15º
DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C – 2019
Ø La liturgia de los dos
domingos anteriores nos hablaba de llamada y de envío
Ø Hoy el Señor nos dará
una de sus lecciones magistrales, ¿y, quién es mi prójimo?
PRIMERA
LECTURA Deut 30,10-14
ü Moisés invita a su
pueblo a volver al Señor y a escuchar/obedecer su voz
ü Los mandamientos o las
palabras de amor dichas por el Señor a su pueblo no son
o
Ni muy elevadas que no podamos entenderlas
o
Ni más allá de nuestro alcance que no podamos cumplirlas
ü Los mandatos, las
palabras de amor, la voz de Dios está dentro de cada uno de nosotros
ü Y a través de ellas el
Señor nos enseña a ser cada vez más humanos.
SALMO RESPONSORIAL- Salmo 68, 14 y 17. 30-31.
33-34. 36ab y 37
R. (cf. 33) Escúchame, Señor, porque eres bueno.
A ti, Señor, elevo mi plegaria,
ven en mi ayuda pronto;
escúchame conforme tu clemencia,
Dios fiel en el socorro.
Escúchame, Señor, pues eres bueno
y en tu ternura vuelve a mí tus ojos.
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno.
Mírame enfermo y afligido;
defiéndeme y ayúdame, Dios mío.
En mi cantar exaltaré tu nombre,
proclamaré tu gloria, agradecido.
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno.
Se alegrarán al verlo los que sufren;
quienes buscan a Dios tendrán más ánimo,
porque el Señor jamás desoye al pobre
ni olvida al que se encuentra encadenado.
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno.
Ciertamente el Señor salvará a Sión,
reconstruirá a Judá;
la heredarán los hijos de sus siervos,
quienes aman a Dios la habitarán.
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno
A ti, Señor, elevo mi plegaria,
ven en mi ayuda pronto;
escúchame conforme tu clemencia,
Dios fiel en el socorro.
Escúchame, Señor, pues eres bueno
y en tu ternura vuelve a mí tus ojos.
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno.
Mírame enfermo y afligido;
defiéndeme y ayúdame, Dios mío.
En mi cantar exaltaré tu nombre,
proclamaré tu gloria, agradecido.
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno.
Se alegrarán al verlo los que sufren;
quienes buscan a Dios tendrán más ánimo,
porque el Señor jamás desoye al pobre
ni olvida al que se encuentra encadenado.
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno.
Ciertamente el Señor salvará a Sión,
reconstruirá a Judá;
la heredarán los hijos de sus siervos,
quienes aman a Dios la habitarán.
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno
ü Repetimos como una música de fondo “escúchame, Señor
porque eres bueno”
ü Ésta es la razón de mi confianza y de mi petición, tú
me escuchas porque eres bueno
ü Mira mi pobreza, mi enfermedad, mi pequeñez, mi
pecado, y ayúdame
ü Agradecido
podré cantar tu gloria, y todos nos alegraremos de tu mirada tierna y
compasiva
SEGUNDA
LECTURA . Colosenses 1,15-20
§ Los estudiosos de la Biblia no se ponen de acuerdo
sobre el origen y autor de esta carta
§ Unos por el vocabulario, la teología, del autor y por
el contexto de la carta creen que fue escrita por Pablo hacia finales de los
años 50 de nuestra era
§ Otros por casi las mismas razones piensan que quien
escribió la carta fue un discípulo de Pablo por eso esencialmente tiene la
misma teología aunque haya ciertas diferencias, para estos la carta se habría
escrito hacian el año 80 de nuestra era
§ Este himno critológico , que leeremos este domingo, es
una obra de arte de gran belleza
§ Él es la imagen visible del Padre
§ El primero en resucitar de entre los muertos
§ Él es la cabeza de la iglesia, que somos nosotros
§ Por la sangre derramada en la cruz nos reconcilió
§ Y amplía esta redención, esta reconciliación esta paz
a todos los seres, es decir a la creación entera.
EVANGELIO
– Lc 10,25-37
Un maestro de la ley quiere saber cuál es el mayor o
más importante de los mandamientos
Nos dice Lucas que hace la pregunta para probar,
tentar a Jesús
Jesús le devuelve la pregunta ¿qué lees en la Ley?
El maestro recita el primer mandamiento “amarás al
Señor tu Dios….. y a prójimo como a ti mismo.
Buena respuesta, pero el maestro quiere hacer ver que
es bueno y justo pero que no sabe
Y ¿quién es mi prójimo?
Jesús le cuenta, nos cuenta una de las más bellas
parábolas, para explicarnos “quién es mi prójimo”.
A la orilla de un camino hay un hombre que parece
muerto, se ve que lo han atacado y apaleado.
Jesús pone bastante ironía en esta parábola
Por el mismo camino bajan dos personas, dos hombres
especialistas o profesionales de la religión: un sacerdote, un levita. Se
supone que saben la Ley, la costumbre y ley de hospitalidad, en fin se supone
que saben todo.
Ambos, aunque van por separado, ven y pasan de largo.
¿por qué? Que triste si es para ir al templo a dar gloria a Dios, cuando la
gloria de Dios es el hombre.
Viene un tercer personaje, un marginado por ser
extranjero y por serlo se le considera peligroso, tal vez criminal, tal vez
ladrón. Pero este hombre no roba nada ni hace daño a nadie.
Es Samaritano, un semi-pagano para los judíos. Pero
éste ve y actúa. Va en su cabalgadura, seguramente un asno, limpia y suaviza
las heridas del hombre tirado en el camino, lo sube a su cabalgadura, y lo
lleva a la posada.
Se queda para cuidarlo durante la noche, al día
siguiente da dinero al posadero para que termine de cuidarlo.
¿quién es el prójimo, el que es cercano del hombre
tirado en el camino? Sabemos la respuesta
Creo que esta parábola tiene mucha actualidad para
enseñarnos a no desconfiar y condenar al extranjero, al diferente, al de otro
color, otro credo, otras costumbres, otra lengua, sólo por serlo.
Estamos invitados a tener un corazón amplio donde
quepan todos los seres humanos, esplecialmente los que encontramos en el camino
de nuestra vida.
“Ve y haz tú lo mismo”.
RINCÓN
CLARETIANO
En este año de 1854, Dios Nuestro Señor me dio una
comunicación tan continua con Su Divina Majestad que me parece imposible poder
vivir una criatura en esta miserable vida con tan íntima comunicación con Dios,
y no sé si acertaré a explicar cómo fue. Me parece que me tenía Dios Nuestro
Señor el alma metida en lo más secreto de su Corazón, y allí le estaba
comunicando sus eternas disposiciones, con tanto regalo y caricia, como un muy
amigo trata sus cosas con su igual; y si hace mucho tiempo que no se han visto
estos caros amigos, tienen muchas cosas que decir, y todo es buscar tiempo para
hablar a solas. Así parecía buscaba Dios Nuestro Señor tiempo escondido para
hablar a solas con mi alma y recrearse con su íntima comunicación. Yo no sé si
digo disparates, pero es nada esto y cualquier comparación que se puede hacer
respecto al cariño y familiaridad con que Dios Nuestro Señor trató por aquel
tiempo mi alma. Lo que especialmente vi en aquel secreto divino fue el estado
de la Santa Iglesia y los medios y modos que había determinado toda la
Santísima Trinidad para poner en pie los Mandamientos Divinos. Esto era lo que
tomaba toda la atención a Dios Nuestro Señor, ya me lo presentaba de un modo,
ya de otro, pero siempre era lo mismo. Este modo de comunicación la hizo Dios
con tanta suavidad y premura que, a pesar de estar mi alma tan metida en este
secreto divino que a mi entender no salía de allí, nunca entendí por qué
Nuestro Señor me comunicaba aquellas. Venerable
María Antonia París, fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 48.
Mi padre me
ocupó en todas las clases de labores que hay en una fábrica completa de hilados
y tejidos, y por una larga temporada me puso juntamente con otro joven a dar la
última mano a las labores que hacían los demás. Cuando teníamos que corregir a
alguno, a mí me daba mucha pena y, sin embargo, lo hacía, pero antes observaba
si había en aquella labor alguna cosa que estuviese bien, y por allí empezaba
haciendo el elogio de aquello, diciendo que aquello estaba muy bien sólo que
tenía este y este defecto, que, corregidos aquellos defectillos, sería una
labor perfecta.
Yo lo hacía
así sin saber por qué, pero con el tiempo he sabido que era por una especial
gracia y bendición de dulzura con que el Señor me había prevenido. Así era como
de mí los trabajadores recibían siempre la corrección con humildad y se
enmendaban; y el otro compañero, que era mejor que yo, pero que no había
recibido del cielo el espíritu de dulzura, cuando había de corregir se
incomodaba, les reprendía con aspereza y ellos se enfadaban y a veces ni sabían
en qué habían de enmendarse. Allí aprendí cuánto conviene el tratar a todos con
afabilidad y agrado, aun a los más rudos, y cómo es verdad que más buen partido
se saca del andar con dulzura que con aspereza y enfado. San Antonio
María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 33-34.
BIBLIOGRAFÍA
CLARET, San Antonio
María. Autobiografía.
PARIS, Venerable María
Antonia. Autobiografía
US Conference of Catholic Bishops, usccb.org
SAGRADA BIBLIA, Versión oficial de la
Conferencia episcopal española.
Comentario al Nuevo
Testamento. La Casa de la Biblia.
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