16º
DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
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La semana pasada la liturgia ponía delante de nosotros
la parábola del Samaritano, para enseñarnos una lección ¿quién es mi prójimo?
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Hoy siguiendo el tema de la hospitalidad, que de algún
modo también se toca en la parábola del Samaritano, Jesús nos enseñará ¿cuál es
la mejor parte?
PRIMERA LECTURA Gn 18,1-10ª
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Empieza la lectura diciéndonos que el Señor se le
apareció a Abraham en el encinar de Mambré
Ø
Abraham ve tres forasteros acercarse a su tienda, a la
hora más caliente del día
Ø
Los ve de pie
cerca de él
Ø
Abraham corre hacia ellos y les ofrece quedarse,
refrescarse, comer, descansar antes de proseguir su camino
Ø
Abraham casi les suplica que se queden, que le
permitan ofrecerles la hospitalidad que la costumbre de su pueblo, y la ley
recibida de su Dios le prescriben.
Ø
Los forasteros aceptan
Ø
Y Abraham va en busca de Sara, su mujer y de los
sirvientes para que le ayuden en todo cuanto comporta la acogida de los
forasteros.
Ø
Abraham se queda de pie delante de ellos mientras
comen
Ø
Ellos le preguntan por su mujer que está en la tienda
Ø
El viajero, aquí habla en singular, le asegura que
regresará y entonces Sara dará a luz a su hijo.
Ø
¿Qué sentiría Abraham ante esta palabra del forastero?
¡Un hijo, el hijo de la promesa, tan esperado! No sabemos. Tal vez pensaría
¿ahora que soy anciano voy a disfrutar de un hijo recién nacido? Sabemos por el
texto que Sara que lo oye se ríe, ¿ahora que soy anciana gozaré del nacimiento
de un hijo? No puede ser... Para Dios nada es imposible.
Ø
¿No es esta muchas veces nuestra manera de ver los
acontecimientos, las dificultades, de la vida? Ya no hay remedio. Una vez hace
años me dijeron que esto no se dice nunca, que Dios es sorprendente e
imprevisible, él sabe el momento oportuno…
Ø
Algo interesante de esta lectura es que se habla de
estos personajes como tres ángeles, tres hombres, el texto pasa del plural al
singular. Ahora que conocemos el misterio de nuestro Dios que es una Trinidad
de Personas, podríamos pensar que hay en este texto, como una revelación de
quién es Dios, que sólo entenderíamos después de la resurrección de Jesús y en
la vida de la comunidad de los seguidores, la Iglesia.
SALMO RESPONSORIAL Salmo 15
Señor,
¿quién puede habitar en tu tienda?
Solo el de conducta intachable,
que practica la justicia
y de corazón dice la verdad;
que no calumnia con la lengua,
que practica la justicia
y de corazón dice la verdad;
que no calumnia con la lengua,
Señor,
¿quién puede habitar en tu tienda?
El que no le hace mal a su prójimo
ni le acarrea desgracias a su vecino;
que desprecia al que Dios reprueba,
pero honra al que teme al Señor;
ni le acarrea desgracias a su vecino;
que desprecia al que Dios reprueba,
pero honra al que teme al Señor;
Señor,
¿quién puede habitar en tu tienda?
El que presta dinero sin ánimo de lucro,
y no acepta sobornos que afecten al inocente.
y no acepta sobornos que afecten al inocente.
El que así actúa no caerá jamás.
Señor,
¿quién puede habitar en tu tienda?
v Habitar en la tienda
del Señor quiere decir estar en una
relación de intimidad, de amor con el Señor
v ¿Quién será tan
afortunado que pueda habitar dentro de nuestro Dios?
v El que practica la
justicia, luego el salmista hace una explicación de qué es la justicia, la
justicia tal como la entiende Dios.
v Señor que siempre
podamos estar en tu tienda.
SEGUNDA
LECTURA : Colosenses 1,24-28
La lectura de
Colosenses de este domingo es la continuación de la lectura que hicimos el
domingo pasado
El autor nos decía que Cristo es la cabeza de la
Iglesia
Esta lectura tiene
tres párrafos:
En el primero
o El autor nos dice que
su gozo está en los sufrimientos que pasa por ustedes, dice. Es decir que se
goza en los sufrimientos que le vienen por causa de la comunidad.
o Sufre lo que falta a
los sufrimientos de Cristo. Es decir Cristo completa su pasión en su cuerpo que
es la Iglesia.
En el segundo
o Su misión, la del
autor es la palabra
o Por medio de este
ministerio manifiesta el misterio que estaba escondido y que ahora se
manifiesta a quienes él consagró con su muerte en la cruz
o Cristo es nuestra
esperanza
En el tercero
o Anunciamos a este
Cristo para conducir a todos a la
perfección de Cristo.
EVANGELIO Lucas 10,38-42
§ Seguimos con el tema
de la hospitalidad, de la acogida. Veremos dos hermanas que acogen a Jesús de
diferente manera, dos que lo aman entrañablemente, pero de distinta forma,
porque tienen distintas psicologías.
§ En la Iglesia, desde
los inicios, parece haber un antagonismo entre las dos formas. Lo he reflexionado muchas veces y me parece
que no somos del todo sinceros cuando alabamos una forma, que no vivimos, y valoramos
menos una forma que sí vivimos.
§ Mirando a nuestro
alrededor la actividad parece atraermos más que la quietud o el silencio.
§ No creo que Lucas
tuviera en mente enfrentar las dos hermanas en cuanto a su acogida de Jesús.
§ Creo que no hay nada
malo en cuanto a la actividad, que el mismo Dios ha puesto en nosotros.
§ Lo que tal vez no es
bueno es una actividad, que decimos por Dios en nuestros ministerios, pero que
no nos deja escuchar, atender, “perder tiempo” con las personas, nuestros
hermanos y hermanas que nos necesitan,
con las personas de lejos y las de cerca en las que el Señor espera ser acogido
por nuestro amor.
§ En alguna parte del
evangelio nos dicen que tanta gente buscaba a Jesús para ser curados, sanados,
aliviados de sus dolores, que ni a él ni a los apóstoles les quedaba tiempo ni
siquiera para comer.
§ Y la otra vez cuando
se van para descansar y al encontrar la multitud se acabó el descanso se ponen
a servirlos en sus necesidades.
§ Cada uno de nosotros
somos estas dos hermanas, unas veces más una y otras veces más otra. Unas veces
escuchamos a Jesús en nuestro interior, otras lo escuchamos en la voz de
nuestros hermanos y hermanas que caminan en la vida con nosotros.
§ Hagamos silencio de la
voz de nuestro egoismo, para poder escuchar la voz de Jesús y la de nuestros
hermanos y hermanas. Entonces como dijo de María, la mejor parte no nos será
quitada.
RINCON CLARETIANO
Cuando este Santo Varón fue electo Arzobispo
de esta Isla, mi confesor me trajo la noticia muy apesadumbrado por parecerle
imposible el dar mano a la Obra, pero yo que estaba tan cierta de lo que él me
había dicho, de «que no dudare, que así se haría la Obra», esto lo tuve yo tan
cierto como que Dios me lo hubiera dicho por boca de esta santa alma; y así
contesté al confesor, que se alegrara que así convenía sin duda para la
ejecución de la Obra. Y así se cumplió. Venerable
María Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas. Autobiografía 63.
¡Oh Dios mío!
¡Qué bueno habéis sido para mí!... Yo no he conocido hasta muy tarde las muchas
y grandes gracias que en mí habíais depositado. Yo he sido un siervo inútil que no he negociado como
debía con el talento que me habíais entregado. Pero, Señor, os doy palabra que
trabajaré; habed conmigo un poquito de paciencia; no me retiréis el talento; ya
negociaré con él; dadme vuestra santísima gracia y vuestro divino amor y os doy
palabra que trabajaré.San Antonio María Claret, Fundador de
las Misioneras Claretianas, Autobiografía 35.
BIBLIOGRAFÍA
CLARET, San Antonio
María. Autobiografía.
PARIS, Venerable María
Antonia. Autobiografía
PRIONS EN ÉGLISE, Juillet
2019 (edition mensuelle)
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