TERCER DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO A – 2019
Ø Hemos llegado ya a la
mitad del Adviento, al Domingo en que se nos invita al regocijarnos porque el
Señor está muy cerca.
Ø Entre los muchos signos,
algunos contradictorios, que se nos ofrecen en este tiempo de preparación a la
Navidad, miremos más allá del signo de colores luminosos y descubramos la
presencia del que ha de venir.
Ø Seamos nosotros mismos
signos de su venida, de su presencia
Ø Signos de bondad,
ternura, alegría, servicio.
PRIMERA LECTURA - Is 35,1-6a, 10
v De nuevo escuchamos en la
primera lectura al profeta Isaías con un mensaje de esperanza y alegría.
v En este texto hay como
tres partes y en todas ellas recibimos la misma invitación a regocijarnos.
v Los versos 1 y 2 nos dan
una descripción de como la naturaleza manifestará esta alegría de que habla el
profeta, florecerá, su belleza será como la del Carmelo, verán la belleza de
nuestro Dios.
v Los dos versos siguientes
3 y 4 son una invitación a cuantos se sienten pequeños, oprimidos, cobardes
ante el dolor, los que tienen miedo, los que dudan de recobrar las fuerzas,
porque Dios mismo viene para liberarlos.
v En los versos 5 y 6a se
describe lo que pasará a todos estos que hemos mencionado antes, cuando sea
realidad la presencia de nuestro Dios: los ojos ciegos verán, los oídos
cerrados se abrirán, la lengua que no sabe hablar, cantará
v El verso 10 es como el
final de las obras de teatro en que todos los personajes salen juntos, aquí el
profeta Isaías nos repite el tema de la alegría, ahora es una alegría desbordante,
regresan los rescatados con cantos, danzas, y termina anunciando que cuando lo
que ha anunciado de la presencia de Dios mismo rescatando su pueblo sea una
realidad, el dolor y la aflicción ya no existirán más.
v Cuán cierto es que cuando
hay alegría en nuestro corazón, los dolores, las penas son menores y más
llevaderos.
v En el evangelio se nos
anunciará que esta presencia de Dios entre nosotros es Jesús.
v Cada uno de nosotros
puede entrar en su corazón y recordar con gozo el momento en que nuestra vida
cambió y entró en ella el gozo y la paz al abrirnos al encuentro del Señor y a
dejarle ser parte de nuestra historia personal. Cómo no queríamos que este
momento maravilloso pasara, y cuantas veces le hemos repetido al Señor el
regalo de experimentarlo en todo nuestro ser de nuevo.
SALMO
RESPONSORIAL: Salmo 146
R. Ven, Señor, a
salvarnos.
El Señor siempre es fiel a su palabra,
y es quien hace justicia al oprimido;
él proporciona pan a los hambrientos
y libera al cautivo.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
Abre el Señor los ojos de los ciegos
y alivia al agobiado.
Ama el Señor al hombre justo
y toma al forastero a su cuidado.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
A la viuda y al huérfano sustenta
y trastorna los planes del inicuo.
Reina el Señor eternamente.
Reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
El Señor siempre es fiel a su palabra,
y es quien hace justicia al oprimido;
él proporciona pan a los hambrientos
y libera al cautivo.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
Abre el Señor los ojos de los ciegos
y alivia al agobiado.
Ama el Señor al hombre justo
y toma al forastero a su cuidado.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
A la viuda y al huérfano sustenta
y trastorna los planes del inicuo.
Reina el Señor eternamente.
Reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
Este salmo canta la
ternura de Dios y su cuidado de todos nosotros, sus hijos e hijas, los seres
humanos de todos los tiempos.
El Señor ama al que obra
el bien, al que se le parece a Él, y entorpece el camino del que anda mal, y al
ver a Jesús entendemos que esta frase del salmo no quiere decirnos que Dios se
venga o destruye al malvado, sino que, como buen padre, busca todos los medios,
incluso el dolor, para llamar a sus hijos de nuevo a la casa paterna.
El Señor reina, amándonos
a todos.
EVANGELIO Mt 11,2-11
Ø De nuevo tenemos a Juan
Bautista en el evangelio de este domingo.
Ø Juan ya no está a orillas
del Jordán predicando y bautizando
Ø Ha llegado el ocaso de
este profeta de fuego, no puede moverse, pero su lengua sigue interpelando a
Herodes y a todos nosotros.
Ø En la cárcel oye hablar
de Jesús, y está confundido, no entiende, no es esto lo que el entendió que
sería cuando Dios mismo viniese entre nosotros, como hemos leído en el profeta
Isaías.
Ø Cuando Dios viniese iba a
confundir, destruir los designios y caminos de los malvados, iba a
destruir.
Ø En cambio lo que oye de
Jesús es diferente, este joven profeta come con pecadores, deja que las
prostitutas se acerquen a él, que las mujeres
enfermas lo toquen para sanarse, abraza a los niños, Juan no acaba de entender.
Ø No hace la conexión, es
cierto que cuando Dios viene destruye los designios de mal y confunde sus
proyectos, pero no lo hace como nosotros
sin amor, Dios lo hace con amor viviendo en medio de los pecadores para
atraerles hacia sí.
Ø Al principio cuando
bautizó a Jesús estaba feliz porque ya había llegado el que había de venir,
pero ahora no está seguro de lo que entendió entonces
Ø Y envía como mensajeros
algunos de sus discípulos a preguntarle a Jesús "Eres tú o hemos de
esperar a otros"
Ø Jesús no le responde directamente sino que le hace ver lo
que está pasando para que Juan entienda que esto es lo anunciado por el profeta
Isaías.
Ø Para que descubra que
todo esto son los signos que nos dicen que Dios mismo está entre nosotros.
Ø Los ciegos ven, los cojos
andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos regresan a la
vida, y la buena nueva se anuncia a los pobres.
Ø Y felices los que no se
escandalizan de mi, sino que saben descubrir en mi la presencia del Dios que
salva amando o amando salva.
Ø Cuando los mensajeros se
van Jesús hace un elogio de Juan:
v No es como una caña que
se mueve en la dirección del viento, Juan no cambia su mensaje ni su vida aun
amenazado de muerte
v No es alguien que viste
ropas finas, su vestidura es de pelo de camello. No viste fino porque las ropas
finas las llevan los que viven en palacios y no en el desierto.
v Juan es más que
profeta, es más, es el profeta anunciado
que venía a preparar el camino del Señor
v y es el más grande de los
hijos de mujer, pero el más pequeño en el reino que Jesús anuncia es más grande
que Juan.
Ø En cada uno de nosotros
cuando dejamos al Señor ser rey, ser
quien dirija nuestra vida, sucede todo cuanto Jesús le dice a Juan:
v Empezamos a ver la
realidad, los seres humanos, nosotros mismos de manera diferente, vemos nuestra
verdad y por eso iniciamos un camino de conversión
v Caminamos buscando la
justicia y la verdad
v Nos acercamos a que el
Señor nos limpie de nuestra lepra
v Y empezamos a no sólo ver
la realidad en su verdad, sino que tenemos oídos para escuchar el clamor de
nuestros hermanos y hermanas que sufren
v Y aceptamos nuestra
pobreza y buscamos vivir pobres con lo necesario para poder escuchar el mensaje
de salvación del evangelio.
v Y nos decidimos a
compartir lo mucho o poco que tenemos con nuestros hermanos y hermanas que
todavía tienen menos.
v Dichosos nosotros si, Jesús puede decir que no somos una caña que se
mueve de acuerdo al viento, y también dichosos nosotros si, lo que Jesús predica no es causa de escándalo
para nosotros.
SEGUNDA LECTURA Stgo 5,7-10
Antes de entrar en el texto de hoy, vamos a decir algo sobre la carta misma:
El autor debido a su
nombre de Santiago puede ser uno de los tres Santiagos que encontramos en el
Nuevo Testamento: los dos apóstoles Santiago el mayor y el menor, sin embargo
esto parece del todo improbable. Está el otro Santiago que es llamado el
hermano del Señor.
Por cierto tiempo esta
teoría parecía aceptable, sin embargo después de muchos estudios se ve que esta
teoría tampoco puede ser. ¿por qué?
Por el lenguaje y estilo
literario helenista, es decir griego, así como el uso de la traducción griega
de la Biblia en sus referencias. La razón de decir que no puede por estas causas
es que siendo judío, aunque seguidor de Jesús,
no hubiese ni escrito así ni usado esta traducción griega de la Biblia.
Actualmente se cree que
es una obra de un autor no conocido que usó como "pseudónimo" el
nombre de Santiago.
Los destinatarios son probablemente
las comunidades o iglesias esparcidas por Asia y Europa.
El estilo literario,
aunque se le llama carta, es más bien parecido a los libros sapienciales del
Antiguo Testamento.
El contenido es una serie
de instrucciones sobre la vida y el comportamiento cristiano.
Veamos ahora el fragmento de este domingo qué nos dice:
ü El autor invita a la
comunidad a ser paciente, y pone la comparación de la paciencia del campesino
que espera que lo sembrado de fruto a su tiempo
ü Invita también a
fortalecer el corazón, estar firmes podríamos añadir en la vivencia de nuestra
fe, ¿por qué? EL SEÑOR ESTÁ CERCA.
ü No se quejen unos de
otros, la razón es porque el Juez de todos está tan cerca que está a la puerta.
ü Termina este fragmento
con la invitación a mirar a los trabajos pasados por los profetas que hablaron
en nombre del Señor.
ü Todos estos consejos nos
ayudan a hacer realidad en nuestra vida lo anunciado por el profeta Isaías y
realizado por Jesús.
RINCON CLARETIANO
San Antonio María Claret. Nació en Sallent (Barcelona),
perteneciente a la Diócesis
de Vic, el 23 de diciembre de 1807. Fue el quinto hijo, de los 11 que tuvo el
matrimonio formado por Juan Claret y Josefa Clará. Era una familia de tejedores
profundamente religiosa. Recibió el Bautismo dos días después de su nacimiento,
el día de Navidad de 1807. Le impusieron los nombres de Antonio, Adjutorio y
Juan.
Claret ha dejado plasmada en
la Autobiografía
una fuerte experiencia del Espíritu que le sucedió a la temprana edad de 5
años:
“Las primeras ideas de que tengo memoria son que
cuando tenía algunos 5 años, estando en la cama, en lugar de dormir, yo siempre
he sido muy poco dormilón, pensaba en la eternidad, pensaba siempre, siempre, siempre; yo me
figuraba unas distancias enormes, a éstas añadía otras y otras, y, al ver que
no alcanzaba al fin, me estremecía y pensaba: Los que tendrán la desgracia de
ir a la eternidad de penas, ¿Jamás acabarán el penar, siempre tendrán que sufrir? ¡Sí,
siempre, siempre tendrán que penar!”
Fue un hecho que marcó su existencia y cuando lo narra desde su madurez, sigue pasando por él aquel estremecimiento del “siempre, siempre, siempre…” Esta experiencia infantil la irá completando paulatinamente y estará en la base de su vocación de Iglesia.
Venerable María Antonia París - Mª Antonia nació bajo el signo del dolor, el 28 de junio
de 1813, seis años después que Claret. Perteneció a una familia de acomodados
labriegos que vivían en Tarragona. Francisco París y Teresa Riera ya tienen una
hija de tres años y otra en camino. Francisco, el padre, murió el 19 de mayo de
1813, un mes largo antes de nacer Mª Antonia, dejando a Teresa, sumida en un
profundo dolor. Y como las cosas nunca vienen solas, tuvo que huir porque las
tropas de Napoleón, en su retirada, estaban cometiendo muchos desmanes, por lo
que tuvo que salir precipitadamente de la casa de Tarragona y refugiarse en
Vallmoll, pequeña localidad a 15
Km . de Tarragona, en la casa de un familiar de su
criado. Se pone de parto y el médico anuncia que la niña nacerá muerta, sin
embargo, da a luz una niña flaca y amoratada que parecía asada a unas parrillas. Los únicos datos que tenemos de su infancia
y adolescencia los encontramos en las notas de M. Gertrudis Barril. Nos dice
que era persona de pocas palabras, seria y de buen sentido catalán, seny. Sumamente servicial y trabajadora
en las tareas del hogar, puesto que nos dice que desde muy niña se ocupaba de
esos quehaceres. (Ambos fragmentos tomados
del libro Dos plumas movidas por un mismo
Espíritu).
BIBLIOGRAFÍA:
NOLAN, Albert, Jesus Before Christianity, traducción al español ¿Quién es este hombre?, 1976.
MUÑOZ, Hortensia y TUTZO, Regina (Claretianas). Dos Plumas Movidas por un mismo Espíritu. 2010.
PAGOLA, José Antonio. El Camino abierto por JESUS. 2012.
SCHÖKEL, Luis Alonso, Comentarios en la Biblia de Nuestro Pueblo. 2010.
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