Monday, February 14, 2022

 

SEPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – C – 2022

Ø  El tema de hoy es el amor a todos los hombres y mujeres que, como nos dice en la encíclica Fratelli Tutti, son hermanos y hermanas de cada uno de nosotros, es decir que somos de la misma familia, y eso se  entiende cuando somos conscientes de que hay un solo Padre y Creador de todos.

PRIMER LIBRO DE SAMUEL

ü  Hay dos libros de Samuel, el primero y el segundo

ü  En otras ocasiones ya hemos comentado sobre estos libros

ü  Hoy quisiera compartir algo sobre la historia de su tiempo

o   El contexto social de los años de Samuel es el del tránsito de una organización tribal a la instauración de una monarquía organizada

o   Había continuas guerras propias de pueblos que deseaban tener el monopolio del poder.

o   Estaban los Filisteos en la zona de la costa del sur que tenían el monopolio del hierro metal codiciado y quien lo tenía estaba en ventaja con relación a los demás pueblos

o   Los Amonitas Moab y Edón del otro lado del mar muerto en el sur también

o   Y en el norte se estaban organizando los reinos arameos

o   Las dos “potencias” dominantes que influían en la configuración de estos pequeños reinos eran Egipto (Sur) y Asiria (Norte).

ü  La preocupación dominante del escritor fue la cuestión de la monarquía.

o   La monarquía se presentó urgida por la iniciativa humana de los ancianos, representantes de las tribus, y el contorno sociopolítico del entorno.

o   Sin embargo, tal propósito recibió una severa crítica, tanto explícita como insinuada por no haber tenido en cuenta ni la soberanía ni la voluntad de Dios

o   Por ello la elección divina de los dos primeros monarcas y su unción por parte del profeta Samuel quisieron dejar claro que el soberano de todos los soberanos es Dios que tiene el señorío supremo. [1]

ü  Veamos hoy en la primera lectura un encuentro entre David y Saul, David es perseguido a muerte por Saul. 

PRIMERA LECTURA  1 Sm 26:2, 7-9, 12-13, 22-23

v  El rey Saul persigue a David. Por la noche descansa en compañía de otro soldado

v  David huyendo del rey llega al lugar donde está Saul descansando con sus soldados

v  David va acompañado de su acompañante y encuentra a Saul durmiendo

v  El que va con David le propone matarlo mientras duerme pues nadie los ha visto ni oído

v  Y le presenta esta posibilidad como venida de Dios

v  David rechaza la propuesta porque dice ¿quién puede matar al ungido del Señor sin cometer pecado?

v  Esta historia y las palabras de David se conectan directamente con la lectura del evangelio de hoy en el que Jesús nos invitará a amar a todos. 

Salmo Responsorial - Del Salmo 102

R. (8a) El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no te olvides de sus beneficios. R.


R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor perdona tus pecados
y cura tus enfermedades;

él rescata tu vida del sepulcro
y te colma de amor y de ternura. R. 

R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y generoso para perdonar.
No nos trata como merecen nuestras culpas,
ni nos paga según nuestros pecados. R. 

R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos;
como un padre es compasivo con sus hijos,
así es compasivo el Señor con quien lo ama. R.

R. El Señor es compasivo y misericordioso. 

§  El salmo 103(102) que la liturgia nos pone como salmo responsorial, es un salmo que alaba la misericordia de Dios, es decir este amor incondicional al que nos invitará en el evangelio

§  La primera estrofa que leeremos o cantaremos es una invitación que se nos hace de alabar al Señor y a no olvidarnos de sus beneficios

§  En la segunda estrofa es una explicación de estos beneficios: perdona tus pecados, cura tus enfermedades, te salva del sepulcro dándote la vida eterna, y te colma de amor y de ternura.

§  La tercera estrofa es una descripción de cómo es Dios: compasivo, misericordioso, es lento para enojarse, generoso en perdonar, no es vengativo  dice, el salmo no nos trata según merecen nuestros pecados.

§  Es un Padre compasivo con quien lo ama, yo creo que también con quien no lo ama, pues solo este amor incondicional de Dios hará posible el retorno de quien está lejos. 

Evangelio  Lc 6, 27-38

*      No se si podríamos decir que este evangelio, esta enseñanza de Jesús es la más difícil de todas las que nos ha dado.

*      Decimos siempre que seguir a Jesús, seguir lo que Dios nos ha dicho ya en los mandamientos, es ir contracultura y en algunos casos ser tratados como ingenuos, ilusos, gente que no vive en este mundo, es decir que son gente no realista y soñadora

*      Creo que soñadora si, porque solo quien sueña con un mundo como el reino de Dios al que Jesús vino a invitarnos, podrá cooperar con el Señor para hacerlo realidad en su vida y en su entorno.

*      Jesús no dice “amen a sus enemigos” a quienes les han hecho el mal, a quien te pida lo que no pensabas dar ni compartir, tu tiempo, tus bienes, tus conocimientos….

*      Nos dice también de tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros. Eso ya nos lo había dicho     en el Antiguo Testamento en el libro de Tobías, no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti.

*      Luego nos hace ver que si amamos, perdonamos, ayudamos solo a quienes son de “los nuestros” ¿qué hacemos de extraordinario, de diferente. En cambio él ha venido a ofrecernos algo diferente “ama a tus enemigos” así de simple.

*       Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos.  Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.

*      En el  último párrafo leemos estas otras palabras de Jesús, no juzguen, no condenen, perdonen, den sin medida, porque con la medida que midamos seremos medidos.

SECOND READING - 1 Cor 15:45-49

o   Pablo explica a su comunidad la diferencia entre el hombre terreno y el hombre espiritual

o   Diferencia entre Adán y Jesús

o   La Escritura dice que el primer hombre, Adán, fue un ser que tuvo vida; el último Adán es espíritu que da la vida.

o   El texto de hoy termina diciendo Y del mismo modo que fuimos semejantes al hombre terreno, seremos también semejantes al hombre celestial.

o   Hermoso texto, aunque a veces puede parecer difícil de entender. El primer hombre llega a ser un ser viviente cuando Dios sopla sobre él su aliento divino, el segundo Jesús da espíritu y vida.

o   Pablo nos dice que, así como hemos sido semejantes al primer hombre terreno Adán, seremos semejantes al hombre celestial Jesús.

o   Este cambio solo lo puede hacer Jesús que ha venido para darnos vida y vida en abundancia.

RINCON CLARETIANO 

MADRE FUNDADORA

Desde entonces me ha hecho la gracia Nuestro Señor de tenerlo siempre presente, y una muy íntima comunicación con Su Divina Majestad especialmente en la Humanidad Santísima de Cristo Señor Nuestro, y en el Santísimo Sacramento. Han sido tantas y tales las finezas de amor que ha obrado Dios Nuestro Señor en esta miserable pecadora, que muchas veces me he visto obligada a exclamar: «Basta, Señor mío, basta; o ensanchad mi corazón o suspended tales finezas de amor».[2]

PADRE FUNDADOR

En la obediencia y resignación me impusieron de tal manera que siempre estaba contento con lo que ellos hacían, disponían y me daban tanto de vestido como de comida. No me acuerdo haber dicho jamás: No quiero esto, quiero aquello. Estaba tan acostumbrado a esto, que después, cuando ya sacerdote, mi madre, que siempre me quiso mucho, me decía: Antonio, ¿te gusta esto?, y yo le decía: Lo que usted me da siempre me gusta. Pero siempre hay cosas que gustan más unas que otras. -Las que usted me da me gustan más que todas. De modo que murió sin saber lo que materialmente me gustaba más.[3]

BIBLIOGRAFÍA

CLARET, San Antonio Maria. Autobiografía.

PARIS, Venerable María Antonia. Autobiografía

CONFERENCIA EPISCOPAL ESPANOLA. Sagrada Biblia.  



[1] CONFERENCIA EPISCOPAL ESPANOLA. Sagrada Biblia.  

[2] PARIS, María Antonia. Autobiografía 12.

[3] CLARET, San Antonio María Claret. Autobiografía 29.

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