud serán las normas
con las que rija a todas las naciones.
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Ø Es una invitación a toda la creación
de cantar con gozo exultante la presencia de Dios en medio de su obra, en medio
de nosotros, en medio de todo cuanto existe.
Ø Y es una invitación a cantar porque el Señor gobierna con justicia, trae la
justicia en medio de nosotros
Ø Los que andamos sedientos de que haya justicia entre nosotros, que no haya
diferencias entre nosotros que somos hermanos y hermanas de un mismo Padre.
Ø Los que deseamos ver la creación toda: plantas, animales, seres inanimados
respetados y cuidados ya que son pertenencia y obra de nuestro Padre
Ø Pero eso sólo se dará cuando le amemos incondicionalmente por encima de
todo y de todos, cuando confiemos en él sabiendo que su amor no tiene fin.
EVANGELIO Lc 21,5-19

















SEGUNDA LECTURA 2 Tes 3,7-12
v El autor de esta carta invita a su comunidad a vivir de su trabajo, de no
ser una carga para nadie, de no andar llevando chismes de un lado para
otro.
v Les recuerda como él vivió en medio de ellos, sin pedir nada, sin comer
nada que no se hubiese ganado trabajando, pues deseaba darles ejemplo, o tal
vez quiera decir enseñar esta verdad con su propia vida.
v Y les hace caer en cuenta que tenía derecho a pedirles ayuda, ya que quien
trabaja dirá Pablo en otra carta merece su recompensa.
v A los que andan muy ocupados sin hacer nada les pide que coman del fruto de
su trabajo y si no quieren trabajar, bien sencillo, tampoco coman.
v Pero dice algo para tener en cuenta, nosotros que estamos en el otro lado
del péndulo, que trabajamos demasiado, de tal forma que no nos queda tiempo
para vivir.
v El fragmento de hoy termina diciendo "trabajar tranquilamente,"
creo que esto es una invitación a la serenidad en nuestra vida, a buscar un
equilibrio sano entre trabajar para ganar el pan que comemos y también
disfrutar y cultivar los valores de la convivencia humana y sobre todo
familiar.
EXHORTACIÓN
APOSTÓLICA POSTSINODAL
LA ALEGRÍA DEL AMOR (AMORIS LAETITIA)
DEL PAPA FRANCISCO
LA ALEGRÍA DEL AMOR (AMORIS LAETITIA)
DEL PAPA FRANCISCO
Con íntimo gozo y profunda
consolación, la Iglesia mira a las familias que permanecen fieles a las
enseñanzas del Evangelio, agradeciéndoles el testimonio que dan y alentándolas.
Gracias a ellas, en efecto, se hace creíble la belleza del
matrimonio indisoluble y fiel para siempre. En la familia, “que se podría
llamar iglesia doméstica madura la primera experiencia eclesial de la comunión
entre personas, en la que se refleja, por gracia, el misterio de la Santa Trinidad.
“Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el
perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de
la oración y la ofrenda de la propia vida” 86)
La Iglesia es familia de
familias, constantemente enriquecida por la vida de todas las iglesias
domésticas. Por lo tanto, «en virtud del sacramento del matrimonio cada familia
se convierte, a todos los efectos, en un bien para la Iglesia. En esta
perspectiva, ciertamente también será un don valioso, para el hoy de la
Iglesia, considerar la reciprocidad entre familia e Iglesia: la Iglesia es un
bien para la familia, la familia es un bien para la Iglesia. Custodiar este don
sacramental del Señor corresponde no sólo a la familia individualmente sino a
toda la comunidad cristiana»(87).
BIBLIOGRAFÍA
PAGOLA,
José A. Following in the Footsteps of Jesus.
Meditations on the Gospels for Year C.
PAPA FRANCISCO, EXHORTACIÓN
APOSTÓLICA POSTSINODAL, LA ALEGRÍA
DEL AMOR (AMORIS LAETITIA)
RAVASI, Gianfranco, Según las Escrituras, Año C.
RAVASI, Gianfranco, Según las Escrituras, Año C.
La Biblia de Nuestro Pueblo . Luis Alonso Schökel.
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