DOMINGO DE RESURRECCIÓN – CICLO C – 2019
v
Hemos llegado al domingo de
Resurrección.
v
La resurrección es la cumbre de la
misión de Jesús entre nosotros
v
El Señor
ha sido fiel a su misión hasta el fin, nos ha amado y nos ama con un amor
incomprensible para nosotros, demasiado grande y desinteresado para que lo
podamos abarcarlo.
v
El Señor
vive! Ha resucitado como lo había dicho!!!
PRIMERA
LECTURA
Ø
Está tomada del libro de los Hechos
de los Apóstoles, que tiene el mismo autor que el evangelio que estamos leyendo
todos los domingos este año, San Lucas.
Ø
Es la historia de la iglesia
naciente, pequeña, humilde, asustada a veces, valiente otras
Ø
Iglesia perseguida, ya desde el
inicio del libro leemos el martirio del diácono Esteban y luego veremos el de
Santiago el Mayor, el hijo de Zebedeo que Jesús llamó de los primeros y a quien
le prometió que bebería su mismo cáliz.
Ø
El libro dedica muchos capítulos a
Pablo el gran apóstol y termina presentando a Pablo encarcelado pero enseñando
libremente.
Ø
Imagen de lo que ha de ser y será la
iglesia a lo largo de los siglos.
Hechos
10,34.37-43
Petro habla en casa de Cornelio,
pagano, a cuya casa ha entrado Pedro y anuncia a todos los presentes a Jesús
Hace un recuento de los hechos
acontecidos, no solo los últimos sino desde el bautismo de Juan.
Les dice que Jesús, ungido por el
Espíritu, pasó haciendo el bien. ¡Que
hermoso si pueden decir esto también de cada uno de nosotros! Pero todavía
estamos a tiempo.
Luego Pedro pasa a recordarles como
Jesús fue condenado a muerte, pero como resucitó al tercer día y lo vieron
algunos testigos solamente
Jesús ha sido nombrado por Dios juez
de vivos y muertos. Jesús tiene poder sobre todos, es el Señor.
Todo el que crea en él, recibirá el
perdón de sus pecados.
Creer no es decir “creo” es vivir
diciendo con nuestra vida, nuestras decisiones acciones… “creo en ti Señor”
y quiero ser como tú, pasando, gastando mi vida haciendo el bien a todos sin
distinción.
SALMO
RESPONSORIAL Salmo 117
R. Éste es el día del triunfo del Señor.
Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel:
"Su misericordia es eterna".
R. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es nuestro orgullo.
No moriré, continuaré viviendo
para contar lo que el Señor ha hecho.
R. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor,
es un milagro patente.
R. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel:
"Su misericordia es eterna".
R. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es nuestro orgullo.
No moriré, continuaré viviendo
para contar lo que el Señor ha hecho.
R. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor,
es un milagro patente.
R. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
ü
Hoy es el día del trinfo del Señor,
el día más hermoso que ha hecho el Señor
ü
Cantamos su misericordia y luego
seguimos mencionando frases de la Escritura en referencia a Jesús, el Señor,
el Mesías
ü
Jesús puede decir “No moriré, seguiré
viviendo para cantar lo que el Señor ha hecho
ü
Él es la piedra que los arquitectos,
los líderes religiosos y políticos de su pueblo desecharon, no consideraron que
fuese útil.
ü
Cuántas veces nos equivocamos, unas
veces con buena intención, otras con mala intención.
ü
Y esta piedra desechada que es la
piedra angular de la iglesia, de la salvación, es obra del Señor.
ü
El salmista exclama ¡Es un milagro
patente! Tantos milagros patentes hace Dios cada día ante nuestros ojos, con
los que son pequeños, despreciados, considerados una carga o algo
inútil: enfermos, ancianos, pobres de toda clase, extranjeros, emigrantes, bebes
destruídos en el seno materno porque estorban a nuestros planes, encarcelados
abusados, mujeres y niños también abusados, maltratados.
¡Con todos y en todos estos Dios hace maravillas, que confunden nuestra
autosuficiencia, nuestro poder, nuestro saber…
Ofrezco a continuación la secuencia pascual y una
reflexión. Omitiré la segunda lectura y el evangelio.
SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos ofrendas de
alabanza
A gloria de la víctima propicia de la
Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas
salva,
A Dios y a los culpables unió en
nueva alianza
Lucharon vida y muerte en singular
batalla
Y, muerto el que es la vida, triunfante
se levanta
“¿Qué has visto de camino, María, en
la mañana?”
“A mi Señor glorioso, la tumba
abandonada
|
Los ángeles testigos, sudarios y
mortaja.
¡Resucitó de veras, mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor
aguarda;
Allí veréis los suyos la gloria de la
Pascua”.
Primicia de los muertos, sabemos por
tu gracia
Que estás resucitado; la muerte en ti
no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria
humana
Y da a tus fieles parte en tu
victoria santa.
|
v En las grandes solemnidades la Iglesia tiene una
secuencia que se recita antes de leer el evangelio.
v Cantadas o recitadas son una obra de arte de la poesía y
en el caso de la que estamos viendo ahora, la música también es muy hermosa.
v Esta secuencia se llama “Victimae paschali laudes” que
son las tres primeras palabras con que empieza “alabanza a la víctima de la
pascua”.
v Fue compuesta en el siglo XI y se atribuye a tres
diferentes autores. (Blog Sancta Sanctis de Francisco Torres Ruiz)
v Al leerla vemos que nos cuenta el misterio de la
redención.
v Se le pregunta a María Magdalena qué has visto y
v Ella confiesa la fe en la resurrección, ha visto al Señor
resucitado que invita a los suyos a un encuentro en Galilea.
v Galilea
o
lugar
concreto de la geografía, pero lugar de la geografía del espíritu.
o
Lugar del
primer encuentro,
o
allá han
de regresar para encontrar de nuevo el entusiasmo, la alegría, la energía y el
valor para anunciar lo que ni ojo ha visto jamás, ni oído ha oído jamás
o
encuentro
que les hará capaces de proclamar que nuestro Dios nos ha salvado, que está
entre nosotros, y en nosotros y que camina y caminará con cada uno de nosotros
hasta el final de la historia.
o
Galilea,
lugar donde Pedro podrá confesar su amor a su amigo y Señor, después de haber
experimentado lo profundo de la miseria humana negando conocer a aquel a quien
tanto amaba.
v Sí, regresemos nosotros también a nuestra Galilea, cada
cual sabe cuál es, y allí encontraremos al Resucitado, nuestro amor y nuestra
esperanza.
v Y de allí salgamos con nuevo entusiasmo y nueva vida a
anunciar a Cristo resucitado, la resurrección no es el final, es el inicio de
una vida nueva. (Luis Alonso Schökel, comentario en La Biblia de nuestro Pueblo, 2015.)
RINCON CLARETIANO
Cuando mi Director me mandó escribir los
apuntes que Nuestro Señor me marcó para la formación de la Orden , sentí tal pena, que
confieso que si no hubiese sido la gracia de María Santísima, que me confortó
asegurándome de su ayuda para todo, habría muerto de pesar. De buena gana
habría yo preferido el publicar mis grandes pecados por las calles y plazas de
la ciudad, antes que las piedras hubieran sabido el más pequeño de los
beneficios de Dios. Mientras escribí estos apuntes (que fue bastante tiempo por
la grande repugnancia que sentía, porque más presente tenía las grandes y
muchas ofensas que había cometido contra mi Soberano Criador, que las gracias
que recibía de su larga y liberal misericordia), digo que fueron muchas las
veces que Dios Nuestro Señor me hacía compañía a la noche mientras yo velaba,
puesta de rodillas, orando y escribiendo. Venerable María Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas. Autobiografía 20
Para mayor
confusión mía diré las palabras del autor de la Sabiduría (8, 19): Ya de
niño era yo de buen ingenio y me cupo por suerte una alma buena. Esto es,
recibí de Dios un buen natural o índole, por un puro efecto de su bondad.
Me acuerdo
que en la guerra de la Independencia, que duró desde el año 1808 al 1814, el
miedo que los habitantes de Sallent tenían a los franceses, y con razón, pues
que habían incendiado la ciudad de Manresa y el pueblo de Calders, cercanos a
Sallent; se huía todo el mundo cuando llegaba la noticia de que el ejército
francés se acercaba; las primeras veces de huir, me acuerdo, me llevaban en
hombros, pero las últimas, que ya tenía cuatro o cinco años, y andaba a pie y
daba la mano a mi abuelo Juan Clará, padre de mi madre; y como era de noche y a
él ya le escaseaba la vista, le advertía de los tropiezos con tanta paciencia y
cariño, que el pobre viejo estaba muy consolado al ver que yo no le dejaba, ni
me huía con los demás hermanos y primos, que nos dejaron a los dos solos, y
siempre más le profesé mucho amor hasta que murió, y no sólo a él, sino también
a todos los viejos y estropeados. San
Antonio María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas. Autobiografía 18-19.
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