XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C -
2019
La liturgia de este domingo nos
presenta la exigencia de la fidelidad a la Alianza y la fidelidad en el
seguimiento del Señor.
LIBRO DEL
PROFETA JEREMÍAS.
ü Estamos en el siglo VII
antes de Cristo, es una época en que en el escenario internacional se dan
cambios que afectan a todos los pueblos.
ü Siria va perdiendo su
poder ante la fuerza creciente del imperio de Babilonia. Por otra parte Egipto
quiere aprovechar la debilidad de Siria para extender su poder sobre esa
nación.
ü Mientras tanto va creciendo la fuerza de
Babilonia sobre todos los pueblos de la región. Cada gobernante busca aliarse
con otros para hacer frente al poder creciente de esa nación.
ü Los reyes de Judá hacen el juego político de
sumisión algunas veces y de rebelión otras. Esto tiene un efecto devastador
sobre la nación.
ü En esta situación
política Jeremías ve o reconoce la
infidelidad del pueblo a la alianza con su Dios y las consecuencias que todo esto les trae.
Por eso denuncia y también anuncia lo que él entiende es mejor para el pueblo.
ü Aconseja la alianza con
el poder naciente, Babilonia, para poder salvar a su pueblo y las instituciones
de su pueblo.
ü Al leer el libro de
Jeremías descubrimos el gran amor que este hombre tuvo al Dios de la alianza, y
también a su pueblo.
ü Este amor, esta fidelidad
a sus dos amores le trajo muchos sufrimientos, persecuciones e incluso la
muerte.
ü Veamos qué le pasa en la
escena que la liturgia nos presenta.
PRIMERA LECTURA. Jer 38, 4-6, 8-10
v Los grandes del pueblo,
los que tienen sus intereses puestos en la situación actual, no quieren oír lo
que el profeta está diciendo al pueblo.
v Van y piden al rey haga
algo, el rey, como tantos políticos de todos los tiempos es cobarde y les
entrega a Jeremías en sus manos. ¿No nos recuerda esto lo que pasó con Jesús?
v Pero no hay solamente
personas en contra de Jeremías, hay
también quienes se dejan iluminar por sus palabras, aunque les cueste
aceptarlas, y no quieren que muera.
v Otra vez el rey les deja
hacer lo que piden. Y Jeremías es liberado.
v Muchos a lo largo de la
historia han vivido esta misma experiencia de persecución y muerte por decir la
verdad llevados del amor a sus pueblos.
SALMO RESPONSORIAL - Sal 39 2,3,4,18
·
En este salmo alguien que sufre confía incondicionalmente
en Dios.
·
La forma en que Jeremías sufre su situación ayuda a
otros a alabar a Dios por su grandeza en
cada ser humano.
·
Estas palabras y estos sentimientos son adecuados
para reflejar lo que pasa en el corazón de Jeremías.
·
Pero no solamente de Jeremías sino también de
muchos o de todos nosotros que en algún momento de nuestra vida, o tal vez
ahora mismo, estamos en una situación de sufrimiento, de enfermedad, de
desesperanza.
·
Hagamos nuestras las palabras del salmista
recitando el salmo.
R. Señor, date prisa en ayudarme.
Esperé en el Señor con gran confianza;
él se inclinó hacia mí
y escuchó mis plegarias.
R. Señor, date prisa en ayudarme.
Del charco cenagoso
y la fosa mortal me puso a salvo;
puso firmes mis pies sobre lo roca
y aseguró mis pasos.
R. Señor, date prisa en ayudarme.
El me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos se conmovieron al ver esto
y confiaron también en el Señor.
R. Señor, date prisa en ayudarme.
A mí, tu siervo, pobre y desdichado,
no me dejes, Señor, en el olvido.
Tú eres quien me ayuda y quien me salva;
no te tardes, Dios mío.
R. Señor, date prisa en ayudarme
Esperé en el Señor con gran confianza;
él se inclinó hacia mí
y escuchó mis plegarias.
R. Señor, date prisa en ayudarme.
Del charco cenagoso
y la fosa mortal me puso a salvo;
puso firmes mis pies sobre lo roca
y aseguró mis pasos.
R. Señor, date prisa en ayudarme.
El me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos se conmovieron al ver esto
y confiaron también en el Señor.
R. Señor, date prisa en ayudarme.
A mí, tu siervo, pobre y desdichado,
no me dejes, Señor, en el olvido.
Tú eres quien me ayuda y quien me salva;
no te tardes, Dios mío.
R. Señor, date prisa en ayudarme
EVANGELIO - Lucas 12,49-53
En los domingos del
tiempo ordinario la primera lectura y el evangelio tienen el mismo tema.
Cada lectura nos ayuda a
descubrir el significado de la otra.
En la primera hemos visto
a Jeremías sufriendo la persecución por su amor y su fidelidad a Dios.
Al leer el fragmento del
evangelio de Lucas en la Eucaristía de este domingo escuchamos a Jesús diciéndonos
qué hace su presencia en nuestras vidas, qué cambios se suscitan y muchas veces
nosotros no estamos contentos con esto y lo experimentamos como mal.
Como dice Gianfranco
Ravasi en uno de sus comentarios a esta lectura, Jesús nos presenta 3 imágenes,
examinémoslas una a una:
·
Fuego. Jesús dice que ha
venido a poner fuego en la tierra. El símbolo del fuego se usa muchas veces
para representar la fuerza devoradora y arrolladora del amor. Jesús está consumido por su amor
incondicional a su Padre y todos nosotros. Hemos visto como Jeremías estaba
totalmente poseído por el amor a Dios y a su pueblo.
·
Agua. Nos dice Jesús que
tiene que recibir un bautismo y siente el ansia de que llegue ya la hora de
este bautismo. Este bautismo es su muerte por amor a todos nosotros. Muerte que
nosotros mismos le daremos porque no nos gusta tener un Dios tan cerca de
nosotros y que nos ame tanto, porque esto cuestiona nuestros comportamientos. En nuestro
bautismo morimos al pecado y empezamos a vivir la nueva vida que es la vida de
Dios en nosotros.
·
División. Jesús dice que no ha
venido a traer paz a la tierra, sino división. Esto seguramente que nos
sorprende siempre que lo leemos. Creo estamos ante estas afirmaciones de Jesús
que siempre nos sorprenden y que tienen la finalidad de ponernos a pensar.
v Acoger a Jesús plenamente
en nuestra vida nos trae siempre esta división interna en que tenemos que
elegir entre él y nosotros mismos.
v Acoger a Jesús es acoger
a todo ser humano como hermano o hermana y esto comporta lucha interior en
nosotros.
v Acoger a Jesús nos exige
dejar el pecado y todo aquello que nos gusta pero que nos aleja de él y del
bien de nuestros hermanos y hermanas, y esto siempre lo experimentamos como
lucha interior.
v Cada uno de nosotros o de
nosotras puede mirar en su vida, qué lucha, qué división le causa el
seguimiento de Jesús.
v Pero esto no es algo
negativo sino positivo, pues al entregarnos incondicionalmente a él y a
nuestros hermanos y hermanas, adquirimos una gran libertad y una felicidad no
soñada.
v En la primera lectura
hemos podido intuir la división en el reino de Judá a causa del anuncio y
denuncia que hacía Jeremías movido por amor a Dios y a su pueblo.
Dejemos que el amor de
Jesús queme en nosotros todo cuanto es obstáculo a este amor.
Dejemos que las aguas del
bautismo nos sumerjan en el mar inmenso del amor de nuestro Dios.
Dejemos que su Palabra
cause división entre el bien que hay en nosotros y el mal que también hay y
colaboremos para que sea el bien el que venza.
SEGUNDA LECTURA - Hebreos 12,1-4
§ De la carta a los Hebreos no se conoce el
nombre de su autor, aunque por mucho tiempo se le atribuía a Pablo.
§ Todos los libros del
Nuevo Testamento nos presentan la persona de Jesús vista desde diferentes
perspectivas de acuerdo al autor y a la comunidad a la que va dirigido el libro
en cuestión.
§ La carta a los Hebreos
hace una reflexión sobre el sacerdocio de Cristo, como sacerdote eterno al modo
de Melquisedec.
§ El sacrificio que Jesús, ofrece
no es la sangre de animales degollados para ofrecerlos a Dios, sino es su
propia sangre ofrecida por la redención del mundo y ahora esta salvación y
redención se nos ofrece de manera sacramental, es decir a través de signos y
ritos.
v En la lectura de hoy el
autor de la carta nos invita a contemplar la "nube de testigos" es
decir los innumerables hermanos y hermanas testigos de la fe, que entregaron su
vida a través de una muerte violenta como los mártires, o a través de una vida
entregada sencillamente al amor del prójimo en la familia y en la sociedad, en
la monotonía de cada día.
v Se nos invita también a
correr nuestra propia carrera viendo como ellos corrieron la suya teniendo
fijos los ojos en Jesús el testigo fiel, que corrió su carrera antes que
nosotros.
v Si lo miramos a él,
contemplamos su vida, no nos desalentaremos al contrario sentiremos la energía
suficiente para seguir nuestra carrera hasta el final, donde él nos espera.
v La lectura termina
diciéndonos que todavía no hemos estado en la situación de derramar nuestra
sangre por la fe, y tal vez nunca estaremos en esta situación; pero sí estamos
todos invitados e invitadas a entregar nuestra vida por amor a Jesús y a todos
nuestros hermanos y hermanas que caminan con nosotros.
RINCON CLARETIANO
Unos meses
antes de venir la Bula de aprobación de Roma, me escribió este buen siervo de
Dios desde Puerto Príncipe, que estaba allá entonces con el cuidado de dirigir
la fábrica de la Beneficencia por orden de Su Excelencia Ilustrísima; y me
mandaba en su carta que le dijera muchas cosas concernientes a su espíritu y al
mío; yo no tenía cosa particular para escribir, porque siempre he sido perezosa
en esto de dar consejos, especialmente a la gente que me los debe dar a mí,
pero como me da miedo faltar a la Obediencia (que de ella luego se valen) me
entré en el coro un rato antes de escribir a preguntar a Nuestro Señor me
dijera qué le había de escribir. Venerable María
Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 75.
Digo, pues, que además de asistir siempre mañana y tarde, allá, al
anochecer, cuando apenas quedaba gente en la iglesia, entonces volvía yo y
solito me las entendía con el Señor. ¡Con qué fe, con qué confianza y con qué
amor hablaba con el Señor, con mi buen Padre! Me ofrecía mil veces a su santo
servicio, deseaba ser sacerdote para consagrarme día y noche a su ministerio, y
me acuerdo que le decía: Humanamente no veo esperanza ninguna, pero Vos sois
tan poderoso, que si queréis lo arreglaréis todo. Y me acuerdo que con toda
confianza me dejé en sus divinas manos, esperando que él dispondría lo que se
había de hacer, como en efecto así fue, según diré más adelante. San Antonio María
Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 40.
BIBLIOGRAFÍA
CLARET, Antonio María Claret, Autobiografía.
PARIS, María Antonia, Autobiografía
RAVASI, Gianfranco, Según
las Escrituras, Año C.
SCHÖKEL, Luis Alonso, Comentario a La Biblia de nuestro Pueblo.
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