SOLEMNIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA – CICLO B-
DICIEMBRE 31, 2017
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Hace una semana escasa celebrábamos la
Solemnidad de la Navidad y hoy las lecturas nos hacen contemplar a José y María
que llevan a su Hijo al Templo para presentarlo al Señor.
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Su familia es una familia sencilla como
tantas familias, familia en que día a día construyen el hogar entre los tres,
cuidando sus relaciones interpersonales y siendo fieles a la Ley de Israel.
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Familia que vive de su trabajo humilde
pero honesto.
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Familia que comparte la vida con el
resto de las familias de aquel pueblito del que no puede salir nada bueno,
según palabras de Natanael.
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Familia donde reina la paz y la alegría
de los limpios de corazón, pero que seguramente, por ser como nosotros, tendría
sus dificultades incluso a veces en las relaciones interpersonales.
PRIMERA LECTURA Sir 3,2-6,12-14
El autor de este libro nos describe
como son unas relaciones justas con los padres, con los que nos han dado la
vida.
Ø
Es Dios quien nos ha dado nuestros padres, para el autor al
padre se le debe honor y a la madre se le reconoce la autoridad en la casa.
Ø
Al que honra a su padre leemos en el
libro
o
se le perdonan sus pecados, y cuando
ora es escuchado
o
él mismo tendrá la bendición de tener
hijos
o
vivirá una vida larga
o
y al obedecer a su padre da consuelo a
su madre
Ø
El que reverencia a su madre almacena
riquezas.
Ø
Luego el autor se dirige al hijo para
recomendarle que cuide de su padre anciano, enfermo.
Ø
No se menciona nada más de la madre,
sino lo que se ha dicho al principio: tiene la autoridad sobre los hijos en la
casa y merece que éstos la respeten.
Ø
No se dice nada de la madre en su
ancianidad como se dice del padre,
Ø
Es una sociedad en que el que cuenta es
el hombre, pero nosotros podemos aplicar todo cuanto se dice referente al padre
también a la madre.
SALMO RESPONSORIAL Sal. 128
R. Dichoso el que
teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos:
comerá del fruto de tu trabajo,
será dichoso, le irá bien.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Su mujer, como vid fecunda,
en medio de su casa;
sus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de su mesa.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
“Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.”
R. Dichoso el que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos:
comerá del fruto de tu trabajo,
será dichoso, le irá bien.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Su mujer, como vid fecunda,
en medio de su casa;
sus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de su mesa.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
“Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.”
R. Dichoso el que teme al Señor.
Ø El autor de este
salmo canta las bendiciones del que teme a Dios y camina por sus sendas.
Ø La bendición es:
o Comer del fruto
del trabajo de sus manos
o Tener una esposa
fecunda
o Tener abundantes
hijos alrededor de su mesa
Ø Qué imágenes tan
hermosas y evocadoras:
o Este hombre se
gana su pan trabajando
o Cuando llega a
casa encuentra su esposa que como una vid da
fruto, fecunda
o Podemos pensar en
los hijos, pero también en la bondad de esta mujer que es fecunda en buenas
obras, en amor, en ternura, en cuidado
del hogar, en olvido de si misma, y siempre servicial. ¡Cuántas mujeres
conocemos así!
o Los hijos son como
brotes nuevos de una planta, el olivo, y se sientan todos alrededor de la mesa.
La mesa donde la familia comparte sus experiencias, su amor, sus sufrimientos,
sus alegrías y sus dificultades, todos juntos comparten el “pan nuestro de cada
día”
o ¡Cómo necesitamos
nosotros, en nuestra sociedad actual, volver a descubrir para recuperarlos los
valores de la familia que debe tener prioridad sobre el trabajo. En este salmo,
que es palabra de Dios dicha a nosotros hoy, el trabajo es una bendición y
fuente de lo que la familia necesita, pero la familia es lo central en todo
este salmo.
Ø Termina el salmo
con una bendición
o De Dios desde el
monte Sion
o Ver la prosperidad
de Jerusalén durante toda su vida.
SEGUNDA LECTURA : Col 3,12-17
Ø ¡Qué hermosa
lectura nos propone la liturgia de este domingo, tomada de la carta a los
Colosenses
Ø Es una descripción
del vivir cristiano en seguimiento de nuestro Maestro Jesús
Ø Una compasión que
brota del corazón, acompañada de bondad, humildad es decir de verdad, como dijo
un día Sta. Teresa que la humildad es la verdad. Si reconocemos nuestra verdad,
no podremos menos de comportarnos con bondad en repuesta a como Dios nos trata
a cada uno de nosotros.
Ø En esta letanía
que describe un comportamiento como el de Dios, el autor menciona al final la
paciencia. Paciencia para aceptar las limitaciones de nuestros hermanos,
hermanas y las nuestras propias, así como Dios acepta, perdona y repara
nuestras propias limitaciones.
Ø Todo esto
acompañado de un aceptarnos mutuamente, perdonándonos como Dios nos acepta y
perdona
Ø Todo esto envuelto
con el amor que el autor considera el vínculo de la perfección.
Ø Dejando que la paz
de Cristo controle nuestros corazones, paz a la que hemos sido llamados para
ser un solo cuerpo.
Ø Interesante, como
de paso el autor nos dice que seamos agradecidos. ¡Qué costumbre tan hermosa
saber decir gracias, porque esto nos va transformando en tener un corazón
agradecido, que reconoce que cuanto tiene o recibe es puro don.
Ø También se nos
invita a dejar que la Palabra de Cristo habite en nuestro corazón, que esta
palabra exprese en oración, cantos, himnos salmos nuestro agradecimiento a Dios
Ø Y termina
invitándonos a que sea lo que sea que hagamos de palabra o de obra, todo lo
hagamos en nombre del Señor Jesús
Ø Y repite la
invitación a dar gracias, darlas por medio de Cristo al Padre.
Ø ¡Cómo sería
diferente nuestro mundo si en nuestros hogares y en nuestras comunidades
cultiváramos todos estos valores y disposiciones del corazón!
EVANGELIO Lc 2,22. 39-40.
Ø La purificación de la madre
después del parto. El contacto con sangre hacía a la persona impuralegal, no tenía con-notación
moral, sino solamente legal, por la ley.
Ø El hijo primogénito era
consagrado al Señor y al mismo tiempo rescatado
por medio de la ofrenda prescrita.
Ø Jesús es este hijo primogénito
y sigue la ley como cualquier otro israelita.
Ø Una vez cumplidos los
requisitos de purificación y de presentación del primogénito, José María y
Jesús se regresan a Nazaret, donde Jesús vivirá hasta su edad adulta.
Ø El evangelio de hoy termina
diciendo algo que hace pensar: el niño, este niño es la Palabra de Dios hecha carne crece y se fortalece,
está lleno de sabiduría y la mirada benévola de Dios está sobre Él.
Ø El Hijo del Padre, Dios como
el Padre, eterno como Él, hecho hombre sigue el proceso de vida de todo ser
humano. Creo que nunca podremos entender de verdad qué significa esto, qué
significa el misterio de la encarnación.
Ø Sólo podemos dar gracias y
adorar el misterio que nos supera, pero que nos llena de ternura y de
felicidad.
RINCON CLARETIANO
Estando una noche en oración
anegada en un mar de lágrimas, rogando a Nuestro Señor, que por su Santísima
Pasión y Muerte, tuviera compasión de las necesidades de la Santa Iglesia, que
en aquel tiempo eran muchas, me dijo Nuestro Señor señalándome con el dedo a
Mosén Claret como que yo le viera allí
entre Nuestro Señor y yo:«Éste es, hija mía, aquel hombre apostólico que con
tantas lágrimas, por tantos años seguidos me has pedido», manifestándome Su
Divina Majestad la gracia que había puesto en aquella santa alma para la
predicación evangélica, y me dijo Nuestro Señor que no había otro remedio para la
paz de la Iglesia. Entonces yo no conocía a este señor, sólo había algunos días
que oía decir que un capellán llamado Mosén Antonio Claret empezaba a predicar
con gran celo de la honra de Dios y salvación de las almas. Me parece debe
hacer de esto once o doce años lo menos. María
Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 19.
Apenas tenía seis años que ya mis amados
padres me mandaron a la escuela. Mi maestro de primeras letras fue D. Antonio
Pascual, hombre muy activo y religioso; nunca me castigó, ni reprendió, pero yo
procuré no darle motivo: era siempre puntual, asistía siempre a las clases,
trayendo siempre bien estudiadas las lecciones.
El
Catecismo lo aprendí con tanta perfección que lo recitaba siempre que quería de
un principio al último sin ningún error. Otros tres niños también lo
aprendieron como yo lo había aprendido, y el señor maestro nos presentó al
señor cura párroco, que lo era entonces el Dr. D. José Amigó, y este señor nos
hizo decorar todo el Catecismo entre los cuatro en dos domingos seguidos, y lo
hicimos sin ningún error a la presencia del pueblo en la iglesia por la tarde,
y en premio nos dio una hermosa estampa a cada uno, que siempre guardamos. San
Antonio María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 22-23.
BIBLIOGRAFÍA
CLARET, Antonio María. Autobiografía.
PARIS, María
Antonia. Autobiografía
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