Sunday, August 2, 2020


19 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO  -  A – 2020
ü  Hoy el evangelio  es una llamada a confiar en Jesús que nos dice “ánimo, soy yo”.    
ü  En la primera lectura  el profeta Elías reconoce la presencia de Dios en la brisa suave.
ü  Y Pablo en su carta a los Romanos nos dice que sufre por su pueblo, y desea que todos conozcan a Jesús.

LIBRO LOS REYES
Ø  Los dos libros de los Reyes son la continuación de los dos libros de Samuel.
Ø  En la Biblia Hebrea los libros de los Reyes constituyen un solo libro llamado Melakim.
Ø  En la traducción griega (LXX) y en la traducción latina (Vulgata) se les llama tercero y cuarto de los Reyes ya que los dos libros de Samuel se llaman primero y segundo de Reyes.
Ø  Forman parte de la Historia Deuteronomista que va desde la entrada en la tierra prometida (Josué) hasta el destierro de Babilonia (587 a.C). Esta colección de libros era llamada por los judíos: profetas anteriores.
Ø  Actualmente en nuestras Biblias católicas los llamamos 1 y 2 de Samuel , 1y2 de Reyes.
Ø  La lectura está tomada de la parte del primer libro de Reyes en la sección que llamamos el ciclo de Elías 1Re 14-2Re1, es decir la parte del libro que está dedicada a contarnos la historia de Elías.

PRIMERA LECTURA  1Re 19,9ª,11-13a
Ø  Elías se encuentra en el monte de Dios el Horeb.
Ø  Debido a que en la Biblia se narran algunos episodios repetidos ocurriendo indistintamente en el Horeb o en el Sinaí algunos han llegado a pensar que es un solo monte con dos nombres. 
Ø  Para los que opinan es el mismo  Horeb seria el nombre usado por los Madianitas y Sinaí por los Cananeos y Amorreos; el nombre de Horeb parece aludir a la sequedad de la región, mientras que Sinaí se debería a su cercanía al desierto de Sin.
Ø  Sin embargo hay evidencia también  para pensar que son dos lugares diferentes.
Ø  Elías ha hecho caer una sequía sobre todo el país, pero ya ha orado y el Señor les ha mandado la lluvia.
Ø  Ahora Elías se dirige al Horeb y allí espera a Yahveh
Ø  Dios le habla y le dice que va a pasar delante de Él.
Ø  Se dan diferentes manifestaciones atmosféricas y Elías no percibe la presencia de Dios, sino cuando percibe una brisa suave.
Ø  En la Escritura muchas veces las teofanías van representadas por rayos, relámpagos, muchas manifestaciones meteorológicas, pero   aquí Dios quiere enseñar a Elías  algo más acerca de si mismo, Dios está en la paz, Dios es Dios de paz, de ternura.
Ø  También Elías ha trabajado mucho para transmitir a su pueblo la Palabra de Dios, ha sufrido mucho, tiene más años y ahora es como la tierra que está preparada para recibir la semilla, el corazón de Elías, hombre fogoso, hombre de fuego cuya palabra ha parado la lluvia por largo tiempo, ahora puede descubrir otra faceta del Dios al que ama con todo su ser. Dios se manifiesta en la suavidad de una brisa, eso mismo hace en nuestro corazón por eso necesitamos pararnos y escuchar atentamente este susurro de Dios en nuestro corazón.
Ø   
SALMO RESPONSORIAL Sal 85, 9. 10. 11-12. 13-14
R. (8) Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Escucharé las palabras del Señor,
palabras de paz para su pueblo santo.
Está ya cerca nuestra salvación
y la gloria del Señor habitará en la tierra.
R
. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
La misericordia y la verdad se encontraron,
la justicia y la paz se besaron,
la fidelidad brotó en la tierra
y la justicia vino del cielo.
R
. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Cuando el Señor nos muestre su bondad,
nuestra tierra producirá su fruto.
La justicia le abrirá camino al Señor
e irá siguiendo sus pisadas.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Ø  La promesa de la paz para los que se convierten, y esto es ciertamente una realidad quien se acerca más al Señor descubre poco a poco esta paz llena de gozo y de energía que da la proximidad a Dios.
Ø  La paz porque la cercanía de Dios me ilumina para que vea mi pecado y lo ponga humildemente ante Dios para que me sane.
Ø  Parecería que el salmista quiere decirnos que amor y justicia son realidades semejantes y que la verdad y la paz lo son también.
EVANGELIO Mt 14,22-33
v Jesús pide a sus discípulos que vayan a la otra orilla y allí le esperen. ¿Cómo pensaba él llegar a la otra orilla?
v Despide a las personas que habían ido para ser curados y a los que alimentó, y ahora ya solo se entrega en la soledad del monte a dialogar  con su Padre.  Esto es por lo que había venido, pero la compasión no le permitió desatender   a tantas personas necesitadas y enfermas que lo estaban esperando.
v Mientras él está en oración en la soledad y silencio de la noche, los discípulos están en medio del mar y su barca está en peligro a causa del  viento fuerte.
v Jesús va hacia ellos caminando sobre el mar.
v Los discípulos andan asustados ante el peligro de muerte en que se encuentran
v Al ver a Jesús que va hacia ellos se asustan todavía más, creen es un fantasma. 
v Y Jesús los tranquiliza identificándose, SOY YO, no teman.
v Pedro, impetuoso, como siempre, hombre práctico e inclinado a lo que es concreto y palpable, le pide de poder caminar sobre las aguas como él y así poder estar seguro de que es el Señor y no un fantasma.
v Y Pedro se lanza al mar  guiado por su corazón impetuoso, ¡oh! maravilla puede caminar como si el agua fuese tierra firme;  pero viene la duda, se da cuenta de que camina sobre agua y se olvida de que Jesús es quien le ha dicho “ven”… y empieza a hundirse. Jesús lo sostiene y le reprocha ¡hombre de poca fe!
v Al llegar Jesús a la barca los vientos se calman, y aquellos hombres se sobrecogen, se asustan, y seguramente se avergüenza de haber temido y le gritan ¡Verdaderamente, tú eres el hijo de Dios!
v Creo que este evangelio nos puede ayudar mucho en este momento de nuestra historia humana, a nosotros  los seres humanos que vivimos sobre nuestro planeta tierra, y experimentamos el dolor, la muerte, la impotencia, nuestra limitación y pobreza y  nuestro pecado.
v Como aquellos discípulos hace más de 2000 años clamamos llenos de miedo a Jesús ¡Ten compasión de nosotros, que no sabemos qué hacer en medio de esta pandemia que sufrimos!  Hagamos silencio fuera y dentro de nosotros para poder escuchar a Jesús que nos dice ¡hombre, mujer de poca fe, Yo he vencido la muerte! Como Pedro tomemos la mano que Jesús nos extiende y escuchemos para descubrir modos de colaborar juntos en la lucha contra el mal que nos envuelve dentro y fuera de nosotros.
  SEGUNDA LECTURA  Rom 9,1-5
*       Pablo confiesa sencillamente a la comunidad de Roma que está sufriendo grandemente por su pueblo, porque su pueblo no reconoce en Jesús al Mesías esperado.
*     Sufre tanto que hasta desea algo imposible, ser el mismo maldito o condenado con tal de que su pueblo pudiese aceptar al Señor.
*     Reflexiona en alta voz sobre quien es su pueblo, y enumera todo cuanto lo hace el pueblo de elección, el pueblo de la promesa, pero ellos no creen.
*     Hace pensar todo esto, nosotros bautizados somos el nuevo pueblo, pero necesitamos humildemente lanzarnos en los brazos de nuestro Dios, de nuestro Señor Jesús y no presumir de nuestras propias fuerzas, no abandonarnos a nuestra vanidad y soberbia. La fe es un don, don precioso que puede marchitarse como la flor, romperse como el cristal, perderse como se pierde lo q      ue los ladrones roban.
*     El Señor siempre está con nosotros, “soy yo”, pero nosotros necesitamos estar de verdad con Él.
 RINCON CLARETIANO 
 Cuando ya estaba el buque tan lleno de agua que entraba por la abertura que dejo referida, y ya humanamente no podía sostener más, sino que era preciso hundirse, entonces va al despensero, en Santa Bárbara, a buscar azúcar movido por una fuerza interior; como él mismo confesó, porque ni tenía necesidad de aquel azúcar, ni en tal hora (eran las 4 de la mañana) nunca iban en tal lugar. Mas Dios Nuestro Señor que se tomó tan en cuenta esta navegación, quiso avisar el peligro cuando no había ya remedio humano, para que fuese más manifiesto el prodigio, y así que entró el despensero en Santa Bárbara, se encontró en una balsa de agua inmensa, pues había entrado tanta que ya llegaba a siete palmos en alto de un hombre.
Había hecho yo muchos actos de abandono y ofrecimiento en brazos de la Divina Providencia, en medio de tantos peligros, cierta y segurísima que a Dios nunca le faltan medios ni en el mar ni en la tierra, para socorrer las necesidades de sus hijos, hasta en aquel espacio inmenso de aguas, en donde no teníamos otro refugio que las encrespadas olas. Esta fe tan viva que ha puesto Dios en mi alma, me hacía descansar en medio de tantos sobresaltos, y así quiso Dios en esta ocasión dar prueba de que no queda confundido quien en su poder infinito tiene toda su esperanza. Venerable María Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 146 y 149.
Continuamos el viaje hasta Cuba con suma felicidad y admirable orden. La cámara estaba dividida en dos partes; del palo mayor a la popa estaba yo con todos mis agregados, y del mismo palo mayor a la proa estaban todas las Hermanas, enteramente incomunicadas con unas puertas persianas que había de por medio. Nosotros, todos los días por la mañana en hora fija nos levantábamos, nos lavábamos, etc., y teníamos media hora de oración mental en común. Las Hermanas en su departamento hacían lo mismo, concluía la oración mental, celebraba la Misa en la misma cámara, en un altar que habíamos armado. Yo celebré todos los días de la embarcación, y oían la Misa todos los de mi comitiva, y también todas las Hermanas desde su departamento, quienes al efecto abrían entonces las puertas que había en la línea divisoria. Las Hermanas y todos los sacerdotes comulgaban , menos uno, que se reservaba para celebrar la segunda Misa que había cada día en acción de gracias. Y el sacerdote que celebraba la segunda Misa andaba por turno, por manera que cada día en el buque se celebraron dos Misas, una yo y otra uno de los Sacerdotes, por turno.
Al llegar al Golfo de las Damas, yo empecé la misión encima cubierta. Todos asistían, todos se confesaron y comulgaron en el día de la Comunión general, tanto viajeros como de la tripulación, desde el capitán hasta el último marinero, y siempre más quedamos muy amigos, de modo que en cada viaje que hacían nos venían a visitarSan Antonio María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 506 y 509.
BIBLIOGRAFÍA
CLARET, Antonio María Claret. Autobiografía.
PAGOLA, José A.   El camino abierto por Jesús. PPC 2012
PARIS, María Antonia, Autobiografía
SCHÖKEL, Luis Alonso. La Biblia de nuestro pueblo. Biblia del peregrino América Latina. 2015.
STOCK, Klemens. La Liturgia de la Palabra. Ciclo A (Mateo)  2007
SAGRADA BIBLIA. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española, Madrid 2012.    

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